/ lunes 7 de octubre de 2019

Fidel: del poder a la enfermedad

Fidel Herrera sería el gobernador más popular de Veracruz en la época moderna. En su gobierno tuvo detractores importantes y en buen número, pero en nada comparados en cantidad a la gente que lo aplaudía, lo abrazaba y le expresaba muestras de cariño.

El llamado Tío Fide, tras casi 40 años de preparación y aguantar de todo en la política, pudo llegar a ser gobernador, cargo que desempeñó con su mente brillante, pero también con su carga de resentimiento contra los políticos locales que durante décadas lo bloquearon, lo hicieron menos y obligaron a desarrollar buena parte de su carrera fuera de Veracruz.

También llegó con su gran carga de astucia maliciosa, pues en esos prácticamente 40 años de prepararse para cumplir su sueño, acumuló mañanas no para llenar un costal, sino costales con los que podrían haberse llenado varios tráileres.

Así que Fidel, en el gobierno de Alemán Velazco, tras no repetir sus errores que lo hicieron estar más en la Ciudad de México que en Veracruz, consiguió ser candidato del PRI a la gubernatura con una fórmula simple: no buscó la Secretaría de Gobierno sino se mantuvo un tiempo en el PRI estatal y de ahí pidió ser candidato al Senado, ganó su escaño y desde ahí buscó, libre, con todo la gubernatura.

A Alemán le dijo que no estaba bien un secretario de Gobierno fuerte (el antecedente era Miguel Ángel Yunes con Patricio Chirinos) y consiguió poner en esa secretaría a Nohemí Quirasco, quien si bien no tuvo fuerza, sí entorpeció a otros gallos a favor de Fidel.

Cuando lo quisieron parar les llevaba varias vueltas de ventaja. Incluso el entonces gobernador primero intentó impulsar a alguien no nacido en Veracruz y Fidel amagó con irse a otro partido. Finalmente el “destape” ocurrió con una fotografía publicada en Diario de Xalapa, en la que se veía a los matrimonios Alemán-Magnani, Herrera-Borunda muy sonrientes durante una cena.

Llegado a la gubernatura no desaprovechó un minuto, literal eso. Es más, llevaba la cuenta regresiva. El día que fuera, sabía cuánto le faltaba para terminar su mandato.

A manos llenas gastó el dinero del presupuesto en obras y en convencer a opositores en las bondades de su gobierno. Al principio hubo quienes le reclamaron que les diera a grupos claramente panistas, pues en ese entonces los del PAN eran mayoría en la Legislatura y en los ayuntamientos. Fidel convenció a todos cuando en 2007 recuperó el Congreso y las principales alcaldías.

Hoy Fidel, acaso el gobernador más popular, está enfermo. Eso ya se sabe, dirán algunos.

Pues sí, lo que pasa es que volvió a recaer. Había conseguido logros que presumía ante sus visitantes. Ahora de nuevo está mal. La turbulencia de la política actual lo alcanzó no como a otros, sino en su salud.

Es muy fuerte mentalmente y enfrenta esto, según se sabe, con fuerza.

Fidel Herrera sería el gobernador más popular de Veracruz en la época moderna. En su gobierno tuvo detractores importantes y en buen número, pero en nada comparados en cantidad a la gente que lo aplaudía, lo abrazaba y le expresaba muestras de cariño.

El llamado Tío Fide, tras casi 40 años de preparación y aguantar de todo en la política, pudo llegar a ser gobernador, cargo que desempeñó con su mente brillante, pero también con su carga de resentimiento contra los políticos locales que durante décadas lo bloquearon, lo hicieron menos y obligaron a desarrollar buena parte de su carrera fuera de Veracruz.

También llegó con su gran carga de astucia maliciosa, pues en esos prácticamente 40 años de prepararse para cumplir su sueño, acumuló mañanas no para llenar un costal, sino costales con los que podrían haberse llenado varios tráileres.

Así que Fidel, en el gobierno de Alemán Velazco, tras no repetir sus errores que lo hicieron estar más en la Ciudad de México que en Veracruz, consiguió ser candidato del PRI a la gubernatura con una fórmula simple: no buscó la Secretaría de Gobierno sino se mantuvo un tiempo en el PRI estatal y de ahí pidió ser candidato al Senado, ganó su escaño y desde ahí buscó, libre, con todo la gubernatura.

A Alemán le dijo que no estaba bien un secretario de Gobierno fuerte (el antecedente era Miguel Ángel Yunes con Patricio Chirinos) y consiguió poner en esa secretaría a Nohemí Quirasco, quien si bien no tuvo fuerza, sí entorpeció a otros gallos a favor de Fidel.

Cuando lo quisieron parar les llevaba varias vueltas de ventaja. Incluso el entonces gobernador primero intentó impulsar a alguien no nacido en Veracruz y Fidel amagó con irse a otro partido. Finalmente el “destape” ocurrió con una fotografía publicada en Diario de Xalapa, en la que se veía a los matrimonios Alemán-Magnani, Herrera-Borunda muy sonrientes durante una cena.

Llegado a la gubernatura no desaprovechó un minuto, literal eso. Es más, llevaba la cuenta regresiva. El día que fuera, sabía cuánto le faltaba para terminar su mandato.

A manos llenas gastó el dinero del presupuesto en obras y en convencer a opositores en las bondades de su gobierno. Al principio hubo quienes le reclamaron que les diera a grupos claramente panistas, pues en ese entonces los del PAN eran mayoría en la Legislatura y en los ayuntamientos. Fidel convenció a todos cuando en 2007 recuperó el Congreso y las principales alcaldías.

Hoy Fidel, acaso el gobernador más popular, está enfermo. Eso ya se sabe, dirán algunos.

Pues sí, lo que pasa es que volvió a recaer. Había conseguido logros que presumía ante sus visitantes. Ahora de nuevo está mal. La turbulencia de la política actual lo alcanzó no como a otros, sino en su salud.

Es muy fuerte mentalmente y enfrenta esto, según se sabe, con fuerza.