/ viernes 29 de enero de 2021

La envidia

Dice un adagio popular: “pegando y luego sobando; también dicen por ahí que “la verdad no peca, pero incomoda”. Así es, querido lector, la humanidad cada día está más decadente. Los valores y la educación se han perdido, porque la envidia pudre el alma y destruye a las personas.

Según especialistas en el tema, el ego es el conjunto de máscaras que crea el individuo basándose en lo que digan los demás. Necesitas que te quieran, necesitas llamar la atención, necesitas tener la razón siempre y te pones furiosa o furioso ante las críticas. Estas personas solo buscan el exterior y creen que no tienen errores, su conciencia no es más que una ilusión y teatro construido por él o ella misma. Siempre sentirás miedo a todo, incluso crees que eres víctima; el ego siempre será una falacia.

La envidia, del latín invidia, es considerada por el cristianismo como un pecado capital, y no se refiere a la magnitud del pecado, sino que da origen a otros pecados y rompe con el amor a tu prójimo; es un deseo insaciable. Sin embargo, la envida se caracteriza no solo en desear, sino también causar daño, un mal a la persona que se le envidia, y por lo general es desear algo que alguien más tiene y que perciben que a ellos les hace falta. Por lo consiguiente, desean el mal al prójimo.

La envidia es un sinónimo de inferioridad que te aleja de tus amistades, es querer lo que otros tienen. La envidia tiende a crecer cuando se alimenta, te hace desdichado y crecerás con sentimientos llenos de frustración; la envidia destruye y contamina todo. Hoy en día las mujeres son envidiadas por ser mujer, por hombres que envidian el sexo femenino.

La persona envidiosa tiene habilidades para manipular y siempre será hipócrita, te mostrará una sonrisa y una cara amable, pero cuando le das la espalda rajará contra ti, te hará caras de coraje y molestia, siempre hablará a tus espaldas, aunque de frente te saludará de beso, al que yo le llamo el “beso de Judas”. Cuando una persona habla de ti inventa cosas de ti y tú nunca le has hecho algo; eso se llama envidia, “le quedaste grande”. Se siente inferior a ti, sueña y quiere parecerse a ti, se quiere vestir igual que tú, quiere tener los mismos amigos que tú, quiere hacer las mismas actividades y trabajos que tú haces; imitará todo de ti.

Cuando estén en un grupo de amigos, el envidioso tratará sigilosamente de cambiar tu buena imagen, hablará negativamente de ti, pero frente a ti será mustio o mustia y en tu ausencia soltará su lengua llena de veneno.

Es lamentable que este tipo de personas hagan esto, pero algo más que llegan al abuso. Actualmente la mentalidad del hombre ha cambiado, no tiene respeto hacia la mujer. Los caballeros tienen tantas inseguridades que cuando una mujer es su jefa o le da instrucciones u órdenes, se siente ofendido. Es tanto su machismo y envidia que se destruyen solos. Lectores, espero sus comentarios.

mail:

lexfemme.12@hotmail.com

Dice un adagio popular: “pegando y luego sobando; también dicen por ahí que “la verdad no peca, pero incomoda”. Así es, querido lector, la humanidad cada día está más decadente. Los valores y la educación se han perdido, porque la envidia pudre el alma y destruye a las personas.

Según especialistas en el tema, el ego es el conjunto de máscaras que crea el individuo basándose en lo que digan los demás. Necesitas que te quieran, necesitas llamar la atención, necesitas tener la razón siempre y te pones furiosa o furioso ante las críticas. Estas personas solo buscan el exterior y creen que no tienen errores, su conciencia no es más que una ilusión y teatro construido por él o ella misma. Siempre sentirás miedo a todo, incluso crees que eres víctima; el ego siempre será una falacia.

La envidia, del latín invidia, es considerada por el cristianismo como un pecado capital, y no se refiere a la magnitud del pecado, sino que da origen a otros pecados y rompe con el amor a tu prójimo; es un deseo insaciable. Sin embargo, la envida se caracteriza no solo en desear, sino también causar daño, un mal a la persona que se le envidia, y por lo general es desear algo que alguien más tiene y que perciben que a ellos les hace falta. Por lo consiguiente, desean el mal al prójimo.

La envidia es un sinónimo de inferioridad que te aleja de tus amistades, es querer lo que otros tienen. La envidia tiende a crecer cuando se alimenta, te hace desdichado y crecerás con sentimientos llenos de frustración; la envidia destruye y contamina todo. Hoy en día las mujeres son envidiadas por ser mujer, por hombres que envidian el sexo femenino.

La persona envidiosa tiene habilidades para manipular y siempre será hipócrita, te mostrará una sonrisa y una cara amable, pero cuando le das la espalda rajará contra ti, te hará caras de coraje y molestia, siempre hablará a tus espaldas, aunque de frente te saludará de beso, al que yo le llamo el “beso de Judas”. Cuando una persona habla de ti inventa cosas de ti y tú nunca le has hecho algo; eso se llama envidia, “le quedaste grande”. Se siente inferior a ti, sueña y quiere parecerse a ti, se quiere vestir igual que tú, quiere tener los mismos amigos que tú, quiere hacer las mismas actividades y trabajos que tú haces; imitará todo de ti.

Cuando estén en un grupo de amigos, el envidioso tratará sigilosamente de cambiar tu buena imagen, hablará negativamente de ti, pero frente a ti será mustio o mustia y en tu ausencia soltará su lengua llena de veneno.

Es lamentable que este tipo de personas hagan esto, pero algo más que llegan al abuso. Actualmente la mentalidad del hombre ha cambiado, no tiene respeto hacia la mujer. Los caballeros tienen tantas inseguridades que cuando una mujer es su jefa o le da instrucciones u órdenes, se siente ofendido. Es tanto su machismo y envidia que se destruyen solos. Lectores, espero sus comentarios.

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