Aunque la Secretaría de Gobernación ya hizo la declaratoria de emergencia para 13 municipios de Veracruz debido a graves inundaciones por lluvias provocadas por el frente frío número 6, quedando pendientes tras dos demarcaciones de una primera solicitud y nueve municipalidades más que se agregaron con el mismo fin de recibir ayuda del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), la situación del estado es más delicada de lo que lo que parece, por la escalada de violencia que se presenta con regularidad en la entidad.
Este fin de semana, por ejemplo, hubo 11 muertes violentas, incluida la de una menor de 15 años en Las Choapas y dos menores heridos de gravedad al ser rafageados dentro una humilde vivienda; tres acribillados de una misma familia en Fortín, tras una persecución que terminó en el interior de una casa; otros tres ejecutados en Cosoleacaque dentro de un bar; un motociclista asesinado a balazos en Chinameca y un vendedor asesinado en Coatzacoalcos, además del ataque armado al excomisionado del IPAX, Fernando González Ortiz, quien fue victimado en las inmediaciones de su domicilio, en la colonia Casa Blanca en Xalapa. Ayer hubo un asesinato más a balazos en Cosoleacaque. Los datos de que en Veracruz disminuyen los índices delictivos contrastan con la realidad que se vive en homicidios dolosos, ejecuciones, secuestros (donde registra un deshonroso primer lugar), extorsión y robos, por más que las “estadísticas oficiales” señalen lo contrario, y frente a esta situación que también debería considerarse de emergencia y merecería una declaratoria de ayuda del gobierno federal, no hay. Veracruz vive el horror de las muertes violentas que se presentan todos los días y sus habitantes sienten miedo hasta de salir a las calles. El asunto se complica cuando ahora se presenta un fenómeno natural destructivo en el sur y norte de la entidad. En un extremo, ya la Segob hizo la declaratoria de desastre en trece municipios: Catemaco, Chinameca, Cosoleacaque, Hueyapan de Ocampo, Jesús Carranza, Mecayapan, Oluta, Pajapan, San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla, Isla, Minatitlán y Zaragoza, quedando pendientes de respuesta Coatzacoalcos y Uxpanapa, de los 15 para los que se había hecho esta primera solicitud; ahora, en una segunda, se han agregado Saltabarranca, Playa Vicente, Texistepec, Hidalgotitlán, Soconusco, José Azueta, Las Choapas, Ángel R. Cabada y Lerdo de Tejada, aunque se deberá esperar una tercera solicitud debido a que ayer el Ejército aplicó el Plan DN-III en Álamo, para ayudar a localidades duramente castigadas por lluvias torrenciales que arrasaron con casas y plantíos, y muchos habitantes literalmente están viviendo bajo el agua, damnificados que suman miles ahí y en todo el territorio que han sido llevados a reguardar en albergues temporales. Otros municipios serranos de la zona centro también sufren daños. Los ríos Coatzacoalcos, Tesechoacán y Palapoapan son otra amenaza, por el riesgo inminente de desbordamiento de alguno o todos ellos. Hasta ahora sólo se reporta una muerte por ahogamiento en la comunidad La Raya, en Uxpanapa, aunque las autoridades no lo han hecho oficial. Literalmente, a Veracruz le llueve sobre mojado.
VÍCTOR FLORES MORALES, LIDERAZGO BAJO LUPA.
Víctor Flores Morales, secretario general de los trabajadores ferrocarrileros, es de los liderazgos más cuestionados en el país, a la par de Carlos Romero Deschamps, dirigente petrolero, ambos inmensamente adinerados, y no precisamente producto de sus percepciones salariales. Ambos han sido mecenas del priismo y gracias a ello han sido arropados por los gobiernos tricolores, pese a las acusaciones de abusos y actos de corrupción nada ni nadie ha osado tocarlos. Habrá que esperar, ahora, a ver si ese estatus pueden mantenerlo en el nuevo gobierno, o si el cambio en el gobierno ha sido para que todo siga igual. El líder durante 24 años del STFRM acaba de reelegirse por seis años más y su poder le alcanza hasta para imponer a su sobrino, Jorge Víctor Flores Guerrero, un buen muchacho pero de escasa experiencia, en el Comité Municipal del PRI de Veracruz, por el solo hecho de mantenerlo en operación, aunque no funcione. Los privilegios del poder del dinero.
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