/ sábado 6 de enero de 2024

Liderazgo de escuelas

Una de las estrategias planteadas en la Agenda de Educación 2030 por la UNESCO es aumentar la oferta de profesorado cualificado. Un docente que cumple con esta condición es aquel que cuenta con las cualificaciones académicas mínimas requeridas para impartir la enseñanza de sus asignaturas en el nivel pertinente de un país dado.

Aunque el docente tenga una licenciatura, este título no basta para garantizar una buena enseñanza. En realidad, la capacitación más importante para convertirse en docente es la pedagógica. ¿Qué significa realmente ser un docente cualificado? “Significa disponer de una cualificación académica y de la formación pedagógica adecuada. Significa reconocer que la docencia es una profesión plena que requiere capacitación especializada. Significa disfrutar de oportunidades suficientes para practicar la docencia bajo la supervisión de un mentor cualificado durante la formación previa al servicio y tener acceso a oportunidades de desarrollo profesional centradas en necesidades de competencias específicas durante el empleo en el servicio”.

A lo anterior se suma una línea comprometida con los modelos de liderazgo que proporcionan nuevas formas de tomar decisiones, generar una cultura de colaboración, y transformar las instituciones al aportar perspectivas y técnicas precisas para orientar la práctica del liderazgo en los recintos educativos y comprometerse en la formación de competencias que los futuros docentes han de adquirir para la mejora de la práctica educativa, y la adquisición de capacidades que permitan el desempeño del liderazgo en las aulas y las escuelas para su desarrollo profesional, donde el liderazgo se convierte en un reto igual la gestión escolar.

El Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación de la UNESCO ha señalado la necesidad fortalecer el liderazgo escolar de los docentes para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Los estudios han demostrado que el liderazgo escolar tiene el segundo mayor impacto sobre los resultados de aprendizaje del alumnado, solamente por detrás de la enseñanza en el aula.

Desde el punto de vista de la gestión, el liderazgo escolar puede contribuir también a lograr el Objetivo 4.a de la Agenda 2030: proporcionar un entorno de aprendizaje seguro, no violento, inclusivo y equitativo. Además, mediante el establecimiento de una idea clara y el fomento de una cultura positiva, puede impulsar que sus escuelas alcancen el Objetivo 4.1 (una educación equitativa y de calidad para todos y todas) y el 4.5 (eliminar las disparidades de género y permitir un acceso equitativo a la educación para todas las poblaciones vulnerables).

Los maestros Carlos Estrada y Gilberto Castillo en la obra “Gestión escolar. Liderazgo y gobernanza” ante las preguntas ¿Los fines de la educación del siglo XXI responden al tipo de ciudadano y del país al que los mexicanos aspiramos?, ¿Qué vínculos hay entre las prácticas educativas hasta hoy efectuadas y los fines educativos para el siglo XXI?, han expresado que apoyan la teleología de la educación presentada en las bases normativas de la Constitución y en manifiestos históricos de gran relevancia en la cultura mexicana.

Asimismo, proponen una visión crítica de la formación de los normalistas ´para alcanzar un adecuado nivel de convivencia escolar, promoción del lenguaje y progresión educativa, concluyendo que hay una amplia distancia entre el modelo educativo teórico, propuesto en la normativa legal – en este caso de la SEP- y en los textos pedagógicos, y la práctica real en los contextos educativos.

La reflexión final aboga por clarificar a los futuros docentes la existencia de un conjunto de conceptos paralelos entre los que consideran los jóvenes tales como los relacionados con la gestión escolar, los planteamientos de las políticas educativas y las teorías de las situaciones didácticas, singularmente las del desarrollo en situaciones reales de prácticas docentes.

Actualmente en muchos países, el liderazgo escolar persigue sacar lo mejor del profesorado y del alumnado. Puede enmarcarse dentro tanto del liderazgo transformativo como del liderazgo instructivo/pedagógico. Los roles del liderazgo escolar incluyen responsabilidades que engloban tanto tareas de liderazgo (como fijar los objetivos o la evaluación del profesorado) como tareas de gestión (gestión de recursos, asignación del profesorado).

Aunque la dirección de la escuela suele asumir muchas de estas tareas, el liderazgo escolar puede también incluir al profesorado, a miembros de la comunidad. El liderazgo escolar también juega un papel fundamental a la hora de desarrollar la participación de las comunidades y de las familias dentro de la escuela. También crea la cultura y la organización que necesita una escuela para proporcionar una enseñanza de calidad y, por lo tanto, tiene un efecto indirecto, pero importante, sobre el aprendizaje del alumnado.

Una dirección de escuela que proporcione un liderazgo instructivo aumenta la actitud de colaboración y de implicación del profesorado. Mediante directrices eficaces, mediante la formación y mediante las buenas condiciones laborales del profesorado, los equipos de liderazgo y gestión de las escuelas crean el mejor entorno posible para el aprendizaje.

Las personas que sean líderes escolares pueden tener una cantidad de poder y autoridad muy diferente según la estructura de la gobernanza de su país. Globalmente, las diferencias en la amplitud de la descentralización, según cada sistema educativo, son enormes, y como resultado se han desarrollado diferentes métodos de liderazgo como ya se expuso.

A pesar de los logros de diversos sistemas educativos, la UNESCO ha expuesto algunos desafíos: faltan cualificaciones establecidas para el liderazgo escolar. Muchos países carecen de unas directrices políticas formalizadas sobre los requisitos para ocupar el puesto de dirección de escuela. Los puestos directivos de las escuelas suelen recaer en el profesorado veterano, que es posible que no tenga la formación o la preparación adecuada para ejercer estos papeles.

En otros países, se considera el puesto de liderazgo en la escuela como un destino final para el profesorado veterano y apenas se permite la movilidad y el ascenso profesional. No pocas veces las personas que ejercen el liderazgo escolar pueden convertirse en gestoras a tiempo completo. Aunque la formación instructiva y pedagógica es un aspecto clave del trabajo, muchos países y entre ellos México, siguen empleando a las personas que dirigen las escuelas para funciones exclusivamente de gestión administrativa.

Una de las estrategias planteadas en la Agenda de Educación 2030 por la UNESCO es aumentar la oferta de profesorado cualificado. Un docente que cumple con esta condición es aquel que cuenta con las cualificaciones académicas mínimas requeridas para impartir la enseñanza de sus asignaturas en el nivel pertinente de un país dado.

Aunque el docente tenga una licenciatura, este título no basta para garantizar una buena enseñanza. En realidad, la capacitación más importante para convertirse en docente es la pedagógica. ¿Qué significa realmente ser un docente cualificado? “Significa disponer de una cualificación académica y de la formación pedagógica adecuada. Significa reconocer que la docencia es una profesión plena que requiere capacitación especializada. Significa disfrutar de oportunidades suficientes para practicar la docencia bajo la supervisión de un mentor cualificado durante la formación previa al servicio y tener acceso a oportunidades de desarrollo profesional centradas en necesidades de competencias específicas durante el empleo en el servicio”.

A lo anterior se suma una línea comprometida con los modelos de liderazgo que proporcionan nuevas formas de tomar decisiones, generar una cultura de colaboración, y transformar las instituciones al aportar perspectivas y técnicas precisas para orientar la práctica del liderazgo en los recintos educativos y comprometerse en la formación de competencias que los futuros docentes han de adquirir para la mejora de la práctica educativa, y la adquisición de capacidades que permitan el desempeño del liderazgo en las aulas y las escuelas para su desarrollo profesional, donde el liderazgo se convierte en un reto igual la gestión escolar.

El Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación de la UNESCO ha señalado la necesidad fortalecer el liderazgo escolar de los docentes para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Los estudios han demostrado que el liderazgo escolar tiene el segundo mayor impacto sobre los resultados de aprendizaje del alumnado, solamente por detrás de la enseñanza en el aula.

Desde el punto de vista de la gestión, el liderazgo escolar puede contribuir también a lograr el Objetivo 4.a de la Agenda 2030: proporcionar un entorno de aprendizaje seguro, no violento, inclusivo y equitativo. Además, mediante el establecimiento de una idea clara y el fomento de una cultura positiva, puede impulsar que sus escuelas alcancen el Objetivo 4.1 (una educación equitativa y de calidad para todos y todas) y el 4.5 (eliminar las disparidades de género y permitir un acceso equitativo a la educación para todas las poblaciones vulnerables).

Los maestros Carlos Estrada y Gilberto Castillo en la obra “Gestión escolar. Liderazgo y gobernanza” ante las preguntas ¿Los fines de la educación del siglo XXI responden al tipo de ciudadano y del país al que los mexicanos aspiramos?, ¿Qué vínculos hay entre las prácticas educativas hasta hoy efectuadas y los fines educativos para el siglo XXI?, han expresado que apoyan la teleología de la educación presentada en las bases normativas de la Constitución y en manifiestos históricos de gran relevancia en la cultura mexicana.

Asimismo, proponen una visión crítica de la formación de los normalistas ´para alcanzar un adecuado nivel de convivencia escolar, promoción del lenguaje y progresión educativa, concluyendo que hay una amplia distancia entre el modelo educativo teórico, propuesto en la normativa legal – en este caso de la SEP- y en los textos pedagógicos, y la práctica real en los contextos educativos.

La reflexión final aboga por clarificar a los futuros docentes la existencia de un conjunto de conceptos paralelos entre los que consideran los jóvenes tales como los relacionados con la gestión escolar, los planteamientos de las políticas educativas y las teorías de las situaciones didácticas, singularmente las del desarrollo en situaciones reales de prácticas docentes.

Actualmente en muchos países, el liderazgo escolar persigue sacar lo mejor del profesorado y del alumnado. Puede enmarcarse dentro tanto del liderazgo transformativo como del liderazgo instructivo/pedagógico. Los roles del liderazgo escolar incluyen responsabilidades que engloban tanto tareas de liderazgo (como fijar los objetivos o la evaluación del profesorado) como tareas de gestión (gestión de recursos, asignación del profesorado).

Aunque la dirección de la escuela suele asumir muchas de estas tareas, el liderazgo escolar puede también incluir al profesorado, a miembros de la comunidad. El liderazgo escolar también juega un papel fundamental a la hora de desarrollar la participación de las comunidades y de las familias dentro de la escuela. También crea la cultura y la organización que necesita una escuela para proporcionar una enseñanza de calidad y, por lo tanto, tiene un efecto indirecto, pero importante, sobre el aprendizaje del alumnado.

Una dirección de escuela que proporcione un liderazgo instructivo aumenta la actitud de colaboración y de implicación del profesorado. Mediante directrices eficaces, mediante la formación y mediante las buenas condiciones laborales del profesorado, los equipos de liderazgo y gestión de las escuelas crean el mejor entorno posible para el aprendizaje.

Las personas que sean líderes escolares pueden tener una cantidad de poder y autoridad muy diferente según la estructura de la gobernanza de su país. Globalmente, las diferencias en la amplitud de la descentralización, según cada sistema educativo, son enormes, y como resultado se han desarrollado diferentes métodos de liderazgo como ya se expuso.

A pesar de los logros de diversos sistemas educativos, la UNESCO ha expuesto algunos desafíos: faltan cualificaciones establecidas para el liderazgo escolar. Muchos países carecen de unas directrices políticas formalizadas sobre los requisitos para ocupar el puesto de dirección de escuela. Los puestos directivos de las escuelas suelen recaer en el profesorado veterano, que es posible que no tenga la formación o la preparación adecuada para ejercer estos papeles.

En otros países, se considera el puesto de liderazgo en la escuela como un destino final para el profesorado veterano y apenas se permite la movilidad y el ascenso profesional. No pocas veces las personas que ejercen el liderazgo escolar pueden convertirse en gestoras a tiempo completo. Aunque la formación instructiva y pedagógica es un aspecto clave del trabajo, muchos países y entre ellos México, siguen empleando a las personas que dirigen las escuelas para funciones exclusivamente de gestión administrativa.