/ martes 11 de septiembre de 2018

Morena, bateo libre

Queridos lectores, quiero comenzar este texto asentando algo que a mí me parece evidente, un poder sin cortapisas, cuya legitimidad proviene de manera indiscutible de las urnas y su ejercicio comienza a diseñarse desde ahora, en el interminable limbo de la transición entre una administración que languidece y otra que está impaciente por comenzar.

El Congreso, de inmensa mayoría morenista, tendrá tres meses para hacer el milagro. En ese lapso deberá dejar atrás sus ropajes de oposición y asumir la responsabilidad de gobernar.

La mayoría de los legisladores de Morena, bisoños en estas lides, muchos de ellos ni en sus sueños más guajiros se imaginaban tener esta investidura, sorprendidos administraban la magnificencia del Palacio Legislativo y el comportamiento de sus compañeros más experimentados. Al control total que Morena ejerce sobre el Congreso se suma el estado de la oposición, lenguada y confundida en sus propias luchas internas; el de los medios de comunicación, dependientes en gran medida de una publicidad oficial que, en adelante, será más veleidosa que nunca.

El regreso de Porfirio Muñoz Ledo a los primeros planos de la política ha sido bien recibido por todos. El experimentado político se volvió escuchar en el Senado de la República, con sapiencia, enjundia, contundencia e integridad. Ese hombre es Porfirio Muñoz Ledo, representante de todas las contradicciones, avances y retrocesos, de todas las incongruencias y genialidades que ha tenido el sistema político en nuestro país. Le toca presidir una Cámara, qué de plural tiene poco, como aquella de hace 30 años. ¿Es el inicio de un nuevo régimen, como lo dijo Porfirio, o es, simplemente, una historia que se repite en forma circular, a veces como comedia, en otras como tragedia?

El viejo lobo de mar, quien de arranque manifestó que la tarea que guarda al Poder Legislativo es inmensa ya que debe edificar un andamiaje jurídico digno de la sociedad mexicana y garante de la fortaleza nacional. El Congreso se guiará por un bicameralismo respetuoso, ágil y eficaz, un régimen distinto, basado en la búsqueda incansable del consenso que lleve al país a un estado superior de convivencia plural, inclusión social y pleno ejercicio de la soberanía popular.

"Éste será un Parlamento abierto a las necesidades y a la participación de la gente".

Tendrán cabida todas las demandas y no se perseguirá protesta alguna, porque la Constitución y sus leyes garantizan explícitamente el derecho a aquella. Afirmar que estamos hechos ceniza, pregonar que México es un "país en ruinas" es demagogia y es avieso. Es la justificación anticipada de los fracasos que pueden venir. Se cura en salud Morena. Los mexicanos le deseamos suerte y éxito al próximo gobierno. Reciben un país en crecimiento. Crezcan más y vociferen menos. Llegan a gobernar un país democrático y con división real de poderes. Ojalá no lo destruyan, respeten y aprendan de la crítica y conozcan los resultados electorales. Gobierno con transparencia, bajen la violencia sin entregarle más poder al narco. Bien dicen los que saben de política que en esta actividad del ser humano por organizarse en sociedad para tratar de vivir mejor no existen victorias ni derrotas definitivas. La vida se define por el número de ciclos que uno inicia y logra cerrar y por la actitud que adoptan quienes asumen la victoria, por un lado y de cómo enfrentan la derrota quienes son vencidos en la contienda. Sin embargo, como todo en la vida, se cierran ciclos y deben ser abiertos nuevos pasos a un nuevo sistema de partidos políticos que sirva de "contrapeso" al triunfo arrollador que obtuvieron los ganadores de la pasada elección presidencial.

Nos guste o no, los partidos deben jugar el papel de "contrapesos" sociales, lo que dejaron de ser hace mucho tiempo.


Queridos lectores, quiero comenzar este texto asentando algo que a mí me parece evidente, un poder sin cortapisas, cuya legitimidad proviene de manera indiscutible de las urnas y su ejercicio comienza a diseñarse desde ahora, en el interminable limbo de la transición entre una administración que languidece y otra que está impaciente por comenzar.

El Congreso, de inmensa mayoría morenista, tendrá tres meses para hacer el milagro. En ese lapso deberá dejar atrás sus ropajes de oposición y asumir la responsabilidad de gobernar.

La mayoría de los legisladores de Morena, bisoños en estas lides, muchos de ellos ni en sus sueños más guajiros se imaginaban tener esta investidura, sorprendidos administraban la magnificencia del Palacio Legislativo y el comportamiento de sus compañeros más experimentados. Al control total que Morena ejerce sobre el Congreso se suma el estado de la oposición, lenguada y confundida en sus propias luchas internas; el de los medios de comunicación, dependientes en gran medida de una publicidad oficial que, en adelante, será más veleidosa que nunca.

El regreso de Porfirio Muñoz Ledo a los primeros planos de la política ha sido bien recibido por todos. El experimentado político se volvió escuchar en el Senado de la República, con sapiencia, enjundia, contundencia e integridad. Ese hombre es Porfirio Muñoz Ledo, representante de todas las contradicciones, avances y retrocesos, de todas las incongruencias y genialidades que ha tenido el sistema político en nuestro país. Le toca presidir una Cámara, qué de plural tiene poco, como aquella de hace 30 años. ¿Es el inicio de un nuevo régimen, como lo dijo Porfirio, o es, simplemente, una historia que se repite en forma circular, a veces como comedia, en otras como tragedia?

El viejo lobo de mar, quien de arranque manifestó que la tarea que guarda al Poder Legislativo es inmensa ya que debe edificar un andamiaje jurídico digno de la sociedad mexicana y garante de la fortaleza nacional. El Congreso se guiará por un bicameralismo respetuoso, ágil y eficaz, un régimen distinto, basado en la búsqueda incansable del consenso que lleve al país a un estado superior de convivencia plural, inclusión social y pleno ejercicio de la soberanía popular.

"Éste será un Parlamento abierto a las necesidades y a la participación de la gente".

Tendrán cabida todas las demandas y no se perseguirá protesta alguna, porque la Constitución y sus leyes garantizan explícitamente el derecho a aquella. Afirmar que estamos hechos ceniza, pregonar que México es un "país en ruinas" es demagogia y es avieso. Es la justificación anticipada de los fracasos que pueden venir. Se cura en salud Morena. Los mexicanos le deseamos suerte y éxito al próximo gobierno. Reciben un país en crecimiento. Crezcan más y vociferen menos. Llegan a gobernar un país democrático y con división real de poderes. Ojalá no lo destruyan, respeten y aprendan de la crítica y conozcan los resultados electorales. Gobierno con transparencia, bajen la violencia sin entregarle más poder al narco. Bien dicen los que saben de política que en esta actividad del ser humano por organizarse en sociedad para tratar de vivir mejor no existen victorias ni derrotas definitivas. La vida se define por el número de ciclos que uno inicia y logra cerrar y por la actitud que adoptan quienes asumen la victoria, por un lado y de cómo enfrentan la derrota quienes son vencidos en la contienda. Sin embargo, como todo en la vida, se cierran ciclos y deben ser abiertos nuevos pasos a un nuevo sistema de partidos políticos que sirva de "contrapeso" al triunfo arrollador que obtuvieron los ganadores de la pasada elección presidencial.

Nos guste o no, los partidos deben jugar el papel de "contrapesos" sociales, lo que dejaron de ser hace mucho tiempo.