/ lunes 18 de enero de 2021

Pío, el catcher más caro de Palacio Nacional

El México de hoy seguiría justificando las palabras de Salvador Dalí, en verdad vivimos “en el país más surrealista”, porque cada día amanecemos con noticias cada día más absurdas e ilógicas, cada mañana quien dirige este país habla o hace cosas inadmisibles que rayan en el surrealismo.

La semana pasada iniciamos con una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción, a través de la cual revelaron que la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (Sedatu) asignó un contrato por 89 millones de pesos para renovar el estadio del equipo de beisbol Guacamayas de Palenque, cuyo fundador y directivo es Pío López Obrador, hermano del presidente de la República.

Esta acción tan surrealista, en una época en la que el país y el mundo cumplirán un año con un virus mortal que cada segundo amenaza a las personas, se traduciría en una mañanera como: “No importa que las empresas y negocios quiebren; que las niñas, niños y personas con cáncer no reciban sus medicamentos.

No importa que los doctores que viven en la primera línea de batalla contra el Covid-19 no cuenten con los insumos suficientes para continuar con su noble labor; aquí lo importante es promover el beisbol, ‘invertir’ en la remodelación del recinto del denominado ‘Rey de los Deportes’.

Y no es cualquier unidad deportiva, es el estadio de su hermano Pío López Obrador, el mismo que fue exhibido en video recibiendo ‘aportaciones para el movimiento’ en una bolsa de papel café, en 2015, y que expone un financiamiento ilegal de las actividades de su partido, Morena.

En este juego de grandes ligas el hermano del Presidente resulta ser el catcher más caro dentro del ‘diamante’ nacional al ser beneficiado con un ‘grand slam’ de recursos para remodelar su estadio, en los tiempos en los que el país pasa por las peores crisis económicas y de salud en la historia. Crisis desapercibida para el gabinete federal, que prefiere hacer una ola para echar la primera porra ‘con recursos públicos’ al estadio de los López Obrador”.

En este gobierno, más de 200 estadios de beisbol han tenido un “juego sin hit”, porque han solicitado apoyo ante la Conade y la Sedatu, por un monto de entre 600 mil y 4 millones de pesos, tan solo para mantenimiento, y no han recibido ni un 10 por ciento de lo solicitado.

La afición del Presidente y su hermano nos está saliendo muy cara a los mexicanos, mientras él pregona de una "austeridad republicana", desde el primer año de su administración ha acentuado que el beisbol es una de las prioridades de su gobierno, sin dejar de contar la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, Santa Lucía, Pemex y eliminar las instituciones.

Y tal y como lo marca el deporte del bat y la pelota, éste dura hasta que gane un equipo, sea una o varias horas. Así el juego del Presidente, no importa el tiempo, él tiene como objetivo destruir lo que queda de México para enriquecer a su familia.

Este país surrealista del que hablaba Dalí, hoy es un juego de beisbol, en el que el Presidente es el lanzador, la pieza más importante del juego, porque de él dependen “los triunfos” y las derrotas, estas últimas día con día vemos sus espectadores al regalarle a su hermano 89 millones de pesos para remodelar el estadio de su equipo.

El pelotero principal muestra una falta de humanidad ante los acontecimientos sanitarios y la crisis de empleo por la que pasa el país, con cada acción lanza un gran “out” para todos los mexicanos que padecen la falta de recursos para apoyar a los empresarios y microempresarios, la salud y la seguridad de los mexicanos.

Esperemos que cuando termine el sexenio, el resultado no arroje más “strikes” de los que ya lleva, porque la consecuencia de este gobierno “ponchado” no la pagará el Presidente, mucho menos su familia; serían los mexicanos como integrantes de un equipo que tiene un “coach” que solo hace “foul” para él.

Senador por Veracruz del PAN

El México de hoy seguiría justificando las palabras de Salvador Dalí, en verdad vivimos “en el país más surrealista”, porque cada día amanecemos con noticias cada día más absurdas e ilógicas, cada mañana quien dirige este país habla o hace cosas inadmisibles que rayan en el surrealismo.

La semana pasada iniciamos con una investigación de Mexicanos Contra la Corrupción, a través de la cual revelaron que la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano (Sedatu) asignó un contrato por 89 millones de pesos para renovar el estadio del equipo de beisbol Guacamayas de Palenque, cuyo fundador y directivo es Pío López Obrador, hermano del presidente de la República.

Esta acción tan surrealista, en una época en la que el país y el mundo cumplirán un año con un virus mortal que cada segundo amenaza a las personas, se traduciría en una mañanera como: “No importa que las empresas y negocios quiebren; que las niñas, niños y personas con cáncer no reciban sus medicamentos.

No importa que los doctores que viven en la primera línea de batalla contra el Covid-19 no cuenten con los insumos suficientes para continuar con su noble labor; aquí lo importante es promover el beisbol, ‘invertir’ en la remodelación del recinto del denominado ‘Rey de los Deportes’.

Y no es cualquier unidad deportiva, es el estadio de su hermano Pío López Obrador, el mismo que fue exhibido en video recibiendo ‘aportaciones para el movimiento’ en una bolsa de papel café, en 2015, y que expone un financiamiento ilegal de las actividades de su partido, Morena.

En este juego de grandes ligas el hermano del Presidente resulta ser el catcher más caro dentro del ‘diamante’ nacional al ser beneficiado con un ‘grand slam’ de recursos para remodelar su estadio, en los tiempos en los que el país pasa por las peores crisis económicas y de salud en la historia. Crisis desapercibida para el gabinete federal, que prefiere hacer una ola para echar la primera porra ‘con recursos públicos’ al estadio de los López Obrador”.

En este gobierno, más de 200 estadios de beisbol han tenido un “juego sin hit”, porque han solicitado apoyo ante la Conade y la Sedatu, por un monto de entre 600 mil y 4 millones de pesos, tan solo para mantenimiento, y no han recibido ni un 10 por ciento de lo solicitado.

La afición del Presidente y su hermano nos está saliendo muy cara a los mexicanos, mientras él pregona de una "austeridad republicana", desde el primer año de su administración ha acentuado que el beisbol es una de las prioridades de su gobierno, sin dejar de contar la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, Santa Lucía, Pemex y eliminar las instituciones.

Y tal y como lo marca el deporte del bat y la pelota, éste dura hasta que gane un equipo, sea una o varias horas. Así el juego del Presidente, no importa el tiempo, él tiene como objetivo destruir lo que queda de México para enriquecer a su familia.

Este país surrealista del que hablaba Dalí, hoy es un juego de beisbol, en el que el Presidente es el lanzador, la pieza más importante del juego, porque de él dependen “los triunfos” y las derrotas, estas últimas día con día vemos sus espectadores al regalarle a su hermano 89 millones de pesos para remodelar el estadio de su equipo.

El pelotero principal muestra una falta de humanidad ante los acontecimientos sanitarios y la crisis de empleo por la que pasa el país, con cada acción lanza un gran “out” para todos los mexicanos que padecen la falta de recursos para apoyar a los empresarios y microempresarios, la salud y la seguridad de los mexicanos.

Esperemos que cuando termine el sexenio, el resultado no arroje más “strikes” de los que ya lleva, porque la consecuencia de este gobierno “ponchado” no la pagará el Presidente, mucho menos su familia; serían los mexicanos como integrantes de un equipo que tiene un “coach” que solo hace “foul” para él.

Senador por Veracruz del PAN