/ lunes 10 de septiembre de 2018

¿Renuncia en Veracruz tipo la Clouthier?

Ya son varias las acciones cuestionables que, con el visto bueno de López Obrador, se cometen en aras de afianzar el poder o conseguir triunfos.

Lo último es lo sucedido con el gobersenador chiapaneco Manuel Velasco, quien modificó la ley a conveniencia y gusto para del Senado, adonde acaba de llegar por la vía plurinominal, regresar a terminar la gubernatura y, exprimido hasta el último día ese puesto, retornar entonces sí en definitiva a su escaño.

Y en esa alianza que trae este joven, expresión máxima de lo que representa el priismo mezclado con el pevismo, maniobró para que cinco diputados del PVEM se pasaran a Morena y este grupo tenga mayoría simple.

Estas maniobras son tan burdas y parte de lo que siempre ha sido la política sucia en México, que hasta los defensores a ultranza de AMLO han callado y el presidente electo ha tenido que recurrir a sus ocurrencias para no responder a reporteras que le cuestionaron sobre esto.

Otro caso menos comentado por ahora, pero que no tarda en ganar los reflectores del país, es el del gobernador electo de Morelos, Cuauhtémoc Blanco.

Postulado por el PES a la gubernatura, pero con todo el impulso de López Obrador, el exfutbolista trae a cuestas haber sido una nulidad como alcalde de Cuernavaca.

Cualquier persona de allá sabe que Cuauhtémoc hizo nada al frente de la presidencia municipal. ¿Entonces por qué ganó?, se preguntarán. Pues por el mal gobierno que hizo Graco Ramírez y el coraje en general que trae el pueblo de México.

Sin embargo, literalmente ahora están por empezar a chutarse a uno que podría ser peor que Graco.

No se cree que Blanco vaya a ser diferente como gobernador de lo que fue como presidente municipal.

El exseleccionado no es ni siquiera de Cuernavaca ni vivía allá. Todos saben que fue candidato a presidente porque firmó un contrato que le convino.

Pero ganó la al alcaldía y ahora, subido en la ola de AMLO, ganó la gubernatura.

La gente de Morelos dice que gobernará José Manuel Sanz Rivera, quien fue el promotor de Cuauhtémoc en su época de gloria de futbolista y luego fue el que manejó a su antojo la presidencia de Cuernavaca ante las prolongadas ausencias de quien sólo sabe patear bien la pelota.

Sanz, señalado de hacer negocios en la alcaldía, en su momento fue promovido para ser el dirigente estatal del PES. Y ahora se prepara para ser el poder tras el trono en Morelos.

Acá en Veracruz no se desea algo así. El gobernador electo ya enfrió los nombramientos de sus colaboradores —hoy da a conocer, después de un prolongado tiempo, al titular de Salud, que ya se sabe quién será; luego, al de Sedarpa— tal vez por las presiones que hay.

Pero hasta ahora ha hecho sentir que él nombra y que él manda. Que no habrá poder tras el trono.

Por cierto, tan dicen que manda que hay comentarios que van y vienen en sus cercanos en el sentido de que uno de sus dos nombrados —hasta ayer— ya anda pensando en renunciar antes de tomar posesión, como la Clouthier, porque siente que no podrá poner a sus principales colaboradores.



Ya son varias las acciones cuestionables que, con el visto bueno de López Obrador, se cometen en aras de afianzar el poder o conseguir triunfos.

Lo último es lo sucedido con el gobersenador chiapaneco Manuel Velasco, quien modificó la ley a conveniencia y gusto para del Senado, adonde acaba de llegar por la vía plurinominal, regresar a terminar la gubernatura y, exprimido hasta el último día ese puesto, retornar entonces sí en definitiva a su escaño.

Y en esa alianza que trae este joven, expresión máxima de lo que representa el priismo mezclado con el pevismo, maniobró para que cinco diputados del PVEM se pasaran a Morena y este grupo tenga mayoría simple.

Estas maniobras son tan burdas y parte de lo que siempre ha sido la política sucia en México, que hasta los defensores a ultranza de AMLO han callado y el presidente electo ha tenido que recurrir a sus ocurrencias para no responder a reporteras que le cuestionaron sobre esto.

Otro caso menos comentado por ahora, pero que no tarda en ganar los reflectores del país, es el del gobernador electo de Morelos, Cuauhtémoc Blanco.

Postulado por el PES a la gubernatura, pero con todo el impulso de López Obrador, el exfutbolista trae a cuestas haber sido una nulidad como alcalde de Cuernavaca.

Cualquier persona de allá sabe que Cuauhtémoc hizo nada al frente de la presidencia municipal. ¿Entonces por qué ganó?, se preguntarán. Pues por el mal gobierno que hizo Graco Ramírez y el coraje en general que trae el pueblo de México.

Sin embargo, literalmente ahora están por empezar a chutarse a uno que podría ser peor que Graco.

No se cree que Blanco vaya a ser diferente como gobernador de lo que fue como presidente municipal.

El exseleccionado no es ni siquiera de Cuernavaca ni vivía allá. Todos saben que fue candidato a presidente porque firmó un contrato que le convino.

Pero ganó la al alcaldía y ahora, subido en la ola de AMLO, ganó la gubernatura.

La gente de Morelos dice que gobernará José Manuel Sanz Rivera, quien fue el promotor de Cuauhtémoc en su época de gloria de futbolista y luego fue el que manejó a su antojo la presidencia de Cuernavaca ante las prolongadas ausencias de quien sólo sabe patear bien la pelota.

Sanz, señalado de hacer negocios en la alcaldía, en su momento fue promovido para ser el dirigente estatal del PES. Y ahora se prepara para ser el poder tras el trono en Morelos.

Acá en Veracruz no se desea algo así. El gobernador electo ya enfrió los nombramientos de sus colaboradores —hoy da a conocer, después de un prolongado tiempo, al titular de Salud, que ya se sabe quién será; luego, al de Sedarpa— tal vez por las presiones que hay.

Pero hasta ahora ha hecho sentir que él nombra y que él manda. Que no habrá poder tras el trono.

Por cierto, tan dicen que manda que hay comentarios que van y vienen en sus cercanos en el sentido de que uno de sus dos nombrados —hasta ayer— ya anda pensando en renunciar antes de tomar posesión, como la Clouthier, porque siente que no podrá poner a sus principales colaboradores.