/ lunes 18 de marzo de 2019

Son seis los grupos delincuenciales que operan en Veracruz; turistas e inversiones, en riesgo

Es cierto, la violencia en Veracruz no es nueva y tampoco empezó en el gobierno de Cuitláhuac García.

De hecho, su antecesor, Miguel Ángel Yunes, ganó la gubernatura usando como bandera la promesa de que en seis meses acabaría con la inseguridad y la violencia que le estaba heredando Javier Duarte. No cumplió.

Las muertes violentas se han venido dando a diario. Cuando no son balaceras del día, son cuerpos decapitados, quemados, baleados o descuartizados. Aunque también hay asaltos a bancos, tiendas, bares y restaurantes.

De feminicidios y secuestros ya hemos visto que Veracruz como estado se ubica en los primeros lugares y no se ve hasta ahora mecanismo alguno que indique que es posible salir de esa nada honrosa estadística.

Pero Veracruz está convertido en el centro de atención de observadores nacionales e internacionales a partir de los hechos violentos ocurridos el fin de semana, que el gobernador García Jiménez explicó a manera de justificación en entrevista con Carlos Loret.

De entrada aseguró que la situación de violencia en Veracruz no está fuera de control a pesar de los enfrentamientos con el crimen organizado.

Y dijo también que dichos enfrentamientos entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y la Fuerza Civil se dan como resultado del combate que realizan las fuerzas de seguridad.

“Llegó un gobierno honesto y se molestaron mucho porque hicimos detenciones y aseguramientos importantes, implementaron una reacción propagandística”, expresó de manera textual.

Y vino la justificación: “Antes los solapaban y los dejaron crecer, nosotros fuimos contundentes y no de un grupo, fueron varios grupos y las detenciones iniciaron desde diciembre”.

Por eso, según el mandatario, los integrantes del crimen organizado se han molestado porque en el operativo de contención las fuerzas del gobierno tienen aciertos y los criminales reaccionan de esta manera violenta.

De acuerdo con los detalles del propio Cuitláhuac son seis los grupos delincuenciales que operan en Veracruz, aunque los enfrentamientos son con el CJNG porque les aseguraron inmuebles importantes.

Pero como decía líneas arriba, estos hechos ocurridos entre viernes y domingo han colocado a Veracruz en el ojo del huracán porque la violencia se recrudeció, pero las ejecuciones, asaltos y secuestros no cesan.

Turistas e inversiones, en riesgo

La consecuencia de esta situación es que la imagen que da Veracruz es que es un estado violento y el riesgo es que deje de llegar el turismo y que tampoco se concreten las inversiones.

Hoy vemos por distintos rumbos de Xalapa, por ejemplo, locales cerrados y letreros de renta o venta, lo que significa que comerciantes y empresarios han cerrado negocios por la inseguridad y la violencia.

Hay quienes se atreven a comentar que han sido víctimas de delincuentes que les cobran el derecho de piso y que han preferido cerrar a exponerse a que los asesinen o les provoquen un incendio ante su negativa a pagar la seguridad.

Y éste es sólo un ejemplo, un aspecto de la complicada situación que padecen empresarios y comerciantes y la gente común que ejerce su profesión o desempeña un trabajo como empleado.

Opine, comente e informe a los correos electrónicos srdonrene@gmail.comy rvalle@diariodexalapa.com.mx. Y en twitter @renedelvalleb. También puede leernos en la web site www.diariodexalapa.com.mx.

Es cierto, la violencia en Veracruz no es nueva y tampoco empezó en el gobierno de Cuitláhuac García.

De hecho, su antecesor, Miguel Ángel Yunes, ganó la gubernatura usando como bandera la promesa de que en seis meses acabaría con la inseguridad y la violencia que le estaba heredando Javier Duarte. No cumplió.

Las muertes violentas se han venido dando a diario. Cuando no son balaceras del día, son cuerpos decapitados, quemados, baleados o descuartizados. Aunque también hay asaltos a bancos, tiendas, bares y restaurantes.

De feminicidios y secuestros ya hemos visto que Veracruz como estado se ubica en los primeros lugares y no se ve hasta ahora mecanismo alguno que indique que es posible salir de esa nada honrosa estadística.

Pero Veracruz está convertido en el centro de atención de observadores nacionales e internacionales a partir de los hechos violentos ocurridos el fin de semana, que el gobernador García Jiménez explicó a manera de justificación en entrevista con Carlos Loret.

De entrada aseguró que la situación de violencia en Veracruz no está fuera de control a pesar de los enfrentamientos con el crimen organizado.

Y dijo también que dichos enfrentamientos entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y la Fuerza Civil se dan como resultado del combate que realizan las fuerzas de seguridad.

“Llegó un gobierno honesto y se molestaron mucho porque hicimos detenciones y aseguramientos importantes, implementaron una reacción propagandística”, expresó de manera textual.

Y vino la justificación: “Antes los solapaban y los dejaron crecer, nosotros fuimos contundentes y no de un grupo, fueron varios grupos y las detenciones iniciaron desde diciembre”.

Por eso, según el mandatario, los integrantes del crimen organizado se han molestado porque en el operativo de contención las fuerzas del gobierno tienen aciertos y los criminales reaccionan de esta manera violenta.

De acuerdo con los detalles del propio Cuitláhuac son seis los grupos delincuenciales que operan en Veracruz, aunque los enfrentamientos son con el CJNG porque les aseguraron inmuebles importantes.

Pero como decía líneas arriba, estos hechos ocurridos entre viernes y domingo han colocado a Veracruz en el ojo del huracán porque la violencia se recrudeció, pero las ejecuciones, asaltos y secuestros no cesan.

Turistas e inversiones, en riesgo

La consecuencia de esta situación es que la imagen que da Veracruz es que es un estado violento y el riesgo es que deje de llegar el turismo y que tampoco se concreten las inversiones.

Hoy vemos por distintos rumbos de Xalapa, por ejemplo, locales cerrados y letreros de renta o venta, lo que significa que comerciantes y empresarios han cerrado negocios por la inseguridad y la violencia.

Hay quienes se atreven a comentar que han sido víctimas de delincuentes que les cobran el derecho de piso y que han preferido cerrar a exponerse a que los asesinen o les provoquen un incendio ante su negativa a pagar la seguridad.

Y éste es sólo un ejemplo, un aspecto de la complicada situación que padecen empresarios y comerciantes y la gente común que ejerce su profesión o desempeña un trabajo como empleado.

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