/ lunes 2 de noviembre de 2020

Ya se veía venir; gasto sin orden y fuera de normas

La cifra de 25 mil millones de pesos, que es lo observado con irregularidades por la Auditoría Superior de la Federación a lo manejado por el gobierno de López Obrador en su primer año, es fuerte y revela al menos algo importante.

La ASF, al dar a conocer el resultado de la auditoría al manejo del presupuesto federal 2019, precisa que el monto no es determinante, pues ya cientos de millones han sido recuperados, es decir, se ha aclarado su destino.

Sin embargo, profesionales de las auditorías y revisiones de las cuentas gubernamentales, consultados sobre este resultado, que algunos pueden considerar escandaloso, han expresado un “ya se veía venir” y dicen el por qué.

Para que se tenga un mejor contexto sobre este asunto, en primer lugar se expone lo siguiente:

En el primer año del gobierno de Felipe Calderón, de acuerdo a fuentes periodísticas, lo observado por la ASF ascendió a 53 mil 437 millones de pesos. Y en el primer año de gobierno de Peña Nieto lo observado por la ASF fue por un monto de 78 mil 744 millones de pesos.

En el de López Obrador van 25 millones 748 millones y decimos van porque aún no se sabe el resultado de las auditorías a los tres proyectos más importantes para la cuatroté, a los que más dinero ha destinado, que son el aeropuerto, el tren maya y la refinería de Dos Bocas, por lo que se estima que el monto de lo observado podría igualar o superar a los de Calderón o Peña. Ahora bien, expertos en auditorías al gobierno señalan que para la cuenta de 2019 el resultado “ya se veía venir” por una razón que no escapa a la vista de quienes incluso no son especialistas en esto.

La razón tiene que ver con la forma de ser y ejercer el poder del Presidente:

No tiene orden y dispone el uso de los recursos públicos fuera de la normatividad.

La memoria del colectivo es mala, pero desde el inicio del actual gobierno se criticaron acciones y decisiones de López Obrador, como ordenar la compra de pipas (como parte de sus medidas para combatir el robo de combustibles) sin licitación de por medio. Y así se siguió con otras adquisiciones.

Estas acciones, fuera del marco legal, puede que las justifique o haga que no las vea la Secretaría de la Función Pública, pues a final de cuentas ahí son empleados del Ejecutivo, pero un organismo con más independencia, como lo es la Auditoría Superior de la Federación, las registra y pasan a formar parte de sus observaciones.

Así que ahora, como desde arriba empieza el desorden, el resultado es que hay más de 25 mil millones de pesos con observaciones, por falta de licitaciones y más irregularidades al estar copadas las dependencias por gente nueva que no tiene conocimiento de la normatividad en la función pública y que solo obedece lo que le ordenan.

Esto ya lo vimos en Veracruz. Por la forma especial de ejercer el poder de Fidel Herrera -en ese sentido parecido a López Obrador- el gobierno de Veracruz fue puesto de cabeza en el área administrativa.

Fidel iba a una comunidad y si ahí le pedían una escuela u otra obra social y lo convencían, Fidel ordenaba su realización en ese momento.

-No hay dinero ahorita para eso, señor gobernador, le respondía algún funcionario.

-Cómo de que no. Haber fulano (le decía a otro funcionario), ¿tienes ahora 20 millones que es lo que cuesta esto?

-Sí señor.

-Pues dáselos a perengano para que haga la obra.

El resultado es que la obra se hacía, pero desviando recursos, que eso es, pues la función pública lógicamente tiene normas para el uso de los recursos.

Para Fidel y López Obrador no son normas, es burocratismo.

En fin, ahora deben aprender de esta lección, pues de lo contrario lo observado seguirá creciendo, a nivel federal y en Veracruz.

La cifra de 25 mil millones de pesos, que es lo observado con irregularidades por la Auditoría Superior de la Federación a lo manejado por el gobierno de López Obrador en su primer año, es fuerte y revela al menos algo importante.

La ASF, al dar a conocer el resultado de la auditoría al manejo del presupuesto federal 2019, precisa que el monto no es determinante, pues ya cientos de millones han sido recuperados, es decir, se ha aclarado su destino.

Sin embargo, profesionales de las auditorías y revisiones de las cuentas gubernamentales, consultados sobre este resultado, que algunos pueden considerar escandaloso, han expresado un “ya se veía venir” y dicen el por qué.

Para que se tenga un mejor contexto sobre este asunto, en primer lugar se expone lo siguiente:

En el primer año del gobierno de Felipe Calderón, de acuerdo a fuentes periodísticas, lo observado por la ASF ascendió a 53 mil 437 millones de pesos. Y en el primer año de gobierno de Peña Nieto lo observado por la ASF fue por un monto de 78 mil 744 millones de pesos.

En el de López Obrador van 25 millones 748 millones y decimos van porque aún no se sabe el resultado de las auditorías a los tres proyectos más importantes para la cuatroté, a los que más dinero ha destinado, que son el aeropuerto, el tren maya y la refinería de Dos Bocas, por lo que se estima que el monto de lo observado podría igualar o superar a los de Calderón o Peña. Ahora bien, expertos en auditorías al gobierno señalan que para la cuenta de 2019 el resultado “ya se veía venir” por una razón que no escapa a la vista de quienes incluso no son especialistas en esto.

La razón tiene que ver con la forma de ser y ejercer el poder del Presidente:

No tiene orden y dispone el uso de los recursos públicos fuera de la normatividad.

La memoria del colectivo es mala, pero desde el inicio del actual gobierno se criticaron acciones y decisiones de López Obrador, como ordenar la compra de pipas (como parte de sus medidas para combatir el robo de combustibles) sin licitación de por medio. Y así se siguió con otras adquisiciones.

Estas acciones, fuera del marco legal, puede que las justifique o haga que no las vea la Secretaría de la Función Pública, pues a final de cuentas ahí son empleados del Ejecutivo, pero un organismo con más independencia, como lo es la Auditoría Superior de la Federación, las registra y pasan a formar parte de sus observaciones.

Así que ahora, como desde arriba empieza el desorden, el resultado es que hay más de 25 mil millones de pesos con observaciones, por falta de licitaciones y más irregularidades al estar copadas las dependencias por gente nueva que no tiene conocimiento de la normatividad en la función pública y que solo obedece lo que le ordenan.

Esto ya lo vimos en Veracruz. Por la forma especial de ejercer el poder de Fidel Herrera -en ese sentido parecido a López Obrador- el gobierno de Veracruz fue puesto de cabeza en el área administrativa.

Fidel iba a una comunidad y si ahí le pedían una escuela u otra obra social y lo convencían, Fidel ordenaba su realización en ese momento.

-No hay dinero ahorita para eso, señor gobernador, le respondía algún funcionario.

-Cómo de que no. Haber fulano (le decía a otro funcionario), ¿tienes ahora 20 millones que es lo que cuesta esto?

-Sí señor.

-Pues dáselos a perengano para que haga la obra.

El resultado es que la obra se hacía, pero desviando recursos, que eso es, pues la función pública lógicamente tiene normas para el uso de los recursos.

Para Fidel y López Obrador no son normas, es burocratismo.

En fin, ahora deben aprender de esta lección, pues de lo contrario lo observado seguirá creciendo, a nivel federal y en Veracruz.