La necesidad lo llevó a innovar. Jorge Alfredo Hernández García se dedica desde hace tres años a la venta de hamburguesas y burritos de carne asada en una bicicleta en la que recorre las calles de la ciudad en busca de clientes. Con su negocio Sherezada burguer ha logrado hacerse de una clientela y lograr su meta de tener recursos para mantener a su familia.
De lunes a viernes recorre por las mañanas las avenidas Ignacio de la Llave, Adolfo Ruiz Cortines y Bolivia, pero también las calles aledañas a la Unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana en busca de clientes.
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¿Cómo surgió la idea de vender alimentos?
Ante la falta de oferta de trabajo formal en Xalapa, Jorge Alfredo pensó en qué podría hacer para poder llevar ingresos a su familia; además de poder competir con las muchas opciones que hay en lo que hay venta de alimentos en esta ciudad.
Lamenta que además cuando uno ya no es tan joven, pues ya nadie quiere contratarte y eso todavía complica el poder acceder a un empleo formal.
“A esto me he dedicado la mitad de mi vida, a vender hamburguesas y burritos, hay días que son muy buenos, que son redituables, pero tiene sus ventajas, puedo controlar mis tiempos laborales, aunque no tengo las prestaciones que tendría en un empleo formal”.
Un negocio es un compromiso que conlleva un gran esfuerzo, dice. “Yo me levanto a las seis de la mañana a producir todo y sé que de nueve a 12 horas hago las entregas a mis clientes que me envían vía mensaje sus pedidos”.
Entre las jóvenes y el público en general tienen mucho éxito sus hamburguesas hawaianas con tocino y burritos de carne asada y queso de hebra tipo norteño.
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Con mucho orgullo, comenta que ya tiene sus clientes y ya solo le mandan mensaje para hacer los pedidos, “les pregunto qué van a querer y se los llevó a sus oficinas o la dirección que le dan”.
¿Crisis le obligó a aumentar precios?
Explica que hasta antes de la pandemia sus precios eran 22 pesos para las hamburguesas, pero ante el alza de los insumos que utiliza, que aclara son de calidad, ahora tiene que darlos en 29 pesos, “pero son de buen tamaño y con una tienen para comer”.
Mantener a la familia, dice no es opcional y hay que buscarle para subsistir en una situación de falta de trabajo, “pero este negocio me da lo suficiente para avanzar y enfrentar la situación”.
La bicicleta que utiliza, a la que adaptó una caja, para llevar sus alimentos, comenta que es bueno porque le permite hacer ejercicio, llegar rápido a sus sitios de venta y no contamina, ”así que para mí tiene muchas opciones positivas ir y venir en bicicleta por la ciudad”.