Pese al alto grado de contaminación que presenta el arroyo Papas desde hace varios años, vecinos que habitan en las cercanías, en su paso por la colonia Veracruz, exponen que no se detiene su nivel de infección, debido a que siguen arrojando bolsas con desechos y llantas, entre otros.
Este afluente, que es de los más contaminados de esta capital, muestra en estos primeros días del año una mayor cantidad de desechos y maleza, lo que lo convierte en un riesgo para las familias que habitan en su cercanía. “Ya se convirtió en un caño de aguas negras”.
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Se quejan de que deben soportar vivir cerca de un basurero a cielo abierto; le siguen arrojando bolsas de basura y todos los desechos posibles.
El otrora afluente de agua limpia en la actualidad lleva muy poco líquido y obviamente tiene altos niveles de contaminación. Emana fuertes olores que hacen imposible permanecer un tiempo cerca, “pero la situación se vuelve insoportable en la temporada de calor cuando se recrudecen los problemas por los malos olores”, explican.
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Resaltan que este arroyo atraviesa populosas colonias como son: Veracruz, Plan de Ayala, Independencia, Manantiales, Patrimonio y Gutiérrez Barrios; se junta con el Río Carneros a la altura del Barrio de San Bruno; en todas las zonas hay personas que arrojan todo lo que pueden al sitio, sin importar que aumenten su nivel de polución.
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Indican que a cada administración municipal que llega le han solicitado que lo entuben o elaboren un plan de rescate; es decir que hagan una limpieza profunda, pero nadie les hace caso y sigue agravándose la situación para las cientos de familias que viven en sus orillas.
¿Qué pasa en la temporada de calor?
Exponen que durante la temporada de calor aumentan la emanación de olores fétidos por las aguas residuales que lleva y en la de lluvias se sale de su cauce e inunda sus hogares con agua sucia que aumenta el riesgo de enfermedades de la piel, entre otras.
Precisamente para evitar que inunde las calles y viviendas se puede observar en algunas zonas del arroyo se han colocado infinidad de bultos con arena, en un intento desesperado por evitar que los afecte en tiempo de lluvia.
Explican que hace varios meses especialistas tomaron muestras del agua y advirtieron una gran cantidad de bacterias.
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