/ lunes 9 de mayo de 2022

El costo de ser periodista en la 4T

Mientras el vocero presidencial ocupa sus machotes oficiales en redes sociales para dar las condolencias a familiares y amigos de otro periodista muerto, la familia y el gremio informativo se despide y cuenta cuántos más de ellos han matado en este gobierno.

En tanto, en las redes sociales del Gobierno de la República, teóricamente rinden homenaje en el Día Mundial de la Libertad De Prensa y 48 horas después es encontrado en una carretera de Culiacán el comunicador número 9 de este año; eso parece ser el costo de ser periodista en la 4T, el convertirse en estadística.

A la vez que en cada mañanera López Obrador no se cansa de atacar, denigrar, hostigar, tergiversar e intimidar la tarea periodística y todavía señala y nombra a los que él llama “detractores”, “chayoteros” o “pasquineros”, poniendo así en riesgo la integridad física de los comunicadores. Acción que les ha permitido copiar a las autoridades de su régimen, a sus secretarios, gobernadores, funcionarios que, desde diciembre de 2018 a la fecha, ocupan la misma práctica, de sentirse con el poder de atacar y amenazar, contando con la venia y la protección de su líder moral. Entonces de qué sirve que en sus discursos digan que en México los periodistas “realizan su labor con independencia y apego a la verdad”, si las palabras de odio también matan, tanto así que en tres años de este gobierno ya van 35 periodistas muertos, 9 en lo que va este año, pero 6 según los “otros datos” de este gobierno. Por eso la violencia no para, cómo no van a matar a periodistas si el propio presidente de la República, desde su tribuna mañanera, los sentencia a ser perseguidos y asesinados, si todos los días ataca cuando ellos solo ejercen el trabajo de informar.

Este gobierno parece llevar el rumbo de ser el peor sexenio para los periodistas y López Obrador prefiere perder el tiempo en promover leyes estériles y no verdaderas reformas que frenen la espiral de violencia que se vive en el país, no sólo contra la prensa, también contra los desaparecidos, hombres, mujeres y niños que salen de sus casas preocupados si regresarán. El gobierno “transformador” lleva más de 24 mil mujeres desaparecidas, más de 300 mil muertos por una pandemia mal manejada, más de 3 mil niños con cáncer fallecidos, 117 mil muertos de manera violenta y más de 150 periodistas y activistas en lo que va de este sexenio.

Nuevamente la terca realidad nos da en la cara y vemos que la violencia no para, otra vez un periodista se enfrenta al crimen y al abandono de las autoridades, mientras el encargado de salvaguardar la integridad de los mexicanos solo genera encono, discordia y odio.

Si hacemos una suma quizá nos arroje cerca de 800 mil muertes entre negligencia, desabasto de medicamentos, una pandemia, accidentes, pero sobre todo la imparable violencia, pero también veremos que la aprobación del Presidente aumenta, proporcionalmente, a los muertos generados por su nula estrategia de seguridad.

(*) Coordinador de los senadores del PAN

Mientras el vocero presidencial ocupa sus machotes oficiales en redes sociales para dar las condolencias a familiares y amigos de otro periodista muerto, la familia y el gremio informativo se despide y cuenta cuántos más de ellos han matado en este gobierno.

En tanto, en las redes sociales del Gobierno de la República, teóricamente rinden homenaje en el Día Mundial de la Libertad De Prensa y 48 horas después es encontrado en una carretera de Culiacán el comunicador número 9 de este año; eso parece ser el costo de ser periodista en la 4T, el convertirse en estadística.

A la vez que en cada mañanera López Obrador no se cansa de atacar, denigrar, hostigar, tergiversar e intimidar la tarea periodística y todavía señala y nombra a los que él llama “detractores”, “chayoteros” o “pasquineros”, poniendo así en riesgo la integridad física de los comunicadores. Acción que les ha permitido copiar a las autoridades de su régimen, a sus secretarios, gobernadores, funcionarios que, desde diciembre de 2018 a la fecha, ocupan la misma práctica, de sentirse con el poder de atacar y amenazar, contando con la venia y la protección de su líder moral. Entonces de qué sirve que en sus discursos digan que en México los periodistas “realizan su labor con independencia y apego a la verdad”, si las palabras de odio también matan, tanto así que en tres años de este gobierno ya van 35 periodistas muertos, 9 en lo que va este año, pero 6 según los “otros datos” de este gobierno. Por eso la violencia no para, cómo no van a matar a periodistas si el propio presidente de la República, desde su tribuna mañanera, los sentencia a ser perseguidos y asesinados, si todos los días ataca cuando ellos solo ejercen el trabajo de informar.

Este gobierno parece llevar el rumbo de ser el peor sexenio para los periodistas y López Obrador prefiere perder el tiempo en promover leyes estériles y no verdaderas reformas que frenen la espiral de violencia que se vive en el país, no sólo contra la prensa, también contra los desaparecidos, hombres, mujeres y niños que salen de sus casas preocupados si regresarán. El gobierno “transformador” lleva más de 24 mil mujeres desaparecidas, más de 300 mil muertos por una pandemia mal manejada, más de 3 mil niños con cáncer fallecidos, 117 mil muertos de manera violenta y más de 150 periodistas y activistas en lo que va de este sexenio.

Nuevamente la terca realidad nos da en la cara y vemos que la violencia no para, otra vez un periodista se enfrenta al crimen y al abandono de las autoridades, mientras el encargado de salvaguardar la integridad de los mexicanos solo genera encono, discordia y odio.

Si hacemos una suma quizá nos arroje cerca de 800 mil muertes entre negligencia, desabasto de medicamentos, una pandemia, accidentes, pero sobre todo la imparable violencia, pero también veremos que la aprobación del Presidente aumenta, proporcionalmente, a los muertos generados por su nula estrategia de seguridad.

(*) Coordinador de los senadores del PAN