/ miércoles 27 de abril de 2022

El Día del Niño

Este domingo estaremos conmemorando 98 años de festejar el Día del Niño en nuestro país, instituido por Álvaro Obregón y José Vasconcelos, y esta vez tras dos años de haberse suspendido los festejos en las escuelas a causa de la pandemia.

Nuevamente los niños podrán ser festejados en sus escuelas, ya sea con un evento vistoso o tal vez muy sencillo, pero al menos en nuestro país y en particular en nuestro estado, los maestros y educadoras se esmeran por inculcar en sus alumnos la importancia de su día y darles a conocer que desde 1952, la ONU declaró los derechos de los niños, siendo los más importantes el derecho a tener una identidad y personalidad propia, a recibir educación, a que su salud sea protegida por todos los medios al alcance de sus familias y del Estado, a recibir alimentos adecuados a su edad, vestido y un hogar que los proteja, entre otros.

Al paso de los años y con el recuerdo de mis años infantiles en los que dicha celebración la festejaban en la escuela y en casa, en aquellos tiempos en que México iba progresando y que los recursos, aunque escasos, alcanzaban para más, hicieron una infancia feliz, sin tecnología, con juegos y distracciones sencillas pero sobre todo, con el cuidado y el amor de los padres, incluidos los grupos de menores recursos y no se diga las etnias, en las que la veneración de los niños era muy importante. Pasó el tiempo y el mundo, la sociedad y las familias han ido cambiando, si bien en una ruta de progreso y modernización, no ha sido del todo bueno para muchos niños.

¿Cuántos no han y están sufriendo la desgracia y consecuencia de las guerras?, ¿cuántos sufren abandono, hambre, violencia, explotación, maltrato y hasta la muerte? Muchísimos y en todo el mundo. Muchos niños por necesidad se han convertido en hijos de nanas, abuelos y de guarderías (antes de que las quitara el gobierno) y no conviven con sus padres, que tienen que trabajar ambos o bien son producto de malas elecciones y son hijos de madres o padres solteros; otros son obligados a trabajar a corta edad, a pedir limosna o definitivamente y a causa del maltrato, deciden abandonar a sus familias para volverse niños de la calle, con todas las carencias que conlleva y el acercamiento a la delincuencia.

En estos días muchos niños se enfrentan a los riesgos del Covid y otras enfermedades por falta de vacunas y la renuencia a ponérselas por las autoridades de salud y los altos niveles de gobierno.

Pobres niños, qué clase de mundo y sociedad tan descompuesta les estamos proveyendo para su desarrollo. Lo único que nos queda es proteger a los propios y darles la mejor educación, protección y vida posible. Entre tanto a todos los niños, a mis pacientes y a mi familia les deseo un feliz día y que reciban mucho amor.

Este domingo estaremos conmemorando 98 años de festejar el Día del Niño en nuestro país, instituido por Álvaro Obregón y José Vasconcelos, y esta vez tras dos años de haberse suspendido los festejos en las escuelas a causa de la pandemia.

Nuevamente los niños podrán ser festejados en sus escuelas, ya sea con un evento vistoso o tal vez muy sencillo, pero al menos en nuestro país y en particular en nuestro estado, los maestros y educadoras se esmeran por inculcar en sus alumnos la importancia de su día y darles a conocer que desde 1952, la ONU declaró los derechos de los niños, siendo los más importantes el derecho a tener una identidad y personalidad propia, a recibir educación, a que su salud sea protegida por todos los medios al alcance de sus familias y del Estado, a recibir alimentos adecuados a su edad, vestido y un hogar que los proteja, entre otros.

Al paso de los años y con el recuerdo de mis años infantiles en los que dicha celebración la festejaban en la escuela y en casa, en aquellos tiempos en que México iba progresando y que los recursos, aunque escasos, alcanzaban para más, hicieron una infancia feliz, sin tecnología, con juegos y distracciones sencillas pero sobre todo, con el cuidado y el amor de los padres, incluidos los grupos de menores recursos y no se diga las etnias, en las que la veneración de los niños era muy importante. Pasó el tiempo y el mundo, la sociedad y las familias han ido cambiando, si bien en una ruta de progreso y modernización, no ha sido del todo bueno para muchos niños.

¿Cuántos no han y están sufriendo la desgracia y consecuencia de las guerras?, ¿cuántos sufren abandono, hambre, violencia, explotación, maltrato y hasta la muerte? Muchísimos y en todo el mundo. Muchos niños por necesidad se han convertido en hijos de nanas, abuelos y de guarderías (antes de que las quitara el gobierno) y no conviven con sus padres, que tienen que trabajar ambos o bien son producto de malas elecciones y son hijos de madres o padres solteros; otros son obligados a trabajar a corta edad, a pedir limosna o definitivamente y a causa del maltrato, deciden abandonar a sus familias para volverse niños de la calle, con todas las carencias que conlleva y el acercamiento a la delincuencia.

En estos días muchos niños se enfrentan a los riesgos del Covid y otras enfermedades por falta de vacunas y la renuencia a ponérselas por las autoridades de salud y los altos niveles de gobierno.

Pobres niños, qué clase de mundo y sociedad tan descompuesta les estamos proveyendo para su desarrollo. Lo único que nos queda es proteger a los propios y darles la mejor educación, protección y vida posible. Entre tanto a todos los niños, a mis pacientes y a mi familia les deseo un feliz día y que reciban mucho amor.