Las energías son campos vitales que podemos ver, percibir, decodificar, y que al sentirse se dejan hacer presentes en nuestras evoluciones y cambios secuenciales del desarrollo humano.
Pero no sólo eso, además todos tenemos un yo interno y otro externo que nos ejemplifica, nos va correlacionando dentro de una metamorfosis del cronos, del cambio de papeles, ayer hijos, hoy padres, al rato abuelos, y la cadena subsiguiente es una eterna dialéctica de las formas, las formaciones, las deformaciones, las conformaciones del carácter, de las ideas y por supuesto que de los efímeros gustos y preferencias de cada uno de nosotros como individuos, personas, y seres humanos en lo general.
Qué importancia tendría en el hablar de la presencia, en el darle un valor al ánimo, a la depuración del contradictorio significado entre la existencia y la vida, donde las vivencias son experiencias, donde los huertos del edén nos esperan en ocultos senderos y en profundos abismos de sentimientos vanos, otros de meras idolatrías, y muchos más llenos de bondad y tal vez misericordia. Nuestro corazón es un templo de los encuentros vivenciales, o de los caprichos existenciales, se va formando el crepúsculo de los sentidos, de la energía convertida en vibraciones, amor, desamor, sonrisas, tristezas, alegorías de nuestras infancias, o placeres entre adultos; y vibramos como instrumentos musicales, tocando una enorme sinfonía que raya en la vida y su pluralidad, o tal vez en la destrucción de lo no deseado.
Hemos tenido amores diversos, a mí me cautivaron mis mascotas, y podría contar la vida al través de varios perros amados, que muy poco les faltó para hablar conmigo. Y ya que vivimos llenos de vibraciones, energías, pensamientos, acciones, promesas, inercias, voluntades, resistencias externas e internas, cabe decir también que la lucha por tener la razón es una manifestación del ego humano, a veces muy inflado. ¿Adónde quiero llegar con todo esto? Quiero llegar a éste preciso y precioso momento, en éste instante fugaz, metafórico y escurridizo, es decir a nuestro presente continuo.
Cada uno de nosotros hemos evolucionado en diversos ambientes, hemos conocido la cultura y la educación nacidas y creadas desde nuestros hogares y núcleos familiares, y como decimos “la vibra se siente, se percibe”, o bien traemos buena o mala vibra, o es muy cambiante nuestro carácter, pero de éste vital principio depende la armonía en cualquier tipo de sociedad o sociedades. En otras ocasiones he afirmado que hacemos política en todas partes y lugares a los cuales vamos y nos encontramos; y ahora bien puedo afirmar uno de mis pensamientos: “La política sin ley es un mero barbarismo, y la ley sin política es mera corrupción”.
Para generar algo es necesario un esfuerzo, una voluntad, un acopio y suma de voluntades, de aquí parte la generación y el arranque de lo conveniente y lo inconveniente, tomar decisiones no es tarea fácil, hablo de uno como individuo, hablo de entendernos para resolver nuestras diferencias. Hay muchas cosas que no vemos, sólo las podemos percibir, la imaginación de los seres humanos debe ser infinita, como infinita es la sensación de eternidad en el fondo de nuestros espíritus, almas, mentes, creaciones, cavilaciones, y alegrías valiosas para nosotros. Generar uno o varios motivos de vida, nos habrán de cambiar el ánimo personal y social de nuestro tiempo abrupto e impredecible, es cuestión de vida.