/ domingo 4 de febrero de 2024

Internacionalismo, reestructuración o decadencia

Un ejemplo de internacionalismo solidario, social, congruente hasta lo más posible se ha manifestado durante la severa crisis del C-19, a partir de este parteaguas es que se activan nuevas y viejas políticas internacionales del desarrollo y el antidesarrollo global.

Internacionalismo es sólo un término en apariencia y que poco se habla del mismo, en teoría y práctica todo aquel que lo profesa se ubica como un ciudadano del mundo, pues sabemos que de aquello que ocurra adonde hoy es de noche, y viceversa, nos veremos beneficiados en positivo, o en su caso impactados en negativo en las mal llamadas economías periféricas de todo el orbe.

Existe la brecha liberal del mismo y la tendencia socialista al respecto, sin embargo, es a partir de que la URSS se hiciera añicos tal como un enorme espejo impactado contra el suelo, cuando comienza la otra carrera o batalla por la supremacía mundial. Emilio Zebadua, en su libro "El gran debate", analizó allá por los años ochenta el futuro desarrollo y proyección de la economía global en los EU, pero le otorgó una máxima importancia al desarrollo económico de Japón, creyendo al mismo tiempo que el país del sol naciente hubiera de proyectarse como una segunda potencia mundial, sólo por detrás de los yanquis. El resultado ya lo conocemos y hasta lo vivimos en carne propia, la fábrica del mundo está en China, las políticas implementadas por el mayor dragón asiático han resultado ser acertadas, su máximo premier Xi Jinping ha impactado y proyectado a su país como el candidato a ser la primera economía mundial, por encima de Wall Street, del dólar americano; una situación así, por supuesto que duele al Imperio de las barras y las estrellas, ya que lo impulsa a una contracción económica nunca antes vista, a un endeudamiento sin límite, a recalentar la máquina de imprimir dólares y sus consabidas consecuencias del deterioro interno de su economía, pues ya son casi 9 millones de yanquis que dentro de su propia patria están laborando en tres puestos de trabajo al día, ello para la manutención básica de sus familias.

Reestructurar el clásico capitalismo no es posible, no hay velocidad de marcha atrás, lo único posible es quizá el hacer tiempo, y con las guerras se gana tiempo, y dinero contante y sonante. Hablamos de solo dos equipos, los liderados por Joe Biden y sus aliados británicos y demás, y el segundo equipo liderado por China y Rusia. Y aquí cabe apuntar que nos olvidamos del segundo continente más grande del orbe, África, donde el premier Xi Jinping ha establecido potentes nexos de inversión de capitales, creando una atmósfera de hospitalidad foránea, no exenta de sus respectivos intereses de dominación en las tierras africanas; se requiere liberar el potencial de varios países y han empezado a caminar de la mano del dragón de fuego oriental, estaban mucho más que olvidados.

El Imperio yanqui no puede decaer, está luchando con todo su potencial, ellos han visto y superado crisis enormes, pero la sustancia de este nuevo reacomodo global, no radica en dos o tres aspectos, va fundamentalmente por las vías de la llamada “High tech” gringa, es decir, la “alta tecnología” y sus derivaciones en todos los aspectos, rubros y niveles del desarrollo y producción masiva, la cual incluye el controvertido armamentismo, el modernizar a los ejércitos nacionales, ya que la trama geopolítica está rebasando los límites de la imaginación humana.

Un ejemplo de internacionalismo solidario, social, congruente hasta lo más posible se ha manifestado durante la severa crisis del C-19, a partir de este parteaguas es que se activan nuevas y viejas políticas internacionales del desarrollo y el antidesarrollo global.

Internacionalismo es sólo un término en apariencia y que poco se habla del mismo, en teoría y práctica todo aquel que lo profesa se ubica como un ciudadano del mundo, pues sabemos que de aquello que ocurra adonde hoy es de noche, y viceversa, nos veremos beneficiados en positivo, o en su caso impactados en negativo en las mal llamadas economías periféricas de todo el orbe.

Existe la brecha liberal del mismo y la tendencia socialista al respecto, sin embargo, es a partir de que la URSS se hiciera añicos tal como un enorme espejo impactado contra el suelo, cuando comienza la otra carrera o batalla por la supremacía mundial. Emilio Zebadua, en su libro "El gran debate", analizó allá por los años ochenta el futuro desarrollo y proyección de la economía global en los EU, pero le otorgó una máxima importancia al desarrollo económico de Japón, creyendo al mismo tiempo que el país del sol naciente hubiera de proyectarse como una segunda potencia mundial, sólo por detrás de los yanquis. El resultado ya lo conocemos y hasta lo vivimos en carne propia, la fábrica del mundo está en China, las políticas implementadas por el mayor dragón asiático han resultado ser acertadas, su máximo premier Xi Jinping ha impactado y proyectado a su país como el candidato a ser la primera economía mundial, por encima de Wall Street, del dólar americano; una situación así, por supuesto que duele al Imperio de las barras y las estrellas, ya que lo impulsa a una contracción económica nunca antes vista, a un endeudamiento sin límite, a recalentar la máquina de imprimir dólares y sus consabidas consecuencias del deterioro interno de su economía, pues ya son casi 9 millones de yanquis que dentro de su propia patria están laborando en tres puestos de trabajo al día, ello para la manutención básica de sus familias.

Reestructurar el clásico capitalismo no es posible, no hay velocidad de marcha atrás, lo único posible es quizá el hacer tiempo, y con las guerras se gana tiempo, y dinero contante y sonante. Hablamos de solo dos equipos, los liderados por Joe Biden y sus aliados británicos y demás, y el segundo equipo liderado por China y Rusia. Y aquí cabe apuntar que nos olvidamos del segundo continente más grande del orbe, África, donde el premier Xi Jinping ha establecido potentes nexos de inversión de capitales, creando una atmósfera de hospitalidad foránea, no exenta de sus respectivos intereses de dominación en las tierras africanas; se requiere liberar el potencial de varios países y han empezado a caminar de la mano del dragón de fuego oriental, estaban mucho más que olvidados.

El Imperio yanqui no puede decaer, está luchando con todo su potencial, ellos han visto y superado crisis enormes, pero la sustancia de este nuevo reacomodo global, no radica en dos o tres aspectos, va fundamentalmente por las vías de la llamada “High tech” gringa, es decir, la “alta tecnología” y sus derivaciones en todos los aspectos, rubros y niveles del desarrollo y producción masiva, la cual incluye el controvertido armamentismo, el modernizar a los ejércitos nacionales, ya que la trama geopolítica está rebasando los límites de la imaginación humana.