Queremos medir todo, apostando por una vida sin límites ni sesgos, quisiéramos no ir en zig zag, y cada fin de año revolucionamos las mejores intenciones para nosotros y los demás.
Cayendo en un profundo sueño, mirando hacia dentro, descubriendo mundos internos, algunos abismos, u otros que como brillantes cometas se van elevando a los mil cielos de los destinos prometidos.
Encenderemos la llama del futuro, que parece una expresión trillada y necia, sin embargo es tan necesaria para mantenernos animados y con una vida por la cual luchar, generar, transformar, intercambiar, proponerse, conmoverse, auto-analizarse, reinventarse, y poner en movimiento el poder de nuestras ideas, de nuestras intenciones, y no esperando que deba cambiar lo de fuera de nuestro control, o bien aquello en lo que no tenemos la menor conciencia del porqué funciona el mundo de tales o cuales formas. Las ráfagas nocturnales vienen gélidas, traen viento y briza que quema y abriga a las nocturnas creaturas y pasajeras aves del invierno.
Se ha hablado de un máximo de alegria en navidad y año nuevo, pero en ocasiones también de padecimientos generados en algunos segmentos de la población, quiero recordar que nadie es invulnerable, y va en el sentido de la disforia, que es un trastorno donde baja la energía humana, se instala la melancolía, y puede agravarse en depresiones mucho más notorias; sin embargo el reto es potenciar la vida, la higiene mental de todos nosotros, sé muy bien que hay gente que aun teniendo todo resuelto en apariencia, se complican por éstas fechas, adonde vagan los recuerdos de la impermanencia, mucho mejor será el creer en un poder absoluto, del cual emana y dimana agua clara y transparente, agua bienhechora para nuestras almas a veces un tanto esquivas o cansadas.
Una muralla en teoría es un obstáculo, pero en mi propuesta es una meta alcanzada y por la cual topamos con un cambio de dirección, hombres, mujeres de todas las edades, colores, formas de pensar y actuar, preferencias, felices o amargados, con energía o un tanto fastidiados. Esta muralla 2023 la podemos pasar por arriba al escalarla, o quizá por debajo igual que un topo hace hoyos en la tierra para no poder verse, y me lo figuro llegando al año 2024 pero emergiendo desde abajo.
Hagamos una lista de propósitos, con papel y lápiz, por si acaso que es lo más seguro, corregiremos nuestras mejores intenciones para con nosotros y los demás. Por lo regular mi punto de partida es con uno mismo, no es egoísmo, es constructivismo, ya que pedimos que el mundo y sus murallas se derrumben por nuestro mero deseo, pero por algo están ahí. Por qué no primero ajustamos lo muy interno en nosotros, y posteriormente nos damos a la tarea de expandir con nuestro ejemplo lo demás posible, siempre y cuando esté a nuestro alcance.
En el muro de las lamentaciones allá en Israel, se ora por toda clase de asuntos, al mismo tiempo es un acto místico de arrepentimiento y ajuste de nosotros mismos. La cultura nos configura, la educación nos enaltece, pero solo la sabiduría nos podrá hacer crecer en consonancia a nuestros propósitos, y aun así hay que ser moderados, ya que la santa Biblia afirma que: “El exceso de sabiduría también nos puede entristecer”. Soy un libre pensador, voy muchas veces a la inversa de mucha gente, me he considerado una especie de extraterrestre, siendo yo y mis circunstancias las que definirán mi rumbo, mi pasado, mi presente, y nuestro futuro.