/ domingo 28 de octubre de 2018

Las primeras pruebas de Cuitláhuac

Dos asuntos de urgencia esperan a Cuitláhuac García Jiménez a partir del primero de diciembre, cuando asuma la responsabilidad de gobernador de Veracruz:

El pago de la nómina, incluida la primera parte del aguinaldo a la burocracia estatal, si el mandatario saliente, Miguel Ángel Yunes Linares, se echa el trompo a la uña de no provisionar lo que el Congreso local le autorizó para el ejercicio fiscal 2018 relativo a este gasto en la Ley de Egresos; y la puesta en marcha de una estrategia efectiva contra la violencia que ha echado raíces y sentado sus reales en el estado de Veracruz, debido a la disputa de plazas de distintos grupos delictivos. Del primero, se entiende que al actual gobierno no le hayan dejado ni la ‘morralla’ en caja para hacer frente a los más elementales compromisos, que haya recibido en virtual bancarrota el Gobierno del Estado, pero precisamente por eso hubo un castigo en las urnas contra Javier Duarte y su partido, y los ciudadanos lo eligieron a él y a los diputados que aprueban el presupuesto, para que vinieran a poner orden, a corregir todo lo malo que se hizo, no para que se repitieran los mismos errores y a prolongar este tipo de ineficiencias. Más aún, si se encuentra aprobado en el presupuesto el pago de nómina y no se hace, el gobernador Yunes sabe que estaría cometiendo el delito de incumplimiento de un deber legal, y si ese recurso hubiese sido destinado a un fin distinto, se configuraría otro delito más, el de desvío de recursos. Por esta razón, y a sabiendas que el nuevo gobierno tiene la intención de fincar responsabilidades donde no se observe cumplimiento a la ley, no se cree que la historia de Duarte se repita con Yunes. De no ocurrir así, Cuitláhuac tendrá que recurrir al gobierno federal, al presidente Andrés Manuel López Obrador, para obtener los recursos necesarios para pagar estos compromisos, como ya lo explicó, con participaciones anticipadas. En el otro tema, ayer el mandatario veracruzano fue recibido en la zona norte de la entidad con mantas en lugares públicos de Pánuco, Cerro Azul y Naranjos, colocadas por grupos delincuenciales, donde se lanzan amenazas a las autoridades locales, pero también estatales y federales, por supuestos acuerdos incumplidos entre ellos, donde acusan con nombre y apellido. Estos grupos han rebasado completamente al gobierno estatal, y lo mismo exponen mensajes en mantas, como en este caso, que en cartulinas sobre cadáveres o restos humanos abandonados en la vía pública, no hay día en que no ocurran esos actos de barbarie, sea en esas demarcaciones o en ciudades tan importantes como Córdoba, Orizaba, Coatzacoalcos, Minatitlán o Cosoleacaque, lo que lamentablemente los convierte en un poder real. ¿Habrá un cambio en las estrategias para neutralizar esta escalada de violencia? Ése es el deseo generalizado, con una política integral y lineamientos claros desde el gobierno central que deberán cumplirse rigurosamente en el estado y para lo cual deberá tenerse el acierto de nombrar a un secretario de Seguridad Pública competente, con conocimiento del tema y que sea incorruptible, sólo así podrá hacerse frente a este difícil reto que tendrá que enfrentar García Jiménez y de lo cual se exigen resultados inmediatos. Son las primeras pruebas para el nuevo gobierno, sólo las primeras.

CALLES EN EL PUERTO. Sólo fueron unos cuantos días en los que el gobierno municipal de Veracruz puso en marcha trabajos de bacheo en la ciudad. El propio alcalde Fernando Yunes Márquez informó que se taparon diez mil hoyancos, que de ser cierto no mejoraron la ciudad que se encuentra en un lamentable estado de deterioro en sus calles. Acaso sean 30 mil o 50 mil baches los que afean el bello puerto y provocan graves trastornos y pérdidas económicas a los ciudadanos, especialmente cuando llueve y no se alcanzan a ver esas trampas mortales y los automovilistas caen en ellos y provocan desperfectos mecánicos. Habrá que esperar si la autoridad municipal cumple con sus obligaciones primarias. Esperemos.

opedro2006@gmail.com


Dos asuntos de urgencia esperan a Cuitláhuac García Jiménez a partir del primero de diciembre, cuando asuma la responsabilidad de gobernador de Veracruz:

El pago de la nómina, incluida la primera parte del aguinaldo a la burocracia estatal, si el mandatario saliente, Miguel Ángel Yunes Linares, se echa el trompo a la uña de no provisionar lo que el Congreso local le autorizó para el ejercicio fiscal 2018 relativo a este gasto en la Ley de Egresos; y la puesta en marcha de una estrategia efectiva contra la violencia que ha echado raíces y sentado sus reales en el estado de Veracruz, debido a la disputa de plazas de distintos grupos delictivos. Del primero, se entiende que al actual gobierno no le hayan dejado ni la ‘morralla’ en caja para hacer frente a los más elementales compromisos, que haya recibido en virtual bancarrota el Gobierno del Estado, pero precisamente por eso hubo un castigo en las urnas contra Javier Duarte y su partido, y los ciudadanos lo eligieron a él y a los diputados que aprueban el presupuesto, para que vinieran a poner orden, a corregir todo lo malo que se hizo, no para que se repitieran los mismos errores y a prolongar este tipo de ineficiencias. Más aún, si se encuentra aprobado en el presupuesto el pago de nómina y no se hace, el gobernador Yunes sabe que estaría cometiendo el delito de incumplimiento de un deber legal, y si ese recurso hubiese sido destinado a un fin distinto, se configuraría otro delito más, el de desvío de recursos. Por esta razón, y a sabiendas que el nuevo gobierno tiene la intención de fincar responsabilidades donde no se observe cumplimiento a la ley, no se cree que la historia de Duarte se repita con Yunes. De no ocurrir así, Cuitláhuac tendrá que recurrir al gobierno federal, al presidente Andrés Manuel López Obrador, para obtener los recursos necesarios para pagar estos compromisos, como ya lo explicó, con participaciones anticipadas. En el otro tema, ayer el mandatario veracruzano fue recibido en la zona norte de la entidad con mantas en lugares públicos de Pánuco, Cerro Azul y Naranjos, colocadas por grupos delincuenciales, donde se lanzan amenazas a las autoridades locales, pero también estatales y federales, por supuestos acuerdos incumplidos entre ellos, donde acusan con nombre y apellido. Estos grupos han rebasado completamente al gobierno estatal, y lo mismo exponen mensajes en mantas, como en este caso, que en cartulinas sobre cadáveres o restos humanos abandonados en la vía pública, no hay día en que no ocurran esos actos de barbarie, sea en esas demarcaciones o en ciudades tan importantes como Córdoba, Orizaba, Coatzacoalcos, Minatitlán o Cosoleacaque, lo que lamentablemente los convierte en un poder real. ¿Habrá un cambio en las estrategias para neutralizar esta escalada de violencia? Ése es el deseo generalizado, con una política integral y lineamientos claros desde el gobierno central que deberán cumplirse rigurosamente en el estado y para lo cual deberá tenerse el acierto de nombrar a un secretario de Seguridad Pública competente, con conocimiento del tema y que sea incorruptible, sólo así podrá hacerse frente a este difícil reto que tendrá que enfrentar García Jiménez y de lo cual se exigen resultados inmediatos. Son las primeras pruebas para el nuevo gobierno, sólo las primeras.

CALLES EN EL PUERTO. Sólo fueron unos cuantos días en los que el gobierno municipal de Veracruz puso en marcha trabajos de bacheo en la ciudad. El propio alcalde Fernando Yunes Márquez informó que se taparon diez mil hoyancos, que de ser cierto no mejoraron la ciudad que se encuentra en un lamentable estado de deterioro en sus calles. Acaso sean 30 mil o 50 mil baches los que afean el bello puerto y provocan graves trastornos y pérdidas económicas a los ciudadanos, especialmente cuando llueve y no se alcanzan a ver esas trampas mortales y los automovilistas caen en ellos y provocan desperfectos mecánicos. Habrá que esperar si la autoridad municipal cumple con sus obligaciones primarias. Esperemos.

opedro2006@gmail.com