/ jueves 9 de diciembre de 2021

Ómicron avanza

La semana pasada platiqué de la variante Ómicron del coronavirus, responsable de la pandemia que ha asolado al mundo durante dos años –y lo que falta–, que al parecer es más contagiosa que sus hermanas y hasta ahora no sabemos qué tan agresiva y letal sea, comparativamente con la variante Delta, que hasta ahora ha resultado ser la más riesgosa, incluso para los ya vacunados.

La semana pasada ya se habían reportado casos en Canadá y Estados Unidos, contagiados que retornaban de un viaje a Sudáfrica y como era lógico, también nos llegó a nuestro país, reportándose casos en el norte, y no es difícil que también nos llegue por el sur ante tanta inmigración que se ha solapado, dejando entrar y circular a miles de haitianos, centroamericanos y africanos; estos últimos han viajado desde su continente, llegando a Chile, de donde los han rechazado y han recorrido en ascenso hasta llegar a México, tratando de alcanzar el sueño americano, el cual no llegará para toda la gente que intenta cruzar y que ha sido devuelta a nuestros estados del norte, según los gringos, en lo que se resuelve la situación migratoria, pero mientras nos usan de patio trasero para tirar sus desechos con una manutención de miles de personas a cargo de nuestro erario.

Por fortuna se han aplicado alrededor de 8 mil millones de vacunas en el mundo, pero siguen siendo insuficientes, por un lado por las miles de personas que han rechazado la vacuna y por otro, porque muchos países pobres, entre ellos muchos africanos, que sólo han recibido el 0.6% de las vacunas. Muchos de los antivacunas han muerto por el virus, entre ellos varios de los líderes de esos grupos, pero también ya hay muchos niños que han enfermado y muerto por la pandemia, por lo que he insistido en la necesidad de vacunar a los niños de 4-5 años en adelante.

Qué bueno que López-Gatell y compañía entendieron la necesidad de poner el refuerzo a las personas de la tercera edad, pero habrá que revacunar a los maestros, vacunar a la totalidad de niños y jóvenes y evitar reuniones masivas e irresponsables, como la reciente convocatoria al Zócalo de la Ciudad de México, donde llevaron a miles de acarreados al estilo de la época prinosauria, para escuchar el mensaje del tercer año de este fallido gobierno, que entre otra más de las absurdas propuestas ofreció incrementar el monto del salario mínimo para el próximo año, a sabiendas que eso ocasionará mayor escalada inflacionaria, despidos laborales y mayor contracción económica, lo que aunado a toda la problemática del país, desde falta de medicamentos, trabajo y mayor delincuencia, incremento en costo de energéticos y salida de capitales nacionales y extranjeros, nos pondrá en una situación más difícil, sin contar que muchos migrantes, ante la necesidad de comer y mantener a sus familias, son presa fácil de la delincuencia organizada para engrosar sus filas.

La semana pasada platiqué de la variante Ómicron del coronavirus, responsable de la pandemia que ha asolado al mundo durante dos años –y lo que falta–, que al parecer es más contagiosa que sus hermanas y hasta ahora no sabemos qué tan agresiva y letal sea, comparativamente con la variante Delta, que hasta ahora ha resultado ser la más riesgosa, incluso para los ya vacunados.

La semana pasada ya se habían reportado casos en Canadá y Estados Unidos, contagiados que retornaban de un viaje a Sudáfrica y como era lógico, también nos llegó a nuestro país, reportándose casos en el norte, y no es difícil que también nos llegue por el sur ante tanta inmigración que se ha solapado, dejando entrar y circular a miles de haitianos, centroamericanos y africanos; estos últimos han viajado desde su continente, llegando a Chile, de donde los han rechazado y han recorrido en ascenso hasta llegar a México, tratando de alcanzar el sueño americano, el cual no llegará para toda la gente que intenta cruzar y que ha sido devuelta a nuestros estados del norte, según los gringos, en lo que se resuelve la situación migratoria, pero mientras nos usan de patio trasero para tirar sus desechos con una manutención de miles de personas a cargo de nuestro erario.

Por fortuna se han aplicado alrededor de 8 mil millones de vacunas en el mundo, pero siguen siendo insuficientes, por un lado por las miles de personas que han rechazado la vacuna y por otro, porque muchos países pobres, entre ellos muchos africanos, que sólo han recibido el 0.6% de las vacunas. Muchos de los antivacunas han muerto por el virus, entre ellos varios de los líderes de esos grupos, pero también ya hay muchos niños que han enfermado y muerto por la pandemia, por lo que he insistido en la necesidad de vacunar a los niños de 4-5 años en adelante.

Qué bueno que López-Gatell y compañía entendieron la necesidad de poner el refuerzo a las personas de la tercera edad, pero habrá que revacunar a los maestros, vacunar a la totalidad de niños y jóvenes y evitar reuniones masivas e irresponsables, como la reciente convocatoria al Zócalo de la Ciudad de México, donde llevaron a miles de acarreados al estilo de la época prinosauria, para escuchar el mensaje del tercer año de este fallido gobierno, que entre otra más de las absurdas propuestas ofreció incrementar el monto del salario mínimo para el próximo año, a sabiendas que eso ocasionará mayor escalada inflacionaria, despidos laborales y mayor contracción económica, lo que aunado a toda la problemática del país, desde falta de medicamentos, trabajo y mayor delincuencia, incremento en costo de energéticos y salida de capitales nacionales y extranjeros, nos pondrá en una situación más difícil, sin contar que muchos migrantes, ante la necesidad de comer y mantener a sus familias, son presa fácil de la delincuencia organizada para engrosar sus filas.