/ miércoles 24 de febrero de 2021

¿Se acabó la corrupción?

A estas alturas del sexenio es innegable que la elección de 30 millones de votantes fue un grave error, que todas las promesas de detener el alza al precio de los energéticos, acabar con la corrupción, la inseguridad, mejorar la economía y el nivel de vida de los ciudadanos fueron falsas y que estamos pasando un momento de la historia del país peor que el de defender el peso como perro, el Fobaproa, el “error de diciembre” y la corrupción misma de los gobiernos anteriores.

Hoy la Auditoría Superior de la Federación revela que la suspensión de la obra del aeropuerto de Texcoco nos ha costado 300 por ciento más de lo planeado, para concluir la obra planeada y estudiada por años para cumplir el capricho de un aeropuerto de rancho mal planeado y que recientemente fue inaugurado en obra negra, al igual que una universidad que pinta para patito. Esa misma Auditoría encontró miles de millones de pesos que no se sabe dónde están pero que desaparecieron. Tranzas con las compras, otorgamiento de obras y servicios sin licitación, que se han dado a familiares, amigos, compadres y a sobreprecios.

Los recientes apagones son también resultado de la incapacidad y falta de planeación de la secretaria de Energía, que no tiene la preparación para el cargo, pero principalmente del director de la CFE, que con experiencia al haber ocupado ese cargo antes de hacer que se cayera el sistema para quitarle la elección a Cárdenas –hace unos ayeres– y que negándose a permitir la energía limpia y renovable, prefiere la derivada del petróleo y el carbón, que tanto contamina; en el caso del carbón, para beneficiar a un productor, que resulta ser cuate de la actual dirigencia.

Y qué decir de la salud, desapareció el Seguro Popular para crear el Insabi, que hasta hoy no funciona en absoluto, habiendo desabasto de vacunas y medicamentos imprescindibles, y para rematar la pandemia, que según el señor López Obrador le cayó como anillo al dedo, para tener acorralada a la población y le agradezcan las migajas que ofrece al pueblo.

Y la vacunación, hasta ahora se mantiene en los niveles más bajos a nivel mundial, pues los biológicos aplicados no alcanzan en su totalidad y en un solo día, teniendo personal de salud preparado y capacitado para vacunar, se ha dado el trabajo a la “servidumbre de la nación”, que además ya se vacunó antes que la población vulnerable.

El eslogan de no robar y no mentir se quedaron en palabras al viento, cuando vemos que la corrupción en los altos niveles de la política rebasa con mucho lo que se veía en anteriores gobiernos, con la diferencia que antes al menos se podía vivir y la economía del bolsillo se mantenía más o menos a flote; hoy los niveles de pobreza y miseria aumentan día a día, a pesar de las limosnas con las que pretenden domesticar a la gente necesitada y a los que no hacen nada para ganarse el pan de todos los días, con lo que la delincuencia común ha aumentado brutalmente, ya sea por desempleo, hambre o costumbre. Y lo que falta.

A estas alturas del sexenio es innegable que la elección de 30 millones de votantes fue un grave error, que todas las promesas de detener el alza al precio de los energéticos, acabar con la corrupción, la inseguridad, mejorar la economía y el nivel de vida de los ciudadanos fueron falsas y que estamos pasando un momento de la historia del país peor que el de defender el peso como perro, el Fobaproa, el “error de diciembre” y la corrupción misma de los gobiernos anteriores.

Hoy la Auditoría Superior de la Federación revela que la suspensión de la obra del aeropuerto de Texcoco nos ha costado 300 por ciento más de lo planeado, para concluir la obra planeada y estudiada por años para cumplir el capricho de un aeropuerto de rancho mal planeado y que recientemente fue inaugurado en obra negra, al igual que una universidad que pinta para patito. Esa misma Auditoría encontró miles de millones de pesos que no se sabe dónde están pero que desaparecieron. Tranzas con las compras, otorgamiento de obras y servicios sin licitación, que se han dado a familiares, amigos, compadres y a sobreprecios.

Los recientes apagones son también resultado de la incapacidad y falta de planeación de la secretaria de Energía, que no tiene la preparación para el cargo, pero principalmente del director de la CFE, que con experiencia al haber ocupado ese cargo antes de hacer que se cayera el sistema para quitarle la elección a Cárdenas –hace unos ayeres– y que negándose a permitir la energía limpia y renovable, prefiere la derivada del petróleo y el carbón, que tanto contamina; en el caso del carbón, para beneficiar a un productor, que resulta ser cuate de la actual dirigencia.

Y qué decir de la salud, desapareció el Seguro Popular para crear el Insabi, que hasta hoy no funciona en absoluto, habiendo desabasto de vacunas y medicamentos imprescindibles, y para rematar la pandemia, que según el señor López Obrador le cayó como anillo al dedo, para tener acorralada a la población y le agradezcan las migajas que ofrece al pueblo.

Y la vacunación, hasta ahora se mantiene en los niveles más bajos a nivel mundial, pues los biológicos aplicados no alcanzan en su totalidad y en un solo día, teniendo personal de salud preparado y capacitado para vacunar, se ha dado el trabajo a la “servidumbre de la nación”, que además ya se vacunó antes que la población vulnerable.

El eslogan de no robar y no mentir se quedaron en palabras al viento, cuando vemos que la corrupción en los altos niveles de la política rebasa con mucho lo que se veía en anteriores gobiernos, con la diferencia que antes al menos se podía vivir y la economía del bolsillo se mantenía más o menos a flote; hoy los niveles de pobreza y miseria aumentan día a día, a pesar de las limosnas con las que pretenden domesticar a la gente necesitada y a los que no hacen nada para ganarse el pan de todos los días, con lo que la delincuencia común ha aumentado brutalmente, ya sea por desempleo, hambre o costumbre. Y lo que falta.