/ miércoles 22 de septiembre de 2021

Un Grito de vergüenza

La semana pasada se conmemoró un año más del llamado Grito de Independencia, recordando el levantamiento de Miguel Hidalgo, la Corregidora Josefa Ortiz de Domínguez, los capitanes Allende y Aldama, y el pueblo de Guanajuato en contra de los españoles peninsulares, en repudio del reinado usurpado por Pepe Botella, hermano de Napoleón Bonaparte.

Cada año el presidente de la República, los gobernadores, alcaldes y autoridades del país llevan a cabo la ceremonia del Grito bajo un estricto protocolo que recuerda a los insurgentes y culmina con tres ¡viva México! Los últimos tres años, el Ejecutivo ha roto con este protocolo, agregando al discurso ocurrencias nada graciosas ni serias, incluida el viva la fraternidad universal, que nada tiene que ver con nuestra independencia e idiosincrasia.

Hasta ahí ya estamos acostumbrados a tan disperso discurso, pero lo inaudito es que “el Peje” hubiera invitado a tan significativa ceremonia a un dictador como Miguel Díaz-Canel, heredero de la dictadura de los Castro en la República de Cuba, y quien salió tanto o más represor que Raúl y muy similar a Fidel. Baste recordar que desde el 11 de julio pasado ha reprimido y castigado severamente a todos los miles de cubanos que se revelaron contra la dictadura, exigiendo libertad.

No ponemos en duda los principios que originaron la llamada revolución cubana en 1959, en la que Fidel Castro, su hermano Raúl, Camilo Cienfuegos y “el Che” Guevara levantaron al pueblo contra Fulgencio Batista y su gobierno, pero que al paso de los años se convirtió en una dictadura de los Castro, que reprimieron a su pueblo al punto de quitarles la libertad, la voz, la voluntad y el pensamiento, hundiéndolos en la más cruda miseria, hambre y pobreza, robándoles incluso el producto de su trabajo que han de hacer de manera obligatoria, sin importar la edad.

Si bien esta tercera generación de cubanos ha intentado levantarse contra la opresión, es brutalmente oprimida y pisoteada por el dictador Díaz-Canel sin respeto a la libertad de expresión, a los derechos humanos ni a los principios básicos de humanidad. Tercera generación porque la primera fue la de la revolución, que al paso de los años añoraban la época de bonanza de Batista; la segunda creció bajo la dictadura y que no conoció otra cosa que el régimen castrista, y la tercera que ya sabe que hay otro mundo fuera de la isla.

Pero volviendo al Grito del 15 de septiembre y el desfile del día siguiente, qué vergonzoso papel el del Ejecutivo al invitar al dictador, incluso a dar un mensaje e invitar a un escuadrón venezolano que coreaba ¡Chávez vive! Ambos actos no solamente denigrantes, sino que además es un insulto a los mexicanos que no aprobamos esas dictaduras esclavizantes, es como jalarle la cola al tigre cuando nuestro principal socio comercial y fuente económica es Estados Unidos, país al que le reclamó el cese al embargo comercial contra el régimen cubano. Qué oso.

Los últimos tres años, el Ejecutivo ha roto con este protocolo, agregando al discurso ocurrencias nada graciosas ni serias, incluida el viva la fraternidad universal, que nada tiene que ver con nuestra independencia e idiosincrasia.

La semana pasada se conmemoró un año más del llamado Grito de Independencia, recordando el levantamiento de Miguel Hidalgo, la Corregidora Josefa Ortiz de Domínguez, los capitanes Allende y Aldama, y el pueblo de Guanajuato en contra de los españoles peninsulares, en repudio del reinado usurpado por Pepe Botella, hermano de Napoleón Bonaparte.

Cada año el presidente de la República, los gobernadores, alcaldes y autoridades del país llevan a cabo la ceremonia del Grito bajo un estricto protocolo que recuerda a los insurgentes y culmina con tres ¡viva México! Los últimos tres años, el Ejecutivo ha roto con este protocolo, agregando al discurso ocurrencias nada graciosas ni serias, incluida el viva la fraternidad universal, que nada tiene que ver con nuestra independencia e idiosincrasia.

Hasta ahí ya estamos acostumbrados a tan disperso discurso, pero lo inaudito es que “el Peje” hubiera invitado a tan significativa ceremonia a un dictador como Miguel Díaz-Canel, heredero de la dictadura de los Castro en la República de Cuba, y quien salió tanto o más represor que Raúl y muy similar a Fidel. Baste recordar que desde el 11 de julio pasado ha reprimido y castigado severamente a todos los miles de cubanos que se revelaron contra la dictadura, exigiendo libertad.

No ponemos en duda los principios que originaron la llamada revolución cubana en 1959, en la que Fidel Castro, su hermano Raúl, Camilo Cienfuegos y “el Che” Guevara levantaron al pueblo contra Fulgencio Batista y su gobierno, pero que al paso de los años se convirtió en una dictadura de los Castro, que reprimieron a su pueblo al punto de quitarles la libertad, la voz, la voluntad y el pensamiento, hundiéndolos en la más cruda miseria, hambre y pobreza, robándoles incluso el producto de su trabajo que han de hacer de manera obligatoria, sin importar la edad.

Si bien esta tercera generación de cubanos ha intentado levantarse contra la opresión, es brutalmente oprimida y pisoteada por el dictador Díaz-Canel sin respeto a la libertad de expresión, a los derechos humanos ni a los principios básicos de humanidad. Tercera generación porque la primera fue la de la revolución, que al paso de los años añoraban la época de bonanza de Batista; la segunda creció bajo la dictadura y que no conoció otra cosa que el régimen castrista, y la tercera que ya sabe que hay otro mundo fuera de la isla.

Pero volviendo al Grito del 15 de septiembre y el desfile del día siguiente, qué vergonzoso papel el del Ejecutivo al invitar al dictador, incluso a dar un mensaje e invitar a un escuadrón venezolano que coreaba ¡Chávez vive! Ambos actos no solamente denigrantes, sino que además es un insulto a los mexicanos que no aprobamos esas dictaduras esclavizantes, es como jalarle la cola al tigre cuando nuestro principal socio comercial y fuente económica es Estados Unidos, país al que le reclamó el cese al embargo comercial contra el régimen cubano. Qué oso.

Los últimos tres años, el Ejecutivo ha roto con este protocolo, agregando al discurso ocurrencias nada graciosas ni serias, incluida el viva la fraternidad universal, que nada tiene que ver con nuestra independencia e idiosincrasia.