/ martes 20 de febrero de 2018

Ciencia y luz|Calles más democráticas, el reto de las ciudades

Por Isis Chang Ramírez*

El diseño de una ciudad es un proceso de planeación einteligencia colectiva en el cual, en un escenario perfecto, todoslos actores son piezas importantes y necesarias para la toma dedecisiones: ciudadanía, sociedad civil organizada, academia,gobierno e incluso la iniciativa privada. Establecer estacondición de colectividad y equidad participativa es la maneracomo se abre la puerta a una simbiosis en la que mientras másconstante sea la interacción entre las partes, más incluyentes,resistentes y resilientes se vuelven las ciudades.

Visualicemos nuestra ciudad como un gran organismo un tantodesmejorado. ¿Has pensado cuáles son sus principales síntomas?Este escrito se centra en una de las áreas más afectadas de dichoorganismo: la movilidad urbana y su espacio público. ¿Por quélas ciudades en México se saturan de tránsito vehicular,congestionamientos y contaminación? Ello se debe, entre otrosfactores, a que la infraestructura vial se ha intentado“resolver” desde y para una sola perspectiva: la delautomóvil. Carreteras, vías de alta velocidad y segundos pisosque promueven la calle como un espacio para la libre circulacióndel vehículo privado, dejando de lado a las personas y la escalahumana.

En Xalapa sólo el 33% de los desplazamientos se realiza envehículo privado y el resto se hace caminando, en bicicleta otransporte público. Reflexionemos ahora si la distribución de lavía pública es en realidad equitativa. Podríamos partir de unsimple ejercicio: si tomamos una fotografía de la calle, notaremosque entre más autos hay aparecemos menos personas. Y entre menospersonas, mayor enajenamiento, menor equidad, inclusión yorganicidad.

Uno de los principales problemas de nuestra ciudad consiste enel congestionamiento vial, el cual es resultado de distintosfactores: las calles se piensan para movernos en auto comenzando areemplazar personas por cochistas (dícese de los individuos cuyoúnico medio de transporte es el automóvil particular), la faltade cumplimiento de la normativa, el diseño mismo de ésta, lafalta de una visión integral de la movilidad urbana, ladistribución del recurso destinado a la infraestructura, elcrecimiento de la mancha urbana que genera espacios dormitorio,entre otros.

Escala humana

Las ciudades tienen una marcada tendencia de desenvolvimiento entorno al automóvil, por ello los urbanistas deben tener claro queen la concepción de la vía pública no puede permitirse que elautomóvil sea el centro del diseño urbano. ¿Qué pasa cuandoconstruimos infraestructura exclusiva para el auto? Fomentamosciudades enajenadas. Tomemos el ejemplo de la infraestructuraelevada: el segundo piso en la Ciudad de México o el segundo pisopara bicicletas en Puebla. Se trata de intervenciones que nos hacencreer en una modernización hacia la cual todos deberíamostransitar para encaminarnos hacia una mejor ciudad.

Sin embargo, la infraestructura elevada no es tan compatible conla escala humana porque segrega el espacio. Al haber segregaciónfomentamos ciudades poco inclusivas: peatones y ciclistas circulanpor un lado, vehículos por otro. Este tipo de aislamiento ocasionaa su vez que no se den las circunstancias favorables para promoveruna cultura de percepción de los demás, no se genera convivenciani interacción entre seres humanos, ni interacción con elentorno. Entonces, esto quiere decir que no promovemos espaciospropicios para permitir procesos sociales orgánicos, ciudades conpersonas, ciudades más humanas.

¿Qué es la escala humana? La escala humana surge cuando loshabitantes tienen un campo de visión que no se ve obstaculizadopor grandes construcciones y los peatones se pueden desplazar demanera segura, a una velocidad real. Las construcciones de granaltura promueven que los habitantes se vuelvan ajenos a la vida quetranscurre a nivel del suelo, no tienen posibilidad de controlarvisualmente lo que ocurre en la calle y por lo tanto surge unapercepción de inseguridad.

Ceder el paso

Resulta imprescindible promover infraestructura democrática anivel de calle que conduzca a interactuar equitativa yrespetuosamente a peatones, ciclistas, autobuses y automóviles, envías diseñadas bajo una perspectiva de escala humana que nospermitan ser conscientes de la presencia de los demás. Un ejemplode esta infraestructura puede ser una intersección que cuente conlos elementos adecuados de cruce peatonal a nivel de calle, queinviten al conductor de automóvil a detenerse, volviéndoloconsciente de la necesidad de las personas de atravesar lacalle.

Una acción tan sencilla como ceder el paso, se convierte en unejercicio profundamente importante porque implica aspectoseducativos, de convivencia, cordialidad y respeto hacia los demás.Así, la infraestructura a escala humana promueve valores éticos yfomenta la construcción social del espacio. Ceder el paso noimplica mayor costo y, desde la igualdad en el espacio público,abona a la recuperación de la calle y la formación de una mejorcultura vial.

El cambio que es posible provocar con una transformación decomportamiento es mucho más trascendental que el que se puedaobtener con base en una inversión monetaria, por costosa que sea.Visualicémonos como agentes de cambio para construir la ciudad enla que queremos vivir, nuestra ciudad ideal. Luchemos por callesmás democráticas, pues todos tenemos el mismo derecho a usarlas.Desplacemos el sentido de competencia por el de convivencia.

*Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad. Correo:ichang@uv.mx

Por Isis Chang Ramírez*

El diseño de una ciudad es un proceso de planeación einteligencia colectiva en el cual, en un escenario perfecto, todoslos actores son piezas importantes y necesarias para la toma dedecisiones: ciudadanía, sociedad civil organizada, academia,gobierno e incluso la iniciativa privada. Establecer estacondición de colectividad y equidad participativa es la maneracomo se abre la puerta a una simbiosis en la que mientras másconstante sea la interacción entre las partes, más incluyentes,resistentes y resilientes se vuelven las ciudades.

Visualicemos nuestra ciudad como un gran organismo un tantodesmejorado. ¿Has pensado cuáles son sus principales síntomas?Este escrito se centra en una de las áreas más afectadas de dichoorganismo: la movilidad urbana y su espacio público. ¿Por quélas ciudades en México se saturan de tránsito vehicular,congestionamientos y contaminación? Ello se debe, entre otrosfactores, a que la infraestructura vial se ha intentado“resolver” desde y para una sola perspectiva: la delautomóvil. Carreteras, vías de alta velocidad y segundos pisosque promueven la calle como un espacio para la libre circulacióndel vehículo privado, dejando de lado a las personas y la escalahumana.

En Xalapa sólo el 33% de los desplazamientos se realiza envehículo privado y el resto se hace caminando, en bicicleta otransporte público. Reflexionemos ahora si la distribución de lavía pública es en realidad equitativa. Podríamos partir de unsimple ejercicio: si tomamos una fotografía de la calle, notaremosque entre más autos hay aparecemos menos personas. Y entre menospersonas, mayor enajenamiento, menor equidad, inclusión yorganicidad.

Uno de los principales problemas de nuestra ciudad consiste enel congestionamiento vial, el cual es resultado de distintosfactores: las calles se piensan para movernos en auto comenzando areemplazar personas por cochistas (dícese de los individuos cuyoúnico medio de transporte es el automóvil particular), la faltade cumplimiento de la normativa, el diseño mismo de ésta, lafalta de una visión integral de la movilidad urbana, ladistribución del recurso destinado a la infraestructura, elcrecimiento de la mancha urbana que genera espacios dormitorio,entre otros.

Escala humana

Las ciudades tienen una marcada tendencia de desenvolvimiento entorno al automóvil, por ello los urbanistas deben tener claro queen la concepción de la vía pública no puede permitirse que elautomóvil sea el centro del diseño urbano. ¿Qué pasa cuandoconstruimos infraestructura exclusiva para el auto? Fomentamosciudades enajenadas. Tomemos el ejemplo de la infraestructuraelevada: el segundo piso en la Ciudad de México o el segundo pisopara bicicletas en Puebla. Se trata de intervenciones que nos hacencreer en una modernización hacia la cual todos deberíamostransitar para encaminarnos hacia una mejor ciudad.

Sin embargo, la infraestructura elevada no es tan compatible conla escala humana porque segrega el espacio. Al haber segregaciónfomentamos ciudades poco inclusivas: peatones y ciclistas circulanpor un lado, vehículos por otro. Este tipo de aislamiento ocasionaa su vez que no se den las circunstancias favorables para promoveruna cultura de percepción de los demás, no se genera convivenciani interacción entre seres humanos, ni interacción con elentorno. Entonces, esto quiere decir que no promovemos espaciospropicios para permitir procesos sociales orgánicos, ciudades conpersonas, ciudades más humanas.

¿Qué es la escala humana? La escala humana surge cuando loshabitantes tienen un campo de visión que no se ve obstaculizadopor grandes construcciones y los peatones se pueden desplazar demanera segura, a una velocidad real. Las construcciones de granaltura promueven que los habitantes se vuelvan ajenos a la vida quetranscurre a nivel del suelo, no tienen posibilidad de controlarvisualmente lo que ocurre en la calle y por lo tanto surge unapercepción de inseguridad.

Ceder el paso

Resulta imprescindible promover infraestructura democrática anivel de calle que conduzca a interactuar equitativa yrespetuosamente a peatones, ciclistas, autobuses y automóviles, envías diseñadas bajo una perspectiva de escala humana que nospermitan ser conscientes de la presencia de los demás. Un ejemplode esta infraestructura puede ser una intersección que cuente conlos elementos adecuados de cruce peatonal a nivel de calle, queinviten al conductor de automóvil a detenerse, volviéndoloconsciente de la necesidad de las personas de atravesar lacalle.

Una acción tan sencilla como ceder el paso, se convierte en unejercicio profundamente importante porque implica aspectoseducativos, de convivencia, cordialidad y respeto hacia los demás.Así, la infraestructura a escala humana promueve valores éticos yfomenta la construcción social del espacio. Ceder el paso noimplica mayor costo y, desde la igualdad en el espacio público,abona a la recuperación de la calle y la formación de una mejorcultura vial.

El cambio que es posible provocar con una transformación decomportamiento es mucho más trascendental que el que se puedaobtener con base en una inversión monetaria, por costosa que sea.Visualicémonos como agentes de cambio para construir la ciudad enla que queremos vivir, nuestra ciudad ideal. Luchemos por callesmás democráticas, pues todos tenemos el mismo derecho a usarlas.Desplacemos el sentido de competencia por el de convivencia.

*Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad. Correo:ichang@uv.mx

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