A sus 14 años de edad, Miguel Eduardo Salazar Carreto divide su tiempo para practicar Muay Thai, cumplir con sus labores de la escuela y apoyar en las actividades del hogar.
Desde pequeño le ha llamado la atención el Muay Thai y aunque empezó a sus 10 años a realizar prácticas en casa, bajo la asesoría de su primo Alexis que practica la misma disciplina, hace un año inició formalmente en el Instituto Sanshou Xalapa MMA, ubicado en la colonia América.
Aunque su sueño es ser un peleador profesional de esa disciplina, sabe que lo principal es terminar su carrera profesional, pues desea estudiar Ciencias de la Comunicación y trabajar en medios digitales.
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Miguel también ha practicado la natación, pero no le atrajo tanto como los deportes de contacto. Incluso, estuvo un tiempo en un gimnasio de pesas, pero lo suyo es el Muay Thai, que además le ha ayudado a tener más seguridad y confianza. También práctica ciclismo y se deseo es aprender acrobacias o freestyle.
¿En qué torneos de Muay Thai ha participado Miguel?
De manera reciente, el 18 de junio, participó por vez primera en un torneo que se llevó a cabo en la colonia Casa Blanca; aunque no ganó, se dice satisfecho de haber tenido esa experiencia, pues enfrentó a un rival con más experiencia y la decisión fue por puntos y muy cerrada.
Los conocimientos de Muay Thai los recibe de su maestro Sergio Salas, a quien reconoce por tener la paciencia y el temple para explicar detalladamente cómo debe realizarse cada golpe y patada.
El Muay Thai es su pasión, pero por ahora lo toma como un pasatiempo, pues insiste en que primero está la escuela. En este ciclo que está por concluir terminará la secundaria con buenas calificaciones, además de que pasó el examen de admisión a la preparatoria. Le gusta mucho la historia y participar en clase, además de que fue seleccionado para dar el discurso de despedida de su generación de secundaria.
En ocasiones no le es posible acudir al dojo a causa de las tareas, sin embargo, cuando termina sus deberes practica en su casa, con el apoyo de su hermano Ángel Adrián.
Cada vez que se pone los guantes, Miguel Eduardo se mete de lleno en el entrenamiento. "Pongo mi mente y mi corazón en todo lo que hago; practico con los costales y con compañeros, siempre con el pensamientos de que cada día hay que dar lo mejor para superarme a mi mismo".
El acondicionamiento físico es importante. Recuerda que al principio tenía problemas de sobrepeso y que le costaba mucho hacer abdominales, lagartijas y correr. En el dojo su maestro le tuvo paciencia y con base en la disciplina logró obtener un peso adecuado y una mejor condición física.
A través del Muay Thai, Miguel Eduardo ha ganado mucha confianza personal y espera a que empiecen las clases de preparatoria para reorganizar su tiempo y continuar con su entrenamiento sin descuidar la escuela.