Si en 2023 el gobierno estatal entrega el cuatro por ciento del presupuesto global de la entidad a la Universidad Veracruzana (UV), tal y como está estipulado en la Constitución política, se cumplirá un hito en la historia de la universidad pública nacional, opinó el investigador Jaime Martuscelli Quintana.
En la conferencia magistral “La autonomía universitaria en México”, en la Facultad de Derecho-UV, expuso que las instituciones de educación superior han alcanzado su autonomía en la libertad de cátedra e investigación, pero aún falta mucho por hacer en el tema presupuestal.
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El integrante del Consejo de Administración del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe anotó que la autonomía no elimina las tensiones con el poder público y político ni garantiza la certidumbre para el desarrollo institucional.
Observó que mediante el financiamiento, el Estado ha tratado de imponer orientaciones a las acciones sustantivas universitarias y ha impulsado que las universidades busquen más fuentes de financiamiento, lo cual se ha convertido en una nueva tarea que les resta energía.
Evidenció que a pesar de los esfuerzos, aún no es posible que ningún gobierno acepte que los presupuestos de las universidades sean multianuales, cuando habría grandes beneficios, específicamente en el área de investigación científica. Agregó que en esta área se requiere tener la certidumbre y la seguridad de que en los siguientes años habrá los recursos económicos suficientes para desarrollar los proyectos.
Martuscelli Quintana recalcó que las universidades tienen la responsabilidad de aplicar con transparencia los bienes que se le otorgan como subsidio, buscando la calidad de sus procesos y resultados con la obligación de rendir cuentas a la sociedad que se los otorga.
¿Qué amenazas enfrentan las universidades?
Además del financiamiento, indicó que la autonomía de la universidad pública enfrenta nuevas amenazas por la globalización económica y el acelerado desarrollo de las tecnologías de la comunicación y de la información.
Y es que dijo que el conocimiento se ha convertido en una fuerza productiva y en un factor central del desarrollo económico. Ejemplificó con la investigación, que se orienta hacia temas y objetos de las ciencias exactas y naturales que tienen mayores posibilidades de producir aplicaciones en los procesos productivos.
“Esta línea conlleva la adopción de modelos de universidad de investigación, haciéndolas más competitivas en el mercado mundial de la educación a través de los famosos ‘rankings’ o comparaciones internacionales de universidades calificadas con criterios de funcionamiento del mercado”.
Y es que para cubrir esas necesidades se privilegia a carreras en las cuales los egresados pueden tener más oportunidad de insertarse en el mercado laboral.
El problema, señaló, es que se subordina a las disciplinas de las ciencias sociales, las humanidades y las artes, “que han sido un rasgo distintivo de las universidades públicas y que además se seguirán atendiendo, con la convicción del papel que desempeñan en el desarrollo nacional”.
Enfatizó que se debe mantener el compromiso de seguir formando historiadores, filósofos, sociólogos, pedagogos y economistas, solo por citar algunas de las disciplinas fundamentales para el avance del país.
Otro de los desafíos que nombró es la acción de fuerzas político-religiosas, pues consideró que intentan sacralizar temas de espacios e instituciones para imponer un fundamentalismo ideológico en las políticas públicas sobre educación, salud, cultura e investigaciones científicas.
Afirmó que pretenden inhibir el avance en la ciencia y la tecnología, aun cuando han tenido gran desarrollo, sin importarles que tales logros tengan expectativas de mejorar la lucha contra nuevas enfermedades, como fue el caso del Sida y el bienestar de la población y su calidad de vida en general.
Expuso que la laicidad es condición necesaria para una vida democrática, el desarrollo libre de las personas y de la libertad de conciencia, que permite que cada quien se forme su propia visión del mundo. Anotó que el reto sigue siendo la defensa de la libertad de cátedra.
¿Cuál es la responsabilidad de las universidades?
Finalmente, en cuanto a las responsabilidades y compromisos de las universidades, dijo que están obligadas —desde la perspectiva del compromiso con el saber— a conocer, estudiar y difundir las causas de la violencia, la inseguridad y la delincuencia que afectan a la sociedad y a los ciudadanos, así como a proponer alternativas para lograr la eficacia de la acción colectiva contra estos males.
Otra de las responsabilidades de las que habló es la de impulsar y fortalecer la educación integral de los estudiantes por medio de programas de educación para la paz, la civilidad, la tolerancia, el respeto a la legalidad, y de formar ciudadanos críticos, responsables y comprometidos con su comunidad.
Puntualizó que la libertad y la autonomía permiten la pluralidad de pensamiento y el cumplimiento de la responsabilidad y el compromiso ético de las universidades para prevenir la amenaza y el miedo de vivir en la era del conocimiento.
El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México declaró que son tiempos en los cuales se exaltan las falsas creencias y la intolerancia, así como la supremacía de los mercados, la condición general provocada por la realidad virtual y los fundamentalismos políticos y religiosos.