"Ante el sufrimiento humano es necesario saber crear sinergías entre personas e instituciones, superando prejuicios, para poder así cultivar el esfuerzo y la atención de todos en favor del enfermo". El Papa Francisco pronunció significativamente estas palabras pocas horas después de la noticia de la muerte de Alfie Evans, el niño inglés que sufría una desconocida y gravísima patología degenerativa.
El dramático conflicto legal entre la voluntad de la familia Evans y el frío dictamen de la ley, suscitó diversas reacciones en casi todo el planeta.
Durante meses los padres sostuvieron una batalla legal con el hospital Alder Hey de Liverpool, debido a que el centro médico deseaba desconectarle el soporte vital y dejarlo morir, argumentando que era lo mejor para el bebé.
Luego vino el rechazo de los jueces ingleses de conceder el permiso a los padres de Alfie de trasladarlo a Roma, al hospital del Vaticano “Nino Jesus”, en un desesperado intento de poderlo salvar después del manifestado interés del mismo pontífice argentino y de la concesión al niño de la ciudadania italiana.
Recibiendo en el Vaticano a los participantes en la conferencia internacional sobre la medicina regenerativa, promovida por el Pontificio Consejo de la Cultura, sin mencionar en ningún momento el “caso” del pequeño Alfie, Bergoglio se refirió indirectamente a este dramático episodio, afirmando que “la Iglesia elogia los esfuerzos en el ámbito de la investigación y la aplicación tendiente a ocuparse de las personas que sufren”.
Subrayando sin embargo que uno de los principios fundamentales en este campo, es que “no todo lo que técnicamente es posible o factible, es también éticamente aceptable”. La ciencia –precisó- “como cualquier otra actividad humana, tiene límites que deben ser respetados por el bien de la misma humanidad, y necesita de un sentido de responsabilidad ética”.
El jefe de la Iglesia Católica elogió “el gran esfuerzo de la investigación científica tendiente al descubrimiento y a la difusión de nuevos tratamientos, especialmente cuando tocan el delicado problema de las enfermedades raras, neurodegenerativas y muchas otras”.
Poor lo tanto, para Francisco se necesitan acciones concretas en favor de quien sufre "a través de la convergencia de esfuerzos y de ideas capaces de involucrar a científicos, médicos, pacientes, familias, estudiosos de ética y de cultura, líderes religiosos, filántropos y representantes del mundo empresarial", es decir una gran comunión de esfuerzos que tengan en cuenta, al mismo nivel, tanto los aspectos médicos como los humanos.
Horas mas tarde, Francisco difundió un breve mensaje vía internet en el cual se declaró “profundamente afectado por la muerte del pequeño Alfie”, precisando que “hoy rezo, especialmente por sus padres, mientras que Dios Padre lo acoge en su tierno abrazo”.
