/ sábado 16 de marzo de 2024

Desarrollo profesional docente

El desarrollo profesional docente es un aspecto crucial para mejorar la calidad de la educación. Es relevante desde diferentes perspectivas: el desarrollo profesional permite a los docentes adquirir nuevas habilidades y conocimientos. Esto, a su vez, mejora su satisfacción laboral al sentirse más competentes y preparados para enfrentar los desafíos en el aula, expone scielo.org.mx.

Cuando los docentes se actualizan y mejoran sus prácticas, esto se refleja directamente en el aprendizaje de los estudiantes. Pueden implementar mejores estrategias pedagógicas, adaptarse a las necesidades individuales de los alumnos y crear un entorno de aprendizaje positivo, señala educatics, ar. En resumen, el desarrollo profesional docente no solo beneficia a los maestros, sino también a los estudiantes y a la sociedad en general. Es una inversión valiosa para mejorar la educación y construir un futuro más prometedor.

Recientemente se llevó a cabo el 3er Congreso Estatal de Escuelas Normales en el Estado de México, con el Panel: La formación docente en América Latina en clave decolonial; alternativas, desafíos y utopías. Germán Iván Martínez Gómez, quien hace una reseña del congreso, comenta: en el evento participó Stella Cárdenas Agudelo, licenciada en lenguas y maestra en filosofía y epistemología por la Universidad de Caldas, Colombia, es educadora popular y militante pedagógica. En su intervención, habló de su país, en cual vive una profunda exclusión y pobreza. En ese contexto de marginación y opresión, dijo, los educadores populares “proponemos una lectura del territorio” y sugerimos poner en la mesa de discusión algunas interrogantes para las y los maestros, las escuelas y, particularmente, aquellas instituciones educativas que se dedican a la formación de docentes: “¿dónde vivimos?, ¿quiénes somos?, ¿para dónde vamos?, ¿qué tipo de sociedad queremos construir?”.

“Desde su perspectiva, es fundamental construir comunidades, al buscar intereses y afinidades. Para ello, destacó la importancia de la geopedagogía, disciplina que considera cómo los lugares, el espacio, el medio ambiente y la distribución de recursos influyen en la educación y el aprendizaje. La geopedagogía busca integrar estos aspectos en la enseñanza y promover la educación geográfica como una herramienta para comprender mejor el mundo en el que vivimos”. También la maestra Cárdenas opina que “hay muchas formas de hacer escuela y de ser maestro”, por lo que el conocimiento y la práctica constituyen el germen del saber pedagógico. En su intervención, destacó el papel de las “pedagogías del sur”, perspectiva que surge como respuesta a las críticas a la universalidad y dominación cultural de los modelos educativos occidentales, así como a la colonialidad del conocimiento. Dichas pedagogías se inspiran en las experiencias educativas de países y culturas que han sido históricamente marginados o colonizados, como muchas naciones de América Latina, África y Asia. Las pedagogías del sur (de Boaventura de Sousa Santos) enfatizan la importancia de la contextualización, la diversidad cultural, la justicia social, la descolonización del conocimiento y la autonomía en el proceso educativo.

Otra de las especialistas en educación que participaron fue Laura García, maestra jubilada, militante por la educación popular y referente feminista y sindicalista en Argentina, cuestionó la implantación de modelos educativos en América Latina e invitó a reflexionar sobre cómo ha sido pensada la escuela, desafiar y desmantelar las estructuras de poder (coloniales y neocoloniales) que persisten en los sistemas educativos y en la producción de conocimiento. En este sentido, el docente no puede ser un “instrumentador de competencias” y la educación no puede reducirse a enseñar a los alumnos a cumplir. Es preciso enseñarles a pensar y a ser críticos de la realidad, registra Martínez Gómez en “La formación docente en América Latina”.

Así, para afrontar lo que llamó el “apagón pedagógico en América Latina”, Laura García considera necesario introducir la investigación en el currículo; formar estudiantes analíticos y reflexivos; vivir en contacto con la naturaleza y recuperar, de la pedagogía crítica, la idea de que educar no consiste en transmitir conocimientos, sino en fomentar la conciencia crítica y la acción transformadora. Conminó a estudiantes y docentes a “reflexionar sobre nuestro quehacer” y no seguir formando a los estudiantes bajo el enfoque de las competencias, que generan seres humanos egoístas, individualistas y agresivos. Propuso, en su lugar, desarrollar capacidades, propiciar la escucha, defender el diálogo y la democracia, y pensar que la educación no sólo implica conocimientos, sino también habilidades, actitudes, sentimientos, intenciones, emociones, valores… Una educación así, sentenció, siempre irá al reencuentro del otro.

Laura Frade Rubio, en “La Nueva escuela mexicana y las epistemologías del sur”, (Nexos) expone: Como punto de partida, la propuesta del Plan y programas de estudio. Educación básica 2022 considera los siguientes aspectos como fundamentales: i) la comunidad como núcleo del proceso educativo, y ii) un perfil de egreso que busca formar una ciudadana y un ciudadano activo, participante, respetuoso de los derechos humanos y de su diversidad, seguro de sí mismo(a), con una alta autoestima, estabilidad emocional, salud física, sexual y reproductiva, que conviva con los demás y con el medioambiente en armonía y —finalmente— con un alto pensamiento crítico, propio e independiente que incluya los saberes culturales aprendidos desde su localidad.

“El paradigma “posmoderno” de Santos y otros autores implica la inclusión de los conocimientos populares, no necesariamente científicos, generados en los pueblos que han sido silenciados por la cultura occidental: los pueblos indígenas y todos los no europeos o norteamericano —árabes, musulmanes, hindúes, chinos, entre otros—, así como las mujeres, los pobres, oprimidos y explotados; las personas con discapacidad, la población afrodescendiente”. Santos es uno de los máximos exponentes de las pedagogías del sur a nivel mundial, es reconocido por ello en varias universidades europeas, estadounidenses y latinoamericanas, sobre todo en el sector académico que se caracteriza por las ideologías de las izquierdas.

El desarrollo profesional docente es un aspecto crucial para mejorar la calidad de la educación. Es relevante desde diferentes perspectivas: el desarrollo profesional permite a los docentes adquirir nuevas habilidades y conocimientos. Esto, a su vez, mejora su satisfacción laboral al sentirse más competentes y preparados para enfrentar los desafíos en el aula, expone scielo.org.mx.

Cuando los docentes se actualizan y mejoran sus prácticas, esto se refleja directamente en el aprendizaje de los estudiantes. Pueden implementar mejores estrategias pedagógicas, adaptarse a las necesidades individuales de los alumnos y crear un entorno de aprendizaje positivo, señala educatics, ar. En resumen, el desarrollo profesional docente no solo beneficia a los maestros, sino también a los estudiantes y a la sociedad en general. Es una inversión valiosa para mejorar la educación y construir un futuro más prometedor.

Recientemente se llevó a cabo el 3er Congreso Estatal de Escuelas Normales en el Estado de México, con el Panel: La formación docente en América Latina en clave decolonial; alternativas, desafíos y utopías. Germán Iván Martínez Gómez, quien hace una reseña del congreso, comenta: en el evento participó Stella Cárdenas Agudelo, licenciada en lenguas y maestra en filosofía y epistemología por la Universidad de Caldas, Colombia, es educadora popular y militante pedagógica. En su intervención, habló de su país, en cual vive una profunda exclusión y pobreza. En ese contexto de marginación y opresión, dijo, los educadores populares “proponemos una lectura del territorio” y sugerimos poner en la mesa de discusión algunas interrogantes para las y los maestros, las escuelas y, particularmente, aquellas instituciones educativas que se dedican a la formación de docentes: “¿dónde vivimos?, ¿quiénes somos?, ¿para dónde vamos?, ¿qué tipo de sociedad queremos construir?”.

“Desde su perspectiva, es fundamental construir comunidades, al buscar intereses y afinidades. Para ello, destacó la importancia de la geopedagogía, disciplina que considera cómo los lugares, el espacio, el medio ambiente y la distribución de recursos influyen en la educación y el aprendizaje. La geopedagogía busca integrar estos aspectos en la enseñanza y promover la educación geográfica como una herramienta para comprender mejor el mundo en el que vivimos”. También la maestra Cárdenas opina que “hay muchas formas de hacer escuela y de ser maestro”, por lo que el conocimiento y la práctica constituyen el germen del saber pedagógico. En su intervención, destacó el papel de las “pedagogías del sur”, perspectiva que surge como respuesta a las críticas a la universalidad y dominación cultural de los modelos educativos occidentales, así como a la colonialidad del conocimiento. Dichas pedagogías se inspiran en las experiencias educativas de países y culturas que han sido históricamente marginados o colonizados, como muchas naciones de América Latina, África y Asia. Las pedagogías del sur (de Boaventura de Sousa Santos) enfatizan la importancia de la contextualización, la diversidad cultural, la justicia social, la descolonización del conocimiento y la autonomía en el proceso educativo.

Otra de las especialistas en educación que participaron fue Laura García, maestra jubilada, militante por la educación popular y referente feminista y sindicalista en Argentina, cuestionó la implantación de modelos educativos en América Latina e invitó a reflexionar sobre cómo ha sido pensada la escuela, desafiar y desmantelar las estructuras de poder (coloniales y neocoloniales) que persisten en los sistemas educativos y en la producción de conocimiento. En este sentido, el docente no puede ser un “instrumentador de competencias” y la educación no puede reducirse a enseñar a los alumnos a cumplir. Es preciso enseñarles a pensar y a ser críticos de la realidad, registra Martínez Gómez en “La formación docente en América Latina”.

Así, para afrontar lo que llamó el “apagón pedagógico en América Latina”, Laura García considera necesario introducir la investigación en el currículo; formar estudiantes analíticos y reflexivos; vivir en contacto con la naturaleza y recuperar, de la pedagogía crítica, la idea de que educar no consiste en transmitir conocimientos, sino en fomentar la conciencia crítica y la acción transformadora. Conminó a estudiantes y docentes a “reflexionar sobre nuestro quehacer” y no seguir formando a los estudiantes bajo el enfoque de las competencias, que generan seres humanos egoístas, individualistas y agresivos. Propuso, en su lugar, desarrollar capacidades, propiciar la escucha, defender el diálogo y la democracia, y pensar que la educación no sólo implica conocimientos, sino también habilidades, actitudes, sentimientos, intenciones, emociones, valores… Una educación así, sentenció, siempre irá al reencuentro del otro.

Laura Frade Rubio, en “La Nueva escuela mexicana y las epistemologías del sur”, (Nexos) expone: Como punto de partida, la propuesta del Plan y programas de estudio. Educación básica 2022 considera los siguientes aspectos como fundamentales: i) la comunidad como núcleo del proceso educativo, y ii) un perfil de egreso que busca formar una ciudadana y un ciudadano activo, participante, respetuoso de los derechos humanos y de su diversidad, seguro de sí mismo(a), con una alta autoestima, estabilidad emocional, salud física, sexual y reproductiva, que conviva con los demás y con el medioambiente en armonía y —finalmente— con un alto pensamiento crítico, propio e independiente que incluya los saberes culturales aprendidos desde su localidad.

“El paradigma “posmoderno” de Santos y otros autores implica la inclusión de los conocimientos populares, no necesariamente científicos, generados en los pueblos que han sido silenciados por la cultura occidental: los pueblos indígenas y todos los no europeos o norteamericano —árabes, musulmanes, hindúes, chinos, entre otros—, así como las mujeres, los pobres, oprimidos y explotados; las personas con discapacidad, la población afrodescendiente”. Santos es uno de los máximos exponentes de las pedagogías del sur a nivel mundial, es reconocido por ello en varias universidades europeas, estadounidenses y latinoamericanas, sobre todo en el sector académico que se caracteriza por las ideologías de las izquierdas.