/ sábado 30 de marzo de 2024

Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes

El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) evalúa los conocimientos y habilidades de los estudiantes de 15 años en matemáticas, lectura y ciencias. Las pruebas exploran qué tan bien los estudiantes pueden resolver problemas complejos, pensar críticamente y comunicarse de manera efectiva. Esto da una idea sobre el buen desempeño de los sistemas educativos y si están preparando adecuadamente a los estudiantes para los desafíos de la vida real y el éxito futuro.

La encuesta PISA 2022 se centró en las matemáticas, con la lectura y las ciencias como áreas menores y el pensamiento creativo como área innovadora de evaluación. También incluyó una evaluación de la educación financiera de los jóvenes, que fue opcional para los países y las economías.

En general, la evaluación PISA 2022 registró una caída sin precedentes en el desempeño en toda la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), señala Erick Juárez Pineda. En comparación con 2018, el rendimiento medio cayó 10 puntos en lectura y casi 15 puntos en matemáticas. La fuerte caída en el rendimiento en matemáticas es tres veces mayor que cualquier cambio consecutivo anterior y es particularmente significativa en países como Alemania, Islandia, Países Bajos, Noruega y Polonia, que experimentaron una caída de 25 puntos o más en matemáticas entre 2018 y 2022.

En el Programa PISA 2022, los resultados para México mostraron una tendencia desfavorable. En dicha prueba, México obtuvo 126 puntos menos que Japón, el país mejor evaluado. También es el tercer país peor evaluado en Matemáticas y Comprensión Lectora, y la nación con bajo puntaje en Ciencias. El documento de la OCDE habla de ello y lo que revirtió la caída: Los puntajes promedio de 2022 fueron inferiores en comparación con 2018 en Matemáticas y Ciencias, y casi los mismos resultados que en 2018 en lectura. En matemáticas, la reciente caída (2018-2022) revirtió la mayor parte de los puntajes observados durante el período 2003-2009. En lectura y ciencias, solo se observaron fluctuaciones pequeñas, y en su mayoría no significativas, en torno al promedio histórico a largo plazo. Los resultados más recientes de PISA no difieren significativamente de los observados 10 años antes, en 2012.

En matemáticas, casi todos los estudiantes del país descendieron en su productividad: los de alto rendimiento disminuyeron más que los de bajo rendimiento. El 34% de los estudiantes alcanzaron al menos el nivel 2 de competencia en matemáticas, cifra significativamente menor que el promedio de los países de la OCDE (69%). En esta área, se espera como mínimo que estos estudiantes puedan interpretar y reconocer, sin instrucciones directas, cómo se puede representar matemáticamente una situación simple (por ejemplo, comparando la distancia total a través de dos rutas alternativas o convirtiendo los precios a una moneda diferente).

Respecto a lo que saben y pueden hacer en lectura. Alrededor del 53% de los estudiantes en México alcanzaron el nivel 2 o superior en lectura (promedio de la OCDE: 74%). En este caso como mínimo, es deseable que los estudiantes puedan identificar la idea principal en un texto de extensión moderada, encontrar información basada en criterios explícitos, aunque a veces complejos, y pueden reflexionar sobre el propósito y la forma de los textos cuando se les indica explícitamente que lo hagan. La proporción de estudiantes de 15 años que alcanzaron niveles mínimos de competencia en lectura (nivel 2 o superior) varió del 89% en Singapur al 8% en Camboya. En México solo el 1% de los estudiantes obtuvieron una calificación de Nivel 5 o superior en lectura (promedio de la OCDE: 7%). Esos estudiantes pueden comprender textos extensos, tratar con conceptos abstractos o contraintuitivos y establecer distinciones entre hechos y opiniones, basándose en pistas implícitas relacionadas con el contenido o la fuente de la información.

Y finalmente: Lo que los estudiantes saben y pueden hacer en ciencias. Alrededor del 49% de los estudiantes en México alcanzaron el nivel 2 o superior en ciencias (promedio de la OCDE: 76%). Como mínimo, estos estudiantes saben reconocer la explicación correcta de fenómenos científicos familiares y pueden utilizar dicho conocimiento para identificar, en casos simples, si una conclusión es válida en función de los datos proporcionados. En México, casi ningún estudiante tuvo un desempeño sobresaliente en ciencias.

Una proporción menor de estudiantes tuvo un desempeño superior en al menos una materia. Al mismo tiempo, una proporción menor de escolares alcanzó un nivel mínimo de competencia en las tres materias.

La prueba incluyó, asimismo, entre otros factores que inciden en el desempeño educativo: El índice PISA de estatus económico, social y cultural que también se puede utilizar para clasificar a los estudiantes de los más desfavorecidos a los más favorecidos dentro de cada país y economía. Respecto al gasto durante los años de escolarización obligatoria, el país destinó un acumulado de 29 mil 15 dólares por estudiante, menos de un tercio del promedio de gasto de la OCDE que ascendió a 90 mil 561 dólares.

México participó por primera vez en PISA en el año 2000. Se dice que al comparar los resultados a nivel internacional, los formuladores de políticas y los educadores en México pueden aprender de las políticas y prácticas de otros países. Cuando se conocen los productos de la evaluación 2022 de la Prueba, la pregunta es si la SEP está consciente que se requiere de una investigación educativa que contribuya a recuperar la historia de la formación docente; producir conocimiento pedagógico y didáctico vinculado a la realidad educativa; definir y aplicar políticas situadas y que promueva el compromiso de las y los maestros y de las autoridades en materia de mejora y trabajar en la construcción de un Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación, así como en el planteamiento de una formación que trascienda cualquier propuesta curricular y cambio de gobierno; además de fomentar una evaluación diagnóstica, formativa e integral y apoyar acciones estatales que contribuyan a una educación equitativa y de excelencia.

El Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) evalúa los conocimientos y habilidades de los estudiantes de 15 años en matemáticas, lectura y ciencias. Las pruebas exploran qué tan bien los estudiantes pueden resolver problemas complejos, pensar críticamente y comunicarse de manera efectiva. Esto da una idea sobre el buen desempeño de los sistemas educativos y si están preparando adecuadamente a los estudiantes para los desafíos de la vida real y el éxito futuro.

La encuesta PISA 2022 se centró en las matemáticas, con la lectura y las ciencias como áreas menores y el pensamiento creativo como área innovadora de evaluación. También incluyó una evaluación de la educación financiera de los jóvenes, que fue opcional para los países y las economías.

En general, la evaluación PISA 2022 registró una caída sin precedentes en el desempeño en toda la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), señala Erick Juárez Pineda. En comparación con 2018, el rendimiento medio cayó 10 puntos en lectura y casi 15 puntos en matemáticas. La fuerte caída en el rendimiento en matemáticas es tres veces mayor que cualquier cambio consecutivo anterior y es particularmente significativa en países como Alemania, Islandia, Países Bajos, Noruega y Polonia, que experimentaron una caída de 25 puntos o más en matemáticas entre 2018 y 2022.

En el Programa PISA 2022, los resultados para México mostraron una tendencia desfavorable. En dicha prueba, México obtuvo 126 puntos menos que Japón, el país mejor evaluado. También es el tercer país peor evaluado en Matemáticas y Comprensión Lectora, y la nación con bajo puntaje en Ciencias. El documento de la OCDE habla de ello y lo que revirtió la caída: Los puntajes promedio de 2022 fueron inferiores en comparación con 2018 en Matemáticas y Ciencias, y casi los mismos resultados que en 2018 en lectura. En matemáticas, la reciente caída (2018-2022) revirtió la mayor parte de los puntajes observados durante el período 2003-2009. En lectura y ciencias, solo se observaron fluctuaciones pequeñas, y en su mayoría no significativas, en torno al promedio histórico a largo plazo. Los resultados más recientes de PISA no difieren significativamente de los observados 10 años antes, en 2012.

En matemáticas, casi todos los estudiantes del país descendieron en su productividad: los de alto rendimiento disminuyeron más que los de bajo rendimiento. El 34% de los estudiantes alcanzaron al menos el nivel 2 de competencia en matemáticas, cifra significativamente menor que el promedio de los países de la OCDE (69%). En esta área, se espera como mínimo que estos estudiantes puedan interpretar y reconocer, sin instrucciones directas, cómo se puede representar matemáticamente una situación simple (por ejemplo, comparando la distancia total a través de dos rutas alternativas o convirtiendo los precios a una moneda diferente).

Respecto a lo que saben y pueden hacer en lectura. Alrededor del 53% de los estudiantes en México alcanzaron el nivel 2 o superior en lectura (promedio de la OCDE: 74%). En este caso como mínimo, es deseable que los estudiantes puedan identificar la idea principal en un texto de extensión moderada, encontrar información basada en criterios explícitos, aunque a veces complejos, y pueden reflexionar sobre el propósito y la forma de los textos cuando se les indica explícitamente que lo hagan. La proporción de estudiantes de 15 años que alcanzaron niveles mínimos de competencia en lectura (nivel 2 o superior) varió del 89% en Singapur al 8% en Camboya. En México solo el 1% de los estudiantes obtuvieron una calificación de Nivel 5 o superior en lectura (promedio de la OCDE: 7%). Esos estudiantes pueden comprender textos extensos, tratar con conceptos abstractos o contraintuitivos y establecer distinciones entre hechos y opiniones, basándose en pistas implícitas relacionadas con el contenido o la fuente de la información.

Y finalmente: Lo que los estudiantes saben y pueden hacer en ciencias. Alrededor del 49% de los estudiantes en México alcanzaron el nivel 2 o superior en ciencias (promedio de la OCDE: 76%). Como mínimo, estos estudiantes saben reconocer la explicación correcta de fenómenos científicos familiares y pueden utilizar dicho conocimiento para identificar, en casos simples, si una conclusión es válida en función de los datos proporcionados. En México, casi ningún estudiante tuvo un desempeño sobresaliente en ciencias.

Una proporción menor de estudiantes tuvo un desempeño superior en al menos una materia. Al mismo tiempo, una proporción menor de escolares alcanzó un nivel mínimo de competencia en las tres materias.

La prueba incluyó, asimismo, entre otros factores que inciden en el desempeño educativo: El índice PISA de estatus económico, social y cultural que también se puede utilizar para clasificar a los estudiantes de los más desfavorecidos a los más favorecidos dentro de cada país y economía. Respecto al gasto durante los años de escolarización obligatoria, el país destinó un acumulado de 29 mil 15 dólares por estudiante, menos de un tercio del promedio de gasto de la OCDE que ascendió a 90 mil 561 dólares.

México participó por primera vez en PISA en el año 2000. Se dice que al comparar los resultados a nivel internacional, los formuladores de políticas y los educadores en México pueden aprender de las políticas y prácticas de otros países. Cuando se conocen los productos de la evaluación 2022 de la Prueba, la pregunta es si la SEP está consciente que se requiere de una investigación educativa que contribuya a recuperar la historia de la formación docente; producir conocimiento pedagógico y didáctico vinculado a la realidad educativa; definir y aplicar políticas situadas y que promueva el compromiso de las y los maestros y de las autoridades en materia de mejora y trabajar en la construcción de un Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación, así como en el planteamiento de una formación que trascienda cualquier propuesta curricular y cambio de gobierno; además de fomentar una evaluación diagnóstica, formativa e integral y apoyar acciones estatales que contribuyan a una educación equitativa y de excelencia.