/ domingo 18 de febrero de 2024

La burda o simple psicología del poder

Las masas populares que no han tenido acceso a la cercanía con la gente en el poder, se figuran a tales personajes como una especie faraónica, inexplicable, dioses caminantes, pero en realidad son seres humanos con una voluntad que sobrepasa el miedo a casi todo.

Adolfo Hitler era un hombrecillo insignificante, con un bigote ridículo, pero apenas y empezaba a perorar su oratoria se transformaba en un gigante, en un coloso y salvador del pueblo Teutón, que habría de encumbrarlos por un corto lapso de tiempo, para luego dejarlos caer a todos por igual en la ruina y el oprobio de otra derrota mundial. Hitler era drogadicto, el doctor Morell, su médico de cabecera le daba metanfetaminas, cocaína, compuestos químicos para hacer rendir más a su exhausto cuerpo; pero que a la vez estuvo rodeado de genios de la guerra y la política, como Albert Speer, Henrich Himmler, Goebbels, Herman Göring, éste último ministro de aviación y drogadicto consuetudinario, el cual antes de integrarse al poder, había estado en un loquero u hospital psiquiátrico, donde experimentaron para dejarlo como un ser humano funcional. Y así por el estilo el tercer Reich era una pandilla de mafiosos que se hicieron del poder absoluto, quitaron el parlamento, suprimieron las libertades, y por supuesto que militarizaron a toda Alemania, creando un control total sobre las masas.

"Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá", "Una mentira mil veces repetida se convertirá en una verdad", "Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores, y hacer que nuestros simpatizantes se lo repitan en todo momento", "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan". J. Goebbels.

No olvidemos que todo gobernante es sólo un ser orgánico más, un individuo, que tiene manías, preferencias, fobias, predilecciones de pensamiento, que en muchas ocasiones son muy cuadrados en su forma de ser, pensar y actuar. Defecan, orinan, lloran, ríen, tienen altibajos en su ánimo, cargan con traumas de la infancia y otros períodos, así que por lo tanto el poder le quita casi a cualquiera sus defectos, si es feo queda en muy guapo, si es psicópata será calificado de ocurrente, tendrá muchos amigos, mientras dure el poder, pero también muchos detractores, unos de expresión abierta, otros agazapados en las sombras del complot y a la espera de su caída.

Se dice que el presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez tenía psiquiatra de cabecera, o que el primer presidente tecnócrata que tuvimos, igual tuvo un facultativo al respecto, y quiero afirmar que hicieron bien en tener este tipo de auxiliares, ya que cuando nosotros comemos hasta hartarnos, por lo regular hay que lavarnos la dentadura, ya que si los restos de comida se acumulan, nos dará mal aliento y caries. Igual pasa y sucede con la mente, esta se ensucia por tanta porquería que pudiera absorber, y no hablemos de la cintura para abajo. Ya que es otro tema de estudio, pederastas, invertidos, bisexuales, homofóbicos, travestis, y demás denominaciones. Aunque ahora ya se acepta la diversidad sexual, es aún fuente de señalamiento para los gobernantes de paso.

Un gobernante debe dar avances, equilibrio social, rodearse de gente capaz y no solo reforzada de estudios alegóricos que envanecen sólo a los inalcanzables “Alliens”. Aunque todos somos humanos, demasiado humanos.

Las masas populares que no han tenido acceso a la cercanía con la gente en el poder, se figuran a tales personajes como una especie faraónica, inexplicable, dioses caminantes, pero en realidad son seres humanos con una voluntad que sobrepasa el miedo a casi todo.

Adolfo Hitler era un hombrecillo insignificante, con un bigote ridículo, pero apenas y empezaba a perorar su oratoria se transformaba en un gigante, en un coloso y salvador del pueblo Teutón, que habría de encumbrarlos por un corto lapso de tiempo, para luego dejarlos caer a todos por igual en la ruina y el oprobio de otra derrota mundial. Hitler era drogadicto, el doctor Morell, su médico de cabecera le daba metanfetaminas, cocaína, compuestos químicos para hacer rendir más a su exhausto cuerpo; pero que a la vez estuvo rodeado de genios de la guerra y la política, como Albert Speer, Henrich Himmler, Goebbels, Herman Göring, éste último ministro de aviación y drogadicto consuetudinario, el cual antes de integrarse al poder, había estado en un loquero u hospital psiquiátrico, donde experimentaron para dejarlo como un ser humano funcional. Y así por el estilo el tercer Reich era una pandilla de mafiosos que se hicieron del poder absoluto, quitaron el parlamento, suprimieron las libertades, y por supuesto que militarizaron a toda Alemania, creando un control total sobre las masas.

"Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá", "Una mentira mil veces repetida se convertirá en una verdad", "Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores, y hacer que nuestros simpatizantes se lo repitan en todo momento", "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan". J. Goebbels.

No olvidemos que todo gobernante es sólo un ser orgánico más, un individuo, que tiene manías, preferencias, fobias, predilecciones de pensamiento, que en muchas ocasiones son muy cuadrados en su forma de ser, pensar y actuar. Defecan, orinan, lloran, ríen, tienen altibajos en su ánimo, cargan con traumas de la infancia y otros períodos, así que por lo tanto el poder le quita casi a cualquiera sus defectos, si es feo queda en muy guapo, si es psicópata será calificado de ocurrente, tendrá muchos amigos, mientras dure el poder, pero también muchos detractores, unos de expresión abierta, otros agazapados en las sombras del complot y a la espera de su caída.

Se dice que el presidente mexicano Luis Echeverría Álvarez tenía psiquiatra de cabecera, o que el primer presidente tecnócrata que tuvimos, igual tuvo un facultativo al respecto, y quiero afirmar que hicieron bien en tener este tipo de auxiliares, ya que cuando nosotros comemos hasta hartarnos, por lo regular hay que lavarnos la dentadura, ya que si los restos de comida se acumulan, nos dará mal aliento y caries. Igual pasa y sucede con la mente, esta se ensucia por tanta porquería que pudiera absorber, y no hablemos de la cintura para abajo. Ya que es otro tema de estudio, pederastas, invertidos, bisexuales, homofóbicos, travestis, y demás denominaciones. Aunque ahora ya se acepta la diversidad sexual, es aún fuente de señalamiento para los gobernantes de paso.

Un gobernante debe dar avances, equilibrio social, rodearse de gente capaz y no solo reforzada de estudios alegóricos que envanecen sólo a los inalcanzables “Alliens”. Aunque todos somos humanos, demasiado humanos.