/ sábado 4 de noviembre de 2023

La huesuda mexicana, la Catrina

La muerte es democrática ya que, al fin de cuentas, güera, morena, rico o pobre, toda la gente acaba siendo calavera.

El caricaturista José Guadalupe Posas participó en medios como el Padre Cobos, El Ahuizote y La Patria ilustrada, sus críticas sociales eran para los gobiernos donde evidenciaba situaciones de una desigualdad e injusticia en el país y en la sociedad se hicieron famosos sus dibujos de “calacas”, con corridos, historias de crímenes, políticos, damas, toreros, entre otros.

La historia de la catrina empieza durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, cuando se empezaron a popularizar textos escritos.

En la época de Porfirio Díaz, José Guadalupe Posada criticaba las clases privilegiadas y realizaba escritos burlescos acompañados de cráneos y esqueletos, él mismo siendo el precursor la llamó “Calavera Garbancera”, se inspira para escribir en las personas que vendían garbanzos y habían crecido sus finanzas, éstas se avergonzaban de su sangre indígena y pretendían ser europeos, renegaban de su propia raza, herencia y cultura.

José Guadalupe describe y dibuja a la Calavera Garbancera con un sombrero grande con plumas y un esqueleto rumbero, de esa forma se burlaba de aquella gente que renegaba de sus rasgos indígenas, además de ser un crítico de los gobiernos.

Por su parte, el muralista Diego Rivera, en su obra llamada “Sueño de una tarde dominical en la alameda central”, viste a la calavera con una estola de plumas, vestido elegante, sobrero colorido, donde le da porte y elegancia, al cual le llama “Catrina”.

Las catrinas estuvieron acompañadas en los periódicos por las famosas calaveras literarias, son versos mexicanos, en vísperas de Día de Muertos, se han hecho una cultura popular, para vivos y muertos, donde el mexicano se burla de la muerte.

Solo en México reciben a sus muertos así, con altares llenos de colores, con sabores de comida que los seres queridos degustaban en vida, ese olor a copal e incienso, dulces de figuras de jamoncillo y los deliciosos tamales de dulce, rancheros, los canarios, etc. Estos se preparan de diferentes guisos y se envuelven con hojas de plátano o de maíz.

La UNESCO lo nombra Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2008, el cual es catalogado como el “Ritual de los muertos”.

Hoy en día la catrina en un símbolo popular mexicano que ha traspasado fronteras, representa las costumbres ancestrales de nuestro México, la riqueza espiritual de todo un país, respetando, recordando y queriendo a nuestros seres queridos que emprendieron su viaje al mundo de los muertos.

Los mexicanos, como cada año, ponen una ofrenda en sus hogares, que está compuesta por comida y gustos del difunto. Los abuelos platican que en estas fechas los fieles difuntos visitan las casas para llevarse el olor y sabor de las ofrendas que sus familiares ponen en los altares.

Mis lectores, al escribir este artículo recordé momentos hermosos de mi niñez y con mi familia, recuerdo que estos días maravillosos llenos de fiesta y color me encantaba comer los dulces de la ofrenda y mi madre me regañaba, pero siempre terminaba dándome un dulce de jamoncillo. Nuestros días de muertos o de Todos Santos son fechas de cultura y tradición mexicana.

Recuerda, “la muerte nunca descansa, ponte abusado, porque si no viene la calaca y te alcanza”.

lexfemme.12@hotmail.com

La muerte es democrática ya que, al fin de cuentas, güera, morena, rico o pobre, toda la gente acaba siendo calavera.

El caricaturista José Guadalupe Posas participó en medios como el Padre Cobos, El Ahuizote y La Patria ilustrada, sus críticas sociales eran para los gobiernos donde evidenciaba situaciones de una desigualdad e injusticia en el país y en la sociedad se hicieron famosos sus dibujos de “calacas”, con corridos, historias de crímenes, políticos, damas, toreros, entre otros.

La historia de la catrina empieza durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, cuando se empezaron a popularizar textos escritos.

En la época de Porfirio Díaz, José Guadalupe Posada criticaba las clases privilegiadas y realizaba escritos burlescos acompañados de cráneos y esqueletos, él mismo siendo el precursor la llamó “Calavera Garbancera”, se inspira para escribir en las personas que vendían garbanzos y habían crecido sus finanzas, éstas se avergonzaban de su sangre indígena y pretendían ser europeos, renegaban de su propia raza, herencia y cultura.

José Guadalupe describe y dibuja a la Calavera Garbancera con un sombrero grande con plumas y un esqueleto rumbero, de esa forma se burlaba de aquella gente que renegaba de sus rasgos indígenas, además de ser un crítico de los gobiernos.

Por su parte, el muralista Diego Rivera, en su obra llamada “Sueño de una tarde dominical en la alameda central”, viste a la calavera con una estola de plumas, vestido elegante, sobrero colorido, donde le da porte y elegancia, al cual le llama “Catrina”.

Las catrinas estuvieron acompañadas en los periódicos por las famosas calaveras literarias, son versos mexicanos, en vísperas de Día de Muertos, se han hecho una cultura popular, para vivos y muertos, donde el mexicano se burla de la muerte.

Solo en México reciben a sus muertos así, con altares llenos de colores, con sabores de comida que los seres queridos degustaban en vida, ese olor a copal e incienso, dulces de figuras de jamoncillo y los deliciosos tamales de dulce, rancheros, los canarios, etc. Estos se preparan de diferentes guisos y se envuelven con hojas de plátano o de maíz.

La UNESCO lo nombra Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2008, el cual es catalogado como el “Ritual de los muertos”.

Hoy en día la catrina en un símbolo popular mexicano que ha traspasado fronteras, representa las costumbres ancestrales de nuestro México, la riqueza espiritual de todo un país, respetando, recordando y queriendo a nuestros seres queridos que emprendieron su viaje al mundo de los muertos.

Los mexicanos, como cada año, ponen una ofrenda en sus hogares, que está compuesta por comida y gustos del difunto. Los abuelos platican que en estas fechas los fieles difuntos visitan las casas para llevarse el olor y sabor de las ofrendas que sus familiares ponen en los altares.

Mis lectores, al escribir este artículo recordé momentos hermosos de mi niñez y con mi familia, recuerdo que estos días maravillosos llenos de fiesta y color me encantaba comer los dulces de la ofrenda y mi madre me regañaba, pero siempre terminaba dándome un dulce de jamoncillo. Nuestros días de muertos o de Todos Santos son fechas de cultura y tradición mexicana.

Recuerda, “la muerte nunca descansa, ponte abusado, porque si no viene la calaca y te alcanza”.

lexfemme.12@hotmail.com