/ viernes 20 de octubre de 2017

Veracruz: competitividad (secundario o industrial)

VIGÉSIMA SEGUNDA PARTE

Si nos imaginamos al estado de Veracruz como un avión equipado con tres poderosos motores, cuyos atributos reales de cada uno bastarían para alcanzar grandes alturas de bienestar para sus habitantes, es un buen sueño. Pero la realidad es otra, por causas directas de nuestros gobernantes estatales, salvo algunas excepciones, la conducción del avión-Veracruz desde 1970 pierde altura, somos la única entidad federativa que ha descendido 10 lugares en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, del 19 pasamos al 29. Se ha expuesto que el sector agropecuario (primario), desde el año 2000, el valor de la producción se mantiene constante en términos reales. Esto significa que el motor de este sector se le ha arrebatado toda la potencia, por la ineficiencia y corrupción de los encargados del ramo, con el agravante que su mano de obra en su mayoría ha envejecido, los jóvenes se vieron forzados a buscar nuevos horizontes. Del sector industrial, la situación está peor, con la descobijada que realizó el gobierno federal con su reforma energética, que entre otros males acarreó la disminución de las acciones de Pemex y con ello, el sector en comento observa una caída libre desde 2013. Por la importancia de esta actividad, se ha afectado la economía en su totalidad. No fuimos capaces de quitarnos los grilletes de la explotación petrolera y buscar nuevas alternativas. El motor principal (industrial) del desarrollo de Veracruz está descompuesto. No somos competitivos para atraer grandes empresas, por nuestros puertos se exporta lo que producen otros estados.

Pero continuando con el análisis del sector industrial, empezaría por decir que el valor 2016, en términos reales de este sector corresponde al año 2006. Se ha retrocedido 10 años, y por los indicadores del primer semestre del presente año, no cambia la tendencia perdedora. Este sector abarca una gran variedad de ramas, y respetando el espacio, me permitiré comentar únicamente las principales: en la anterior colaboración se expuso que la minería (Pemex) y la construcción están en picada, con una caída del valor de su producción del orden del 38 y 33% respectivamente en el periodo 2013 a junio del presente año. Para cerrar el análisis, agregaría la industria petroquímica y las manufacturas en general (alimentaria, bebidas y tabaco, textiles, vestido, maquinaria y otras de menor importancia), pero con datos del PIBE 2015, donde viene más desagregadas cifras, y aunque es menor el periodo, también se presenta una baja en el valor de su producción del 7 y 5%, respectivamente.

Con el panorama antes mencionado, se aprecia 54 meses de andar en terrenos negativos (2013 a junio 2017), no sorprende que con el gobierno estatal de Javier Duarte (diciembre de 2012 a noviembre de 2016) se perdieran 16 mil 737 empleos IMSS. Con la presente administración del gobierno estatal (diciembre 2016 a septiembre 2017) se contabiliza menos 6 mil 583 plazas IMSS. Para completar el cuadro, agregaría algunas cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, cuarto trimestre 2012 al segundo trimestre 2017), con siguientes números: en materia de condición de acceso a las instituciones de salud disminuyeron los trabajadores que tenían esta prestación en 92 mil 862 y aumentaron las plazas que no lo proporcionan en 111 mil 319. Y un dato aún más preocupante, se han perdido 132 mil 378 buenos trabajos que pagaban 5 y más salarios mínimos, que representa 63% respecto al volumen que se tenía al cierre 2012. Conclusión hay un crecimiento desproporcionado de la ocupación con salarios de hambre, la informalidad y pobreza. Nuevamente que se entienda, urge la reactivación de la economía a través de la obra pública bien vigilada para evitar los errores del pasado y un mejor clima de seguridad para las actividades empresariales. Hay que recordar que los pequeños empresarios (de uno a 5 personas) representan 68% de la ocupación de la mano de obra, y son los más golpeados por la delincuencia. Seguridad y más seguridad, clamor general.

VIGÉSIMA SEGUNDA PARTE

Si nos imaginamos al estado de Veracruz como un avión equipado con tres poderosos motores, cuyos atributos reales de cada uno bastarían para alcanzar grandes alturas de bienestar para sus habitantes, es un buen sueño. Pero la realidad es otra, por causas directas de nuestros gobernantes estatales, salvo algunas excepciones, la conducción del avión-Veracruz desde 1970 pierde altura, somos la única entidad federativa que ha descendido 10 lugares en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, del 19 pasamos al 29. Se ha expuesto que el sector agropecuario (primario), desde el año 2000, el valor de la producción se mantiene constante en términos reales. Esto significa que el motor de este sector se le ha arrebatado toda la potencia, por la ineficiencia y corrupción de los encargados del ramo, con el agravante que su mano de obra en su mayoría ha envejecido, los jóvenes se vieron forzados a buscar nuevos horizontes. Del sector industrial, la situación está peor, con la descobijada que realizó el gobierno federal con su reforma energética, que entre otros males acarreó la disminución de las acciones de Pemex y con ello, el sector en comento observa una caída libre desde 2013. Por la importancia de esta actividad, se ha afectado la economía en su totalidad. No fuimos capaces de quitarnos los grilletes de la explotación petrolera y buscar nuevas alternativas. El motor principal (industrial) del desarrollo de Veracruz está descompuesto. No somos competitivos para atraer grandes empresas, por nuestros puertos se exporta lo que producen otros estados.

Pero continuando con el análisis del sector industrial, empezaría por decir que el valor 2016, en términos reales de este sector corresponde al año 2006. Se ha retrocedido 10 años, y por los indicadores del primer semestre del presente año, no cambia la tendencia perdedora. Este sector abarca una gran variedad de ramas, y respetando el espacio, me permitiré comentar únicamente las principales: en la anterior colaboración se expuso que la minería (Pemex) y la construcción están en picada, con una caída del valor de su producción del orden del 38 y 33% respectivamente en el periodo 2013 a junio del presente año. Para cerrar el análisis, agregaría la industria petroquímica y las manufacturas en general (alimentaria, bebidas y tabaco, textiles, vestido, maquinaria y otras de menor importancia), pero con datos del PIBE 2015, donde viene más desagregadas cifras, y aunque es menor el periodo, también se presenta una baja en el valor de su producción del 7 y 5%, respectivamente.

Con el panorama antes mencionado, se aprecia 54 meses de andar en terrenos negativos (2013 a junio 2017), no sorprende que con el gobierno estatal de Javier Duarte (diciembre de 2012 a noviembre de 2016) se perdieran 16 mil 737 empleos IMSS. Con la presente administración del gobierno estatal (diciembre 2016 a septiembre 2017) se contabiliza menos 6 mil 583 plazas IMSS. Para completar el cuadro, agregaría algunas cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, cuarto trimestre 2012 al segundo trimestre 2017), con siguientes números: en materia de condición de acceso a las instituciones de salud disminuyeron los trabajadores que tenían esta prestación en 92 mil 862 y aumentaron las plazas que no lo proporcionan en 111 mil 319. Y un dato aún más preocupante, se han perdido 132 mil 378 buenos trabajos que pagaban 5 y más salarios mínimos, que representa 63% respecto al volumen que se tenía al cierre 2012. Conclusión hay un crecimiento desproporcionado de la ocupación con salarios de hambre, la informalidad y pobreza. Nuevamente que se entienda, urge la reactivación de la economía a través de la obra pública bien vigilada para evitar los errores del pasado y un mejor clima de seguridad para las actividades empresariales. Hay que recordar que los pequeños empresarios (de uno a 5 personas) representan 68% de la ocupación de la mano de obra, y son los más golpeados por la delincuencia. Seguridad y más seguridad, clamor general.