En la era visual y de desarrollo tecnológico, el ciberacoso y las redes sociales se ubican entre los estresores con mayor impacto en la salud mental de los adolescentes, asegura la psicofarmacóloga Carolina López Ruvalcaba.
En visita a Xalapa, la integrante del Sistema Nacional de Investigadores exhortó a padres de familia y docentes a observarlos con el fin de detectar cambios de conducta y poder actuar a tiempo, antes de que pueda haber efectos graves.
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“Los adolescentes están en las redes sociales y aspiran a tener cada vez más ‘likes’, pero el ‘ciberbullyng’ puede iniciar en cualquier momento, trascender y quedarse en la red por mucho tiempo”, enfatiza.
Como no está regulado, sí se debe tener cuidado, sobre todo por la existencia de casos de estudiantes que han atentado contra su vida porque no saben qué hacer con la presión digital, indica.
López Ruvalcaba llama a cuidar el entorno del adolescente y estar pendiente de si hay respuestas muy agresivas, cómo están sus calificaciones o si retrae socialmente, pues los describe como “focos de alerta”.
¿Qué se puede hacer para evita el ciberacoso?
Aconseja platicar con la persona para saber qué está pasando y, si llega el momento en que no quiere salir de casa o avanza su retraimiento, acudir con un profesional de la salud mental.
Considera que tanto las familias como las escuelas y gobiernos deben atender esta problemática desde lo que a cada quien le corresponde, pues la depresión en adolescentes va en aumento.
De acuerdo con datos oficiales, aproximadamente 20 millones de los internautas en México tienen menos de 18 años y pueden ser víctimas de ciberabuso o violencia entre iguales.
Pablo Corona, de la Asociación de Internet MX, explica que este tipo de acoso consiste en molestar, amenazar, humillar, avergonzar o abusar de una niña, niño o adolescente a través de Internet, redes o mensajería instantánea.
Puntualiza que los riesgos son menos claros que en los casos de “bullying” presencial, pues incluye forma de vestir, gustos, hacer pública información o fotografías que avergüenzan a la víctima.
Además, robo de identidad y suplantación, amenazas de daño físico, robo de contraseñas y publicaciones ofensivas en blogs, foros o cualquier sitio web.