/ lunes 22 de abril de 2019

6 meses, el plazo

Pacificar y reconciliar al país es tarea de todos, eran las palabras del recién presidente electo Andrés Manuel López Obrador en agosto de 2018, cuando incluso hacía un llamado a la unidad.

Después de ocho meses de aquel discurso en Ciudad Juárez, donde anticipaba un ambicioso Plan de Seguridad, Reconciliación y Pacificación Nacional para combatir la violencia, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) dio a conocer que el primer trimestre de 2019 fue el más violento en la historia.

Hoy en el país se respira miedo, más, después de cruentos hechos como el que acaba de sacudir a Veracruz con la masacre en Minatitlán y en otro cercano estado, Tabasco, en donde Comalcalco fue también escenario de la barbarie.

Son ya casi 9 mil homicidios dolosos en el país, que nos ubican como un país sumido en la violencia e inseguridad.

Y es que los muy presumidos 30 millones de votos en julio pasado son también producto del cansancio, hartazgo e indignación de los mexicanos a la inseguridad, corrupción y promesas incumplidas de pasados gobiernos.

El reto resultó mayúsculo y al parecer no han estado a la altura de dar respuestas a las mínimas demandas de los ciudadanos, sobre todo en la desbordada violencia.

Apenas ayer se fijó un plazo de seis meses, fue el propio presidente quien en tierras veracruzanas prometió nuevamente que habrá una reducción de la inseguridad.

Ojalá se cumplan las promesas y los plazos, el estado y el país ya no aguantan mucho.

ÁGORA

El reiterado espaldarazo del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia el gobernador Cuitláhuac García es, sin duda, una pesada responsabilidad; en el sentido estricto de los resultados que debe entregar el mandatario veracruzano y el tamaño de los problemas que enfrenta.

Las expectativas crecen cada vez que le levanta la mano y pide reconocimiento público.

@monicamarena

Pacificar y reconciliar al país es tarea de todos, eran las palabras del recién presidente electo Andrés Manuel López Obrador en agosto de 2018, cuando incluso hacía un llamado a la unidad.

Después de ocho meses de aquel discurso en Ciudad Juárez, donde anticipaba un ambicioso Plan de Seguridad, Reconciliación y Pacificación Nacional para combatir la violencia, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) dio a conocer que el primer trimestre de 2019 fue el más violento en la historia.

Hoy en el país se respira miedo, más, después de cruentos hechos como el que acaba de sacudir a Veracruz con la masacre en Minatitlán y en otro cercano estado, Tabasco, en donde Comalcalco fue también escenario de la barbarie.

Son ya casi 9 mil homicidios dolosos en el país, que nos ubican como un país sumido en la violencia e inseguridad.

Y es que los muy presumidos 30 millones de votos en julio pasado son también producto del cansancio, hartazgo e indignación de los mexicanos a la inseguridad, corrupción y promesas incumplidas de pasados gobiernos.

El reto resultó mayúsculo y al parecer no han estado a la altura de dar respuestas a las mínimas demandas de los ciudadanos, sobre todo en la desbordada violencia.

Apenas ayer se fijó un plazo de seis meses, fue el propio presidente quien en tierras veracruzanas prometió nuevamente que habrá una reducción de la inseguridad.

Ojalá se cumplan las promesas y los plazos, el estado y el país ya no aguantan mucho.

ÁGORA

El reiterado espaldarazo del presidente Andrés Manuel López Obrador hacia el gobernador Cuitláhuac García es, sin duda, una pesada responsabilidad; en el sentido estricto de los resultados que debe entregar el mandatario veracruzano y el tamaño de los problemas que enfrenta.

Las expectativas crecen cada vez que le levanta la mano y pide reconocimiento público.

@monicamarena