/ sábado 31 de octubre de 2020

¿Cómo reabrir las escuelas?

Desde el inicio de la pandemia, en el ámbito escolar, la pregunta generalizada fue ¿cuándo regresamos a clases presenciales?, las autoridades educativas han señalado que corresponde al área de salud esta decisión, hasta que el semáforo verde lo permita. Independientemente de las medidas que imponga el área de salud, el gobierno federal a la par que los estatales deberían hacer una evaluación que permita medir los efectos adversos del cierre de las escuelas.

Covid-19 representa un riesgo sin precedentes para la educación, la protección y el bienestar de los niños señaló el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, e hizo recientemente un llamamiento a los gobiernos y donantes para que den prioridad a la educación para todos los niños, incluidos los más marginados. Para ello se creó la Coalición Mundial para la Educación con el fin de apoyar a los gobiernos en el fortalecimiento de la enseñanza a distancia y facilitar la reapertura de las escuelas para lo cual se debe tomar en cuenta la contextualización y la adaptación continua necesarias para responder a las condiciones locales y satisfacer las necesidades de aprendizaje, salud y seguridad de cada niño; en particular en contextos en los que hay múltiples privaciones (como zonas densamente pobladas, entornos con acceso limitado a agua, conflictos, etc.).

Bien sabemos que al inicio de la pandemia no se contó con una planeación adecuada para atender la problemática educativa por parte de la Secretaría de Educación Pública que hubiera permitido una reflexión: “La interrupción de los servicios educativos también tiene consecuencias graves y a largo plazo para las economías y las sociedades, como el aumento de la desigualdad, el empeoramiento de los resultados sanitarios y la reducción de la cohesión social”.

Hoy se cuenta con el Documento Marco para la reapertura de escuelas, signado por UNESCO, UNICEF, Banco Mundial y el Programa Mundial de Alimentos, y en él se señala ¿Cómo reabrir las escuelas? Cuándo se hayan identificado escuelas seleccionadas para su reapertura, se deberán utilizar seis dimensiones claves para evaluar su estado de preparación y planeamiento informado: política, financiación, operaciones seguras, aprendizaje, ¿cómo llegar a los más vulnerables y bienestar y protección?

Las autoridades educativas y de salud deben tomar en cuenta que “El análisis debe hacerse en función de las condiciones pre pandémicas, reconociendo tanto las limitaciones existentes en los contextos de bajos recursos como con los objetivos actuales para mejorar las condiciones operativas y de aprendizaje. La respuesta debe servir como catalizadora para mejorar los resultados de aprendizaje, aumentar el acceso equitativo a la educación, y fortalecer la salud y la seguridad de niños, niñas y adolescentes”.

En el marco de ese análisis ponderar el papel que han jugado los docentes. En una propuesta de Global Education Cluster y Child Protection (2020). Regreso seguro a la escuela: una guía para la práctica se especifica que previamente a su incorporación a las escuelas los maestros requieren una capacitación. Hay que tomar en cuenta que “el Covid-19 ha tenido un impacto en los docentes, sus familias y sus comunidades de múltiples formas, y muchos experimentan un aumento del estrés como resultado del cierre y reapertura de los centros educativos.”

¿Qué necesitan saber los docentes? Para apoyar el proceso de vuelta a la escuela y garantizar su seguridad y eficacia, se deben fortalecer las competencias y conocimiento de los docentes sobre Covid-19 y sus repercusiones para niños, niñas, jóvenes y maestros. Insistir en la Prevención del Covid-19 con medidas específicas de higiene, lavado de manos y distanciamiento social: Los docentes desempeñan un papel clave en la difusión y respeto a estas prácticas, deben dominarlas y ser un modelo para ayudar a los niños, niñas y jóvenes a permanecer seguros.

Prepararlos sobre la exclusión social vinculada a la estigmatización por el Covid-19, incluyendo cómo prevenir y responder a la estigmatización. Considerar el Aprendizaje Socioemocional; identificar niños, niñas y jóvenes que muestren signos de ansiedad; comunicarse de forma sensible con el niño, niñas o jóvenes que padecen ansiedad. Remitir al niño, niñas o al joven a los servicios de apoyo que puedan necesitar, y al reabrir las escuelas, los docentes deben estar preparados para identificar riesgos en la protección de la infancia y vías de derivación, incluyendo la violencia sexual y basada en el género.

En Regreso seguro a la escuela: una guía para la práctica, se hace hincapié que los docentes necesitan apoyo y recibir información adecuada sobre cómo podrían contribuir a que haya un regreso seguro a la escuela, para ellos mismos y para todos los estudiantes. Invertir en el bienestar de los docentes durante la fase de reapertura traerá beneficios a largo plazo, ya que ellos pueden actuar en la comunidad como “líderes de referencia”, asegurando la seguridad, la salud y la continuidad de la educación.

Regreso seguro a la escuela: una guía para la práctica se especifica que previamente a su incorporación a las escuelas los maestros requieren una capacitación. Hay que tomar en cuenta que “el Covid-19 ha tenido un impacto en los docentes, sus familias y sus comunidades de múltiples formas, y muchos experimentan un aumento del estrés como resultado del cierre y reapertura de los centros educativos.”

Desde el inicio de la pandemia, en el ámbito escolar, la pregunta generalizada fue ¿cuándo regresamos a clases presenciales?, las autoridades educativas han señalado que corresponde al área de salud esta decisión, hasta que el semáforo verde lo permita. Independientemente de las medidas que imponga el área de salud, el gobierno federal a la par que los estatales deberían hacer una evaluación que permita medir los efectos adversos del cierre de las escuelas.

Covid-19 representa un riesgo sin precedentes para la educación, la protección y el bienestar de los niños señaló el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, e hizo recientemente un llamamiento a los gobiernos y donantes para que den prioridad a la educación para todos los niños, incluidos los más marginados. Para ello se creó la Coalición Mundial para la Educación con el fin de apoyar a los gobiernos en el fortalecimiento de la enseñanza a distancia y facilitar la reapertura de las escuelas para lo cual se debe tomar en cuenta la contextualización y la adaptación continua necesarias para responder a las condiciones locales y satisfacer las necesidades de aprendizaje, salud y seguridad de cada niño; en particular en contextos en los que hay múltiples privaciones (como zonas densamente pobladas, entornos con acceso limitado a agua, conflictos, etc.).

Bien sabemos que al inicio de la pandemia no se contó con una planeación adecuada para atender la problemática educativa por parte de la Secretaría de Educación Pública que hubiera permitido una reflexión: “La interrupción de los servicios educativos también tiene consecuencias graves y a largo plazo para las economías y las sociedades, como el aumento de la desigualdad, el empeoramiento de los resultados sanitarios y la reducción de la cohesión social”.

Hoy se cuenta con el Documento Marco para la reapertura de escuelas, signado por UNESCO, UNICEF, Banco Mundial y el Programa Mundial de Alimentos, y en él se señala ¿Cómo reabrir las escuelas? Cuándo se hayan identificado escuelas seleccionadas para su reapertura, se deberán utilizar seis dimensiones claves para evaluar su estado de preparación y planeamiento informado: política, financiación, operaciones seguras, aprendizaje, ¿cómo llegar a los más vulnerables y bienestar y protección?

Las autoridades educativas y de salud deben tomar en cuenta que “El análisis debe hacerse en función de las condiciones pre pandémicas, reconociendo tanto las limitaciones existentes en los contextos de bajos recursos como con los objetivos actuales para mejorar las condiciones operativas y de aprendizaje. La respuesta debe servir como catalizadora para mejorar los resultados de aprendizaje, aumentar el acceso equitativo a la educación, y fortalecer la salud y la seguridad de niños, niñas y adolescentes”.

En el marco de ese análisis ponderar el papel que han jugado los docentes. En una propuesta de Global Education Cluster y Child Protection (2020). Regreso seguro a la escuela: una guía para la práctica se especifica que previamente a su incorporación a las escuelas los maestros requieren una capacitación. Hay que tomar en cuenta que “el Covid-19 ha tenido un impacto en los docentes, sus familias y sus comunidades de múltiples formas, y muchos experimentan un aumento del estrés como resultado del cierre y reapertura de los centros educativos.”

¿Qué necesitan saber los docentes? Para apoyar el proceso de vuelta a la escuela y garantizar su seguridad y eficacia, se deben fortalecer las competencias y conocimiento de los docentes sobre Covid-19 y sus repercusiones para niños, niñas, jóvenes y maestros. Insistir en la Prevención del Covid-19 con medidas específicas de higiene, lavado de manos y distanciamiento social: Los docentes desempeñan un papel clave en la difusión y respeto a estas prácticas, deben dominarlas y ser un modelo para ayudar a los niños, niñas y jóvenes a permanecer seguros.

Prepararlos sobre la exclusión social vinculada a la estigmatización por el Covid-19, incluyendo cómo prevenir y responder a la estigmatización. Considerar el Aprendizaje Socioemocional; identificar niños, niñas y jóvenes que muestren signos de ansiedad; comunicarse de forma sensible con el niño, niñas o jóvenes que padecen ansiedad. Remitir al niño, niñas o al joven a los servicios de apoyo que puedan necesitar, y al reabrir las escuelas, los docentes deben estar preparados para identificar riesgos en la protección de la infancia y vías de derivación, incluyendo la violencia sexual y basada en el género.

En Regreso seguro a la escuela: una guía para la práctica, se hace hincapié que los docentes necesitan apoyo y recibir información adecuada sobre cómo podrían contribuir a que haya un regreso seguro a la escuela, para ellos mismos y para todos los estudiantes. Invertir en el bienestar de los docentes durante la fase de reapertura traerá beneficios a largo plazo, ya que ellos pueden actuar en la comunidad como “líderes de referencia”, asegurando la seguridad, la salud y la continuidad de la educación.

Regreso seguro a la escuela: una guía para la práctica se especifica que previamente a su incorporación a las escuelas los maestros requieren una capacitación. Hay que tomar en cuenta que “el Covid-19 ha tenido un impacto en los docentes, sus familias y sus comunidades de múltiples formas, y muchos experimentan un aumento del estrés como resultado del cierre y reapertura de los centros educativos.”