/ domingo 7 de febrero de 2021

De los siempre listos a los improvisados

Para este primer ejercicio periodístico que escribo el año en curso, pues por cuestiones de Covid anduve fuera de circulación, busqué un tema actual, que trajera como consecuencia un beneficio a todos los lectores, y qué mejor que hablar de los precandidatos que próximamente andarán en campaña.

Aunque debo clarificar que esta reflexión no está encaminada a la crítica de un partido político, pues creo que la mayoría de los que me conocen saben que soy apartidista y mi voto se lo doy al candidato que considero idóneo.

Hecha esta precisión y ya en el centro del debate, quiero indicar que en efecto, dentro de las áreas del conocimiento encontramos a la ciencia política, por lo que no existe una duda razonable que para ocupar un cargo de elección popular nuestros representantes deben tener conocimientos, de lo contrario van solo a experimentar.

Tratando de clarificar ser regidor, luego síndico, más adelante alcalde, luego diputado local y, si se puede, legislador federal, senador y luego repetir. Es una conducta de avaricia del poder.

Sobre este tema las cosas se complican cuando metemos a comediantes, actores, cantantes o deportistas, que no conocen nada de lo que ahí se hace. Cachetonamente me decía un político, para eso son los asesores o secretarios técnicos.

Conste que no estoy en contra de alguien en especial y al que le quede el saco que se lo ponga. Lo que critico son las cualidades de los candidatos, ya que incluso cambian su lugar de residencia para poder postularse por aquellos municipios o distritos que las coaliciones les favorecen. Válgame, qué desfachatez.

Ojalá suba el nivel, pues al menos en materia legislativa federal existen muchos pendientes, por solo citar dos: el Código Nacional de Procedimientos Civiles y la ley reglamentaria del artículo 29 de la Constitución federal, de ahí que hay mucho que reprocharle a los congresistas que hoy se quieren reelegir o en su caso, ingresar.

Cierro con esto. Me comentaba un compañero del sur: “ese señor es bueno, ya que ha bajado recursos a sus distritos”. Es un argumento que no comparto, pues la función primordial del legislador es promover leyes, no bajar recursos. En tanto que los ediles, éstos deben ser gente que conozca la ley municipal, los reglamentos y bandos del buen gobierno, incluyendo las costumbres de sus municipios.

Para este primer ejercicio periodístico que escribo el año en curso, pues por cuestiones de Covid anduve fuera de circulación, busqué un tema actual, que trajera como consecuencia un beneficio a todos los lectores, y qué mejor que hablar de los precandidatos que próximamente andarán en campaña.

Aunque debo clarificar que esta reflexión no está encaminada a la crítica de un partido político, pues creo que la mayoría de los que me conocen saben que soy apartidista y mi voto se lo doy al candidato que considero idóneo.

Hecha esta precisión y ya en el centro del debate, quiero indicar que en efecto, dentro de las áreas del conocimiento encontramos a la ciencia política, por lo que no existe una duda razonable que para ocupar un cargo de elección popular nuestros representantes deben tener conocimientos, de lo contrario van solo a experimentar.

Tratando de clarificar ser regidor, luego síndico, más adelante alcalde, luego diputado local y, si se puede, legislador federal, senador y luego repetir. Es una conducta de avaricia del poder.

Sobre este tema las cosas se complican cuando metemos a comediantes, actores, cantantes o deportistas, que no conocen nada de lo que ahí se hace. Cachetonamente me decía un político, para eso son los asesores o secretarios técnicos.

Conste que no estoy en contra de alguien en especial y al que le quede el saco que se lo ponga. Lo que critico son las cualidades de los candidatos, ya que incluso cambian su lugar de residencia para poder postularse por aquellos municipios o distritos que las coaliciones les favorecen. Válgame, qué desfachatez.

Ojalá suba el nivel, pues al menos en materia legislativa federal existen muchos pendientes, por solo citar dos: el Código Nacional de Procedimientos Civiles y la ley reglamentaria del artículo 29 de la Constitución federal, de ahí que hay mucho que reprocharle a los congresistas que hoy se quieren reelegir o en su caso, ingresar.

Cierro con esto. Me comentaba un compañero del sur: “ese señor es bueno, ya que ha bajado recursos a sus distritos”. Es un argumento que no comparto, pues la función primordial del legislador es promover leyes, no bajar recursos. En tanto que los ediles, éstos deben ser gente que conozca la ley municipal, los reglamentos y bandos del buen gobierno, incluyendo las costumbres de sus municipios.