/ domingo 11 de octubre de 2020

La importancia del voto

En esta entrega no haré referencia al coronavirus, pues ha quedado demostrado por los expertos (no por el encargado de combatirla) que a partir de que la población está ocupando el cubrebocas, la pandemia ha disminuido.

Pero este artículo, en forma indirecta, tiene que ver con otra forma de protegernos y es ejercitando nuestro derecho al voto.

En un sinnúmero de ocasiones hemos escuchado a los ciudadanos decir que las elecciones son producto de los arreglos políticos, de ahí el desánimo para participar en estos eventos democráticos.

Pero siempre es necesario analizar el por qué de las cosas y como consecuencia, ejecutar las rectificaciones que se necesitan para tener mejores horizontes. Los optimistas siempre creen que atrás del mal se esconde el bien y que después de la tempestad viene la calma.

Daré tres razones por las cuales debemos ejercitar nuestro sufragio y después dejaré que cada uno de ustedes saque sus conclusiones.

En primer lugar, el voto es un derecho que se encuentra contemplado en las sociedades desarrolladas y México no podía ser la excepción, ya que así se encuentra previsto en la fracción I, numeral 35, de nuestra Carta Magna. Luego entonces, si es un derecho, debe ejercitarse; de lo contrario, al no ocuparse, se pierde la posibilidad de manifestarse públicamente.

En segundo lugar, mediante el ejercicio del voto contribuimos a la designación de nuestras autoridades. Lo que sirve para legitimar su actuación, ya que esa labor la realizan a nombre de la sociedad.

Por último, pero no menos importante, es que con el voto nosotros aportamos a la colectividad una reflexión sobre si el partido político, o en su caso el candidato, nos debe representar.

Bien decía Séneca: "La vida es una obra de teatro; lo que importa no es la duración, sino la excelencia de los actores".

En ese tenor de ideas, estimo que el ejercicio del voto nos sirve para manifestarle a los detentadores del poder sobre la evaluación de su trabajo y como consecuencia, si su obra valió la pena.

En esta entrega no haré referencia al coronavirus, pues ha quedado demostrado por los expertos (no por el encargado de combatirla) que a partir de que la población está ocupando el cubrebocas, la pandemia ha disminuido.

Pero este artículo, en forma indirecta, tiene que ver con otra forma de protegernos y es ejercitando nuestro derecho al voto.

En un sinnúmero de ocasiones hemos escuchado a los ciudadanos decir que las elecciones son producto de los arreglos políticos, de ahí el desánimo para participar en estos eventos democráticos.

Pero siempre es necesario analizar el por qué de las cosas y como consecuencia, ejecutar las rectificaciones que se necesitan para tener mejores horizontes. Los optimistas siempre creen que atrás del mal se esconde el bien y que después de la tempestad viene la calma.

Daré tres razones por las cuales debemos ejercitar nuestro sufragio y después dejaré que cada uno de ustedes saque sus conclusiones.

En primer lugar, el voto es un derecho que se encuentra contemplado en las sociedades desarrolladas y México no podía ser la excepción, ya que así se encuentra previsto en la fracción I, numeral 35, de nuestra Carta Magna. Luego entonces, si es un derecho, debe ejercitarse; de lo contrario, al no ocuparse, se pierde la posibilidad de manifestarse públicamente.

En segundo lugar, mediante el ejercicio del voto contribuimos a la designación de nuestras autoridades. Lo que sirve para legitimar su actuación, ya que esa labor la realizan a nombre de la sociedad.

Por último, pero no menos importante, es que con el voto nosotros aportamos a la colectividad una reflexión sobre si el partido político, o en su caso el candidato, nos debe representar.

Bien decía Séneca: "La vida es una obra de teatro; lo que importa no es la duración, sino la excelencia de los actores".

En ese tenor de ideas, estimo que el ejercicio del voto nos sirve para manifestarle a los detentadores del poder sobre la evaluación de su trabajo y como consecuencia, si su obra valió la pena.