/ domingo 16 de agosto de 2020

Disciplina social

La disciplina tiene relación con la educación, con el civismo, con la urbanidad, con la responsabilidad social, con el respeto a los demás, con el cumplimiento de las normas establecidas para la convivencia, con el uso del lenguaje apropiado, con la puntualidad, con el cuidado del medio ambiente, con la prevención, con la solidaridad y la atención de la salud; en resumen, con el cuidado de sí mismo. La disciplina social es el canon de la convivencia.

La nueva normalidad implica readaptación y reingeniería social, disciplina. Ahora que se pretende entrar a la nueva normalidad o estilo de vida debe considerarse que ésta se encuentra indisolublemente asociada al uso de material de protección, a la implementación de prácticas higiénicas y de distanciamiento social. De ahí que las acciones institucionales, si se hacen con responsabilidad, solo son efectivas cuando la ciudadanía toma parte activa en ellas. La disminución del riesgo de la infección es también una responsabilidad individual.

Importante es considerar que, en México, la pobreza, “la disciplina social, los patrones culturales de la población, la estructura e idiosincrasia del Estado”, expone Anidelys Rodríguez Brito, en la “nueva normalidad” que están haciendo los gobiernos” son factores que impactan sobre las medidas que se adopten en la nueva normalidad, en su comportamiento.

Las condiciones de millones de personas que viven en situación de carencia social, de acuerdo con los estudios de Coneval, son significativas. En 2018 los rezagos eran: educativo 16.9 %; con acceso a los servicios de salud 16.2 %; a los servicios de seguridad social 57.3%; con acceso a la alimentación 20.4%; a los servicios básicos de vivienda 19.8%; pobreza extrema por ingresos comprendía el 16.8 de la población. Muchos de estos hombres, mujeres, adultos y niños se ocupan en trabajos temporales, en el campo y las zonas urbanas.

Sus condiciones socioeconómicas les obliga a laborar en circunstancias que no son propias del distanciamiento social y las prácticas higiénicas. Es típico que individuos y familias enteras vivan hacinados y trabajen juntos para conseguir el sustento diario.

Para mitigar el impacto negativo de esta situación excepcional que vive México con la pandemia, no se han implementado paquetes de medidas de apoyo social y económico, orientados a mantener el tejido productivo, proteger los empleos y salarios de los trabajadores y familias.

Los patrones culturales establecidos de la región, zona, comunidad o familia tienen gran influencia en los individuos, ya que están instituidos y los practica la mayor parte de las personas en los contextos donde se dan. Lavarse las manos, cubrirse la cara, guardar una sana distancia, son reglas de comportamiento necesarias para el problema que se confronta, pero si no se tiene agua, recursos para adquirir un cubrebocas o pañuelo, y es costumbre vivir juntos por las condiciones antes descritas, lo “normal” es esa vida cotidiana que se comenta.

Para la nueva normalidad se requiere que el gobierno federal y las entidades diseñen una desescalada proporcional, adaptada a las particularidades sociales, económicas, educativas de los diversos grupos de población, de las regiones, de los estados. La disciplina social se empieza a construir en el hogar, para que sea cierta y completa. Eso quiere decir que se debe sensibilizar y capacitar a los padres de familia, para que sean los primeros educadores de sus hijos en materia de tanta importancia para la vida individual y de las colectividades. Y su proceso debe continuar en la escuela y en las demás instituciones donde las autoridades correspondientes deben hacer lo adecuado, tomando en cuenta el comportamiento, manera de pensar, sentir, actuar propio o cultural, distintivo y peculiar de los mexicanos.

La disciplina tiene relación con la educación, con el civismo, con la urbanidad, con la responsabilidad social, con el respeto a los demás, con el cumplimiento de las normas establecidas para la convivencia, con el uso del lenguaje apropiado, con la puntualidad, con el cuidado del medio ambiente, con la prevención, con la solidaridad y la atención de la salud; en resumen, con el cuidado de sí mismo. La disciplina social es el canon de la convivencia.

La nueva normalidad implica readaptación y reingeniería social, disciplina. Ahora que se pretende entrar a la nueva normalidad o estilo de vida debe considerarse que ésta se encuentra indisolublemente asociada al uso de material de protección, a la implementación de prácticas higiénicas y de distanciamiento social. De ahí que las acciones institucionales, si se hacen con responsabilidad, solo son efectivas cuando la ciudadanía toma parte activa en ellas. La disminución del riesgo de la infección es también una responsabilidad individual.

Importante es considerar que, en México, la pobreza, “la disciplina social, los patrones culturales de la población, la estructura e idiosincrasia del Estado”, expone Anidelys Rodríguez Brito, en la “nueva normalidad” que están haciendo los gobiernos” son factores que impactan sobre las medidas que se adopten en la nueva normalidad, en su comportamiento.

Las condiciones de millones de personas que viven en situación de carencia social, de acuerdo con los estudios de Coneval, son significativas. En 2018 los rezagos eran: educativo 16.9 %; con acceso a los servicios de salud 16.2 %; a los servicios de seguridad social 57.3%; con acceso a la alimentación 20.4%; a los servicios básicos de vivienda 19.8%; pobreza extrema por ingresos comprendía el 16.8 de la población. Muchos de estos hombres, mujeres, adultos y niños se ocupan en trabajos temporales, en el campo y las zonas urbanas.

Sus condiciones socioeconómicas les obliga a laborar en circunstancias que no son propias del distanciamiento social y las prácticas higiénicas. Es típico que individuos y familias enteras vivan hacinados y trabajen juntos para conseguir el sustento diario.

Para mitigar el impacto negativo de esta situación excepcional que vive México con la pandemia, no se han implementado paquetes de medidas de apoyo social y económico, orientados a mantener el tejido productivo, proteger los empleos y salarios de los trabajadores y familias.

Los patrones culturales establecidos de la región, zona, comunidad o familia tienen gran influencia en los individuos, ya que están instituidos y los practica la mayor parte de las personas en los contextos donde se dan. Lavarse las manos, cubrirse la cara, guardar una sana distancia, son reglas de comportamiento necesarias para el problema que se confronta, pero si no se tiene agua, recursos para adquirir un cubrebocas o pañuelo, y es costumbre vivir juntos por las condiciones antes descritas, lo “normal” es esa vida cotidiana que se comenta.

Para la nueva normalidad se requiere que el gobierno federal y las entidades diseñen una desescalada proporcional, adaptada a las particularidades sociales, económicas, educativas de los diversos grupos de población, de las regiones, de los estados. La disciplina social se empieza a construir en el hogar, para que sea cierta y completa. Eso quiere decir que se debe sensibilizar y capacitar a los padres de familia, para que sean los primeros educadores de sus hijos en materia de tanta importancia para la vida individual y de las colectividades. Y su proceso debe continuar en la escuela y en las demás instituciones donde las autoridades correspondientes deben hacer lo adecuado, tomando en cuenta el comportamiento, manera de pensar, sentir, actuar propio o cultural, distintivo y peculiar de los mexicanos.