/ viernes 22 de enero de 2021

Educación y salud

Para que una sociedad continúe creciendo, requiere como base una atención médica y una educación sólida. Comenta Juan Francisco Aguilar, que de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Tan solo el 30% de la población en América Latina y el Caribe no tiene acceso a servicios de salud por razones económicas, y el 21% no busca atención debido a barreras geográficas. “Imaginemos el potencial que se lograría en cuestión de medicina preventiva si fuera posible ampliar el alcance de la atención médica mediante la tecnología”.

Actualmente, en muchos países, “los avances en la tecnología de la salud son cada vez más relevantes. Hoy tenemos robots capaces de realizar tareas de forma remota y segura como pruebas de ultrasonidos, toma de muestras o escuchar los sonidos producidos por los órganos de un paciente; drones autónomos que realizan entregas de muestras médicas y material esencial como medicamentos; con tecnología de reconocimiento facial es posible realizar lecturas de signos vitales; y a través de dispositivos como los wearables (para uso corporal) combinados con aplicaciones, los doctores pueden monitorear enfermedades no transmisibles y el estado físico del paciente”.

Por lo que se refiere a la educación, con motivo de la pandemia las escuelas desde marzo tuvieron que cambiar a plataformas de aprendizaje en línea de un día para otro. En México, más de 30 millones de estudiantes, desde la primaria hasta la educación superior, migraron a este formato. La vivencia ha sido enorme tanto para maestros como alumnos. Trabajar con un sistema remoto conlleva a nuevos aprendizajes. La televisión, los celulares, computadoras, Internet como herramientas de apoyo se han convertido en prioridades dentro del sistema educativo. Sin embargo, será necesario establecer un periodo que permita analizar y clasificar esas prioridades y que todo funcione correctamente, para luego innovar y desarrollar nuevas experiencias educativas.

En 2018, el Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington dio a conocer un primer estudio científico (de 1990 hasta 2016) que clasifica a los países por sus niveles de capital humano. El Instituto (IHME, por su sigla en inglés) señala que, en la evolución del Capital Humano de 195 países, desde 1990 México ocupa la posición 104 a nivel mundial por sus inversiones en educación y salud. El país se situó justo detrás de Perú (en el lugar 103) y por delante de Turkmenistán (en el puesto 105). Los Estados Unidos se ubicaron en 27, mientras que Brasil ocupó el lugar 71.

Los autores dicen: “Nuestras conclusiones muestran una relación –entre las inversiones en educación y en salud, y la mejora del capital humano y el Producto Interno Bruto (PIB), indicador que debe englobar a toda la economía, reflejando el valor agregado que genera un país– que los responsables políticos ignoran a propio riesgo”, señala Christopher Murray. Para la próxima generación, un informe así –como herramienta para medir las inversiones en salud y en educación– obligará a los gobernantes a que se responsabilicen frente a sus electores y no actúen con falsas promesas.

La salud y la educación son elementos de estabilidad social, detonantes del crecimiento económico y productividad. De ahí que los modelos de salud y educación tienen que ser reestructurados para responder a las necesidades actuales”. Se han debilitado algunos valores fundamentales; no hemos conseguido disminuir la pobreza, que junto con la ignorancia son las peores compañeras de la salud”. Es un deber de la actual administración federal invertir más en salud y educación y mejorar los niveles de capital humano que requiere la sociedad. Transformación digital significa cambios positivos para la atención de la salud y la educación, y con ella tener la capacidad de cerrar las brechas de oportunidades y preparar a la fuerza laboral para los retos del futuro. En salud la prevención es el camino. No se verá de manera inmediata el resultado y requiere constancia, hay que invertir más, porque prevenir se relaciona con el desarrollo del país y tiene un gran impacto social: mejor calidad de vida y rendimiento escolar, porque cuando hay salud, todo se facilita.

Aunque no lo es todo para el ser humano, es necesario que analicemos cómo la tecnología puede crear una sociedad más equitativa en el siglo XXI. Sabemos que estos cambios vendrán con sus propios retos, pero también llegan con oportunidades que marcarán un camino hacia una transformación de la salud y la educación más eficientes y accesibles para todos. Nuestras comunidades no se pueden dar el lujo de que dejemos pasar esta oportunidad.

Para que una sociedad continúe creciendo, requiere como base una atención médica y una educación sólida. Comenta Juan Francisco Aguilar, que de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Tan solo el 30% de la población en América Latina y el Caribe no tiene acceso a servicios de salud por razones económicas, y el 21% no busca atención debido a barreras geográficas. “Imaginemos el potencial que se lograría en cuestión de medicina preventiva si fuera posible ampliar el alcance de la atención médica mediante la tecnología”.

Actualmente, en muchos países, “los avances en la tecnología de la salud son cada vez más relevantes. Hoy tenemos robots capaces de realizar tareas de forma remota y segura como pruebas de ultrasonidos, toma de muestras o escuchar los sonidos producidos por los órganos de un paciente; drones autónomos que realizan entregas de muestras médicas y material esencial como medicamentos; con tecnología de reconocimiento facial es posible realizar lecturas de signos vitales; y a través de dispositivos como los wearables (para uso corporal) combinados con aplicaciones, los doctores pueden monitorear enfermedades no transmisibles y el estado físico del paciente”.

Por lo que se refiere a la educación, con motivo de la pandemia las escuelas desde marzo tuvieron que cambiar a plataformas de aprendizaje en línea de un día para otro. En México, más de 30 millones de estudiantes, desde la primaria hasta la educación superior, migraron a este formato. La vivencia ha sido enorme tanto para maestros como alumnos. Trabajar con un sistema remoto conlleva a nuevos aprendizajes. La televisión, los celulares, computadoras, Internet como herramientas de apoyo se han convertido en prioridades dentro del sistema educativo. Sin embargo, será necesario establecer un periodo que permita analizar y clasificar esas prioridades y que todo funcione correctamente, para luego innovar y desarrollar nuevas experiencias educativas.

En 2018, el Instituto de Métrica y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington dio a conocer un primer estudio científico (de 1990 hasta 2016) que clasifica a los países por sus niveles de capital humano. El Instituto (IHME, por su sigla en inglés) señala que, en la evolución del Capital Humano de 195 países, desde 1990 México ocupa la posición 104 a nivel mundial por sus inversiones en educación y salud. El país se situó justo detrás de Perú (en el lugar 103) y por delante de Turkmenistán (en el puesto 105). Los Estados Unidos se ubicaron en 27, mientras que Brasil ocupó el lugar 71.

Los autores dicen: “Nuestras conclusiones muestran una relación –entre las inversiones en educación y en salud, y la mejora del capital humano y el Producto Interno Bruto (PIB), indicador que debe englobar a toda la economía, reflejando el valor agregado que genera un país– que los responsables políticos ignoran a propio riesgo”, señala Christopher Murray. Para la próxima generación, un informe así –como herramienta para medir las inversiones en salud y en educación– obligará a los gobernantes a que se responsabilicen frente a sus electores y no actúen con falsas promesas.

La salud y la educación son elementos de estabilidad social, detonantes del crecimiento económico y productividad. De ahí que los modelos de salud y educación tienen que ser reestructurados para responder a las necesidades actuales”. Se han debilitado algunos valores fundamentales; no hemos conseguido disminuir la pobreza, que junto con la ignorancia son las peores compañeras de la salud”. Es un deber de la actual administración federal invertir más en salud y educación y mejorar los niveles de capital humano que requiere la sociedad. Transformación digital significa cambios positivos para la atención de la salud y la educación, y con ella tener la capacidad de cerrar las brechas de oportunidades y preparar a la fuerza laboral para los retos del futuro. En salud la prevención es el camino. No se verá de manera inmediata el resultado y requiere constancia, hay que invertir más, porque prevenir se relaciona con el desarrollo del país y tiene un gran impacto social: mejor calidad de vida y rendimiento escolar, porque cuando hay salud, todo se facilita.

Aunque no lo es todo para el ser humano, es necesario que analicemos cómo la tecnología puede crear una sociedad más equitativa en el siglo XXI. Sabemos que estos cambios vendrán con sus propios retos, pero también llegan con oportunidades que marcarán un camino hacia una transformación de la salud y la educación más eficientes y accesibles para todos. Nuestras comunidades no se pueden dar el lujo de que dejemos pasar esta oportunidad.