/ miércoles 6 de marzo de 2024

Que no siga la corrupción

Los lapsus en el discurso político pueden ser interpretados a través de diversas lentes, incluyendo la psicología política. Cuando una candidata oficialista (ya sean Claudia Sheinbaum o Rocío Nahle) comete un lapsus y menciona una palabra o frase que contradice su supuesta ideología o el discurso previamente establecido, no puede pasar desapercibido y es válido interpretarlo como una confesión de lo que realmente piensa.

En su primer acto masivo de campaña, Claudia arengó a sus sinceros simpatizantes y a los movilizados con diversos tipos de amenazas, con respecto a votar por Morena significa: “a votar porque siga la corrupción”.

El inconsciente individual o colectivo contiene elementos como símbolos y arquetipos. En el contexto político, el lapsus revela conflictos subconscientes de la candidata Sheinbaum respecto a la ideología oficialista que le ha sido impuesta a costa de sacrificar importantes porciones de su orgullo personal.

El “error” vocalizado frente a Palacio Nacional implica discrepancias entre lo que se presenta públicamente y lo que se siente internamente.

Los candidatos a cargos de elección popular a menudo enfrentan una enorme presión, tanto interna como externa, durante sus discursos y campañas.

Esta presión puede llevar a errores verbales, como los lapsus, especialmente si el candidato está tratando de articular un mensaje que no está completamente alineado con sus propias creencias o la realidad política.

La teoría de la disonancia cognitiva sugiere que las personas experimentan malestar cuando sus creencias y acciones están en conflicto. En el contexto político, un lapsus que contradice la ideología oficialista desnuda una falta de alineación entre las convicciones éticas de la candidata y la plataforma política que está promoviendo.

Este malestar subconsciente podría manifestarse a través de más incongruencias verbales como las que tuvo Rocío Nahle durante la precampaña en que ella misma se autosaboteó.

Los lapsus pueden ser interpretados como estrategias inconscientes para transmitir un mensaje subyacente. Quizás se trató de un intento subconsciente de distanciarse o criticar discretamente ciertos aspectos del lopezobradorismo, en donde los escándalos de corrupción han minado las preferencias de Morena.

Entre sus lapsus y las maniobras deshonestas, Morena confirma a diario que su permanencia en el poder significa la impunidad para los corruptos y el agravamiento de la opacidad y uso patrimonial del presupuesto público.

Debe quedar claro que los programas sociales son un deber del Estado hacia sus ciudadanos, no un instrumento de manipulación política. Están garantizados por ley, independientemente de quién ocupe el poder. Morena quiere mancillar el noble propósito de los programas sociales, convirtiéndolos en moneda de cambio para obtener votos.

Ante las intentonas de manipulación política y las confesiones a favor de la corrupción, debemos confirmar con nuestra credencial de elector que somos un pueblo valiente, que no se deja amedrentar por las artimañas de unos cuantos. Somos hombres y mujeres libres, con el derecho sagrado de elegir nuestro propio destino, sin condicionamientos ni chantajes.

Lo cierto es que existen personas dispuestas a sacrificar su dignidad personal con tal de alcanzar y mantener el poder político, ya que lo perciben como una forma de satisfacer sus necesidades psicológicas y emocionales.

Las personas con rasgos narcisistas pueden tener una autoestima frágil y una necesidad desesperada de reconocimiento y admiración.

En entornos políticos verticales y unipersonales como el de Morena, existe una presión social para conformarse a ciertas normas y expectativas del grupo. Pero el inconsciente de Claudia no pudo más y aceptó que votar por ella, es un sufragio porque siga la corrupción de Morena.

*Diputada federal. PRI

@lorenapignon_


Los lapsus en el discurso político pueden ser interpretados a través de diversas lentes, incluyendo la psicología política. Cuando una candidata oficialista (ya sean Claudia Sheinbaum o Rocío Nahle) comete un lapsus y menciona una palabra o frase que contradice su supuesta ideología o el discurso previamente establecido, no puede pasar desapercibido y es válido interpretarlo como una confesión de lo que realmente piensa.

En su primer acto masivo de campaña, Claudia arengó a sus sinceros simpatizantes y a los movilizados con diversos tipos de amenazas, con respecto a votar por Morena significa: “a votar porque siga la corrupción”.

El inconsciente individual o colectivo contiene elementos como símbolos y arquetipos. En el contexto político, el lapsus revela conflictos subconscientes de la candidata Sheinbaum respecto a la ideología oficialista que le ha sido impuesta a costa de sacrificar importantes porciones de su orgullo personal.

El “error” vocalizado frente a Palacio Nacional implica discrepancias entre lo que se presenta públicamente y lo que se siente internamente.

Los candidatos a cargos de elección popular a menudo enfrentan una enorme presión, tanto interna como externa, durante sus discursos y campañas.

Esta presión puede llevar a errores verbales, como los lapsus, especialmente si el candidato está tratando de articular un mensaje que no está completamente alineado con sus propias creencias o la realidad política.

La teoría de la disonancia cognitiva sugiere que las personas experimentan malestar cuando sus creencias y acciones están en conflicto. En el contexto político, un lapsus que contradice la ideología oficialista desnuda una falta de alineación entre las convicciones éticas de la candidata y la plataforma política que está promoviendo.

Este malestar subconsciente podría manifestarse a través de más incongruencias verbales como las que tuvo Rocío Nahle durante la precampaña en que ella misma se autosaboteó.

Los lapsus pueden ser interpretados como estrategias inconscientes para transmitir un mensaje subyacente. Quizás se trató de un intento subconsciente de distanciarse o criticar discretamente ciertos aspectos del lopezobradorismo, en donde los escándalos de corrupción han minado las preferencias de Morena.

Entre sus lapsus y las maniobras deshonestas, Morena confirma a diario que su permanencia en el poder significa la impunidad para los corruptos y el agravamiento de la opacidad y uso patrimonial del presupuesto público.

Debe quedar claro que los programas sociales son un deber del Estado hacia sus ciudadanos, no un instrumento de manipulación política. Están garantizados por ley, independientemente de quién ocupe el poder. Morena quiere mancillar el noble propósito de los programas sociales, convirtiéndolos en moneda de cambio para obtener votos.

Ante las intentonas de manipulación política y las confesiones a favor de la corrupción, debemos confirmar con nuestra credencial de elector que somos un pueblo valiente, que no se deja amedrentar por las artimañas de unos cuantos. Somos hombres y mujeres libres, con el derecho sagrado de elegir nuestro propio destino, sin condicionamientos ni chantajes.

Lo cierto es que existen personas dispuestas a sacrificar su dignidad personal con tal de alcanzar y mantener el poder político, ya que lo perciben como una forma de satisfacer sus necesidades psicológicas y emocionales.

Las personas con rasgos narcisistas pueden tener una autoestima frágil y una necesidad desesperada de reconocimiento y admiración.

En entornos políticos verticales y unipersonales como el de Morena, existe una presión social para conformarse a ciertas normas y expectativas del grupo. Pero el inconsciente de Claudia no pudo más y aceptó que votar por ella, es un sufragio porque siga la corrupción de Morena.

*Diputada federal. PRI

@lorenapignon_