/ viernes 27 de marzo de 2020

Ante la adversidad

En estos tiempos aciagos, de incertidumbre, y una escalada social pandémica, es hora de hacer unidad y cerrar filas ante los embates inesperados.

Al vernos unos frente a los otros sabemos que de la salud de otros también depende la nuestra. "Todos", hombres y mujeres, seremos responsables de poder vencer el flagelo Covid-19; un excandidato a la presidencia de la República lanzó un llamado a la unidad, también en torno al presidente AMLO; y sabemos distinguir que tal golpe involucra a la economía nacional, golpeada por el torbellino especulativo, más la desaceleración mundial de la misma, esto hace que podamos entender la importancia de la "unidad al margen de ideologías políticas", de no pelear en contra del presidente AMLO. Por el contrario, debemos hacer una labor coordinada en la prevención y tratamiento de los casos que se vayan a presentar.

No se trata de espantar a la gente, tampoco de ahuyentarla para que no haga nada, no somos zombis o muertos en vida, pero la verdad estamos empezando a valorar esa libertad en poco estimada de ir y venir de un lugar a otro sin tantas alarmas y sobresaltos. De ahora en adelante se reconfigurará el rostro social, económico y humano de todos los mexicanos; sé muy bien que si protejo a mi familia, a mis vecinos, a mi sociedad, me estaré protegiendo a mí mismo.

Cuando oímos que en China se alertaba brutalmente a la ciudadanía para protegerse y llevar una guerra frontal y preventiva ante el Covid-19 o coronavirus, se nos hizo lejana la posibilidad de su expansión; sin embargo, la letalidad del brote y las interconexiones vía aérea hicieron posible su desplazamiento alrededor del globo terráqueo, y no sólo eso, la devaluación automática del peso y otras monedas ha sido inevitable.

La baja en el barril de petróleo, la guerra frontal entre China, Rusia y aliados en contra del capitalismo al estilo Tío Sam, ha creado un comunismo utópico y referencial en medidas capitalistas de izquierda, pues China estuvo a medio paso de quitar el primer lugar al dólar yanqui; hoy todo es silencio en nuestras calles, poca gente y vehículos, los vecinos a la expectativa, nadie puede estornudar en algún sitio concurrido sin que lo corran como “apestado”.

¡Ah, la libertad de antes! Y aun así nos quejábamos de casi todo; vamos a estar en mejores términos, pero se llevará tiempo, dinero, esfuerzo, pérdidas, reconciliaciones y sobre todo la enigmática “valoración” de ser “todos el uno mismo de la vida”.

En estos tiempos aciagos, de incertidumbre, y una escalada social pandémica, es hora de hacer unidad y cerrar filas ante los embates inesperados.

Al vernos unos frente a los otros sabemos que de la salud de otros también depende la nuestra. "Todos", hombres y mujeres, seremos responsables de poder vencer el flagelo Covid-19; un excandidato a la presidencia de la República lanzó un llamado a la unidad, también en torno al presidente AMLO; y sabemos distinguir que tal golpe involucra a la economía nacional, golpeada por el torbellino especulativo, más la desaceleración mundial de la misma, esto hace que podamos entender la importancia de la "unidad al margen de ideologías políticas", de no pelear en contra del presidente AMLO. Por el contrario, debemos hacer una labor coordinada en la prevención y tratamiento de los casos que se vayan a presentar.

No se trata de espantar a la gente, tampoco de ahuyentarla para que no haga nada, no somos zombis o muertos en vida, pero la verdad estamos empezando a valorar esa libertad en poco estimada de ir y venir de un lugar a otro sin tantas alarmas y sobresaltos. De ahora en adelante se reconfigurará el rostro social, económico y humano de todos los mexicanos; sé muy bien que si protejo a mi familia, a mis vecinos, a mi sociedad, me estaré protegiendo a mí mismo.

Cuando oímos que en China se alertaba brutalmente a la ciudadanía para protegerse y llevar una guerra frontal y preventiva ante el Covid-19 o coronavirus, se nos hizo lejana la posibilidad de su expansión; sin embargo, la letalidad del brote y las interconexiones vía aérea hicieron posible su desplazamiento alrededor del globo terráqueo, y no sólo eso, la devaluación automática del peso y otras monedas ha sido inevitable.

La baja en el barril de petróleo, la guerra frontal entre China, Rusia y aliados en contra del capitalismo al estilo Tío Sam, ha creado un comunismo utópico y referencial en medidas capitalistas de izquierda, pues China estuvo a medio paso de quitar el primer lugar al dólar yanqui; hoy todo es silencio en nuestras calles, poca gente y vehículos, los vecinos a la expectativa, nadie puede estornudar en algún sitio concurrido sin que lo corran como “apestado”.

¡Ah, la libertad de antes! Y aun así nos quejábamos de casi todo; vamos a estar en mejores términos, pero se llevará tiempo, dinero, esfuerzo, pérdidas, reconciliaciones y sobre todo la enigmática “valoración” de ser “todos el uno mismo de la vida”.