/ domingo 3 de marzo de 2024

Hechos, emociones y sentimientos

En la actualidad hay una sed insaciable de ser guiados, de obtener orientación espiritual, de tener alguien que nos quiera comprender, entender, cuando menos escuchar, hay carencia de valores y se refleja en la superficialidad del materialismo.

Gente con abundantes ingresos y fortunas para vivir bien, las hay y muchas, gente que aún en la tempestad de los dilemas, se atrevan a ser felices actuando, luchando, yendo contra corriente, de esa gente hay poca. Amor, se le puede concebir como la fuerza más poderosa del mundo, el apóstol Pablo lo remarcaba sobre cualquier otra virtud o valor, siendo una fuerza supra normal, y al mismo tiempo de aquí derivamos la empatía para la gente que nos rodea, pero también para el causante de nuestros males o bienestares, es decir para con nosotros mismos. Quien ya lo sepa todo, no tiene porqué leer esto, es una pérdida de tiempo para la arrogancia de los que creen ser súper sabios y hacer el mínimo esfuerzo por cambiar sus posturas inamovibles es un vil insulto; para éstos arrogantes es mejor que naden en el caldo de la olla de su ridícula necedad.

Vibra, la vibra existe, a veces nos la aplican en trámites, burocratismo, exceso de legalismo, contratos viciados y unilaterales en detrimento de usuarios, por ejemplo en algunos bancos que sólo dan información parcializada, y de aquí nace el entrenamiento que no la educación fructífera y de servicio a la sociedad, es decir que las instituciones del tipo y funcionalidad que sea, requieren un mínimo de atención humana, de respeto a la sociedad que hace uso de ellas, ya que no es posible una deshumanización sin destrucción con un efecto de boomerang, o todo aquello que tarde o temprano se regresa, la ley del Karma.

Somos seres con circuitos electrónicos, electricidad, química, balances hormonales, intrincadas máquinas humanas que la ciencia no ha podido descifrar, por ejemplo la función renal, o las funciones plenas de nuestro cerebro. Esto nos da una idea de que no sólo somos materia, también seres con sentimientos, emociones, pasiones, acuerdos o contradicciones; en tal sentido cualquiera puede expresar un te quiero, pero un “te amo con fuerza y sinceridad” es raro que se manifieste. Sabemos mucho de filosofía, política, u otras ciencias, pero ensayamos más con nuestro egoísmo que con la fuerza de la empatía que puede generar el amor, y así un coche de lujo nuevo puede resultar no más que un montón de plástico, resinas, químicos, acero retorcido si lo degradamos por sus componentes básicos, pero adquiere un valor sobreestimado al aportar vano orgullo a su propietario, no saben que saliendo de agencia se devalúa un 10% de su valor total, y año tras año va más a la baja, pero si tú valor radica sólo en lo material serás proclive a ser explotador, a ver en los demás el interés y jamás veras el mundo de hechos emocionales y de apegos que te contienen y frenan como un ser empático, valioso para la sociedad, inclusivo en los márgenes de tolerancia y capacidad de escucha, resolución y servicio.

Mahatma Gandhi, fue capaz de dar vida, obras, ejemplos de elevada humanidad, de verdadero amor al pueblo, rompiendo esquemas, e incluso no guardando rencor a sus detractores. “El débil nunca puede olvidar, ya que olvidar es un atributo del fuerte”, “Mi vida es mi mensaje”, “La fuerza no viene de una capacidad física. Viene de una voluntad indomable”, Gandhi. Hechos por un gran Amor, sentimientos de vida en emociones positivas.

En la actualidad hay una sed insaciable de ser guiados, de obtener orientación espiritual, de tener alguien que nos quiera comprender, entender, cuando menos escuchar, hay carencia de valores y se refleja en la superficialidad del materialismo.

Gente con abundantes ingresos y fortunas para vivir bien, las hay y muchas, gente que aún en la tempestad de los dilemas, se atrevan a ser felices actuando, luchando, yendo contra corriente, de esa gente hay poca. Amor, se le puede concebir como la fuerza más poderosa del mundo, el apóstol Pablo lo remarcaba sobre cualquier otra virtud o valor, siendo una fuerza supra normal, y al mismo tiempo de aquí derivamos la empatía para la gente que nos rodea, pero también para el causante de nuestros males o bienestares, es decir para con nosotros mismos. Quien ya lo sepa todo, no tiene porqué leer esto, es una pérdida de tiempo para la arrogancia de los que creen ser súper sabios y hacer el mínimo esfuerzo por cambiar sus posturas inamovibles es un vil insulto; para éstos arrogantes es mejor que naden en el caldo de la olla de su ridícula necedad.

Vibra, la vibra existe, a veces nos la aplican en trámites, burocratismo, exceso de legalismo, contratos viciados y unilaterales en detrimento de usuarios, por ejemplo en algunos bancos que sólo dan información parcializada, y de aquí nace el entrenamiento que no la educación fructífera y de servicio a la sociedad, es decir que las instituciones del tipo y funcionalidad que sea, requieren un mínimo de atención humana, de respeto a la sociedad que hace uso de ellas, ya que no es posible una deshumanización sin destrucción con un efecto de boomerang, o todo aquello que tarde o temprano se regresa, la ley del Karma.

Somos seres con circuitos electrónicos, electricidad, química, balances hormonales, intrincadas máquinas humanas que la ciencia no ha podido descifrar, por ejemplo la función renal, o las funciones plenas de nuestro cerebro. Esto nos da una idea de que no sólo somos materia, también seres con sentimientos, emociones, pasiones, acuerdos o contradicciones; en tal sentido cualquiera puede expresar un te quiero, pero un “te amo con fuerza y sinceridad” es raro que se manifieste. Sabemos mucho de filosofía, política, u otras ciencias, pero ensayamos más con nuestro egoísmo que con la fuerza de la empatía que puede generar el amor, y así un coche de lujo nuevo puede resultar no más que un montón de plástico, resinas, químicos, acero retorcido si lo degradamos por sus componentes básicos, pero adquiere un valor sobreestimado al aportar vano orgullo a su propietario, no saben que saliendo de agencia se devalúa un 10% de su valor total, y año tras año va más a la baja, pero si tú valor radica sólo en lo material serás proclive a ser explotador, a ver en los demás el interés y jamás veras el mundo de hechos emocionales y de apegos que te contienen y frenan como un ser empático, valioso para la sociedad, inclusivo en los márgenes de tolerancia y capacidad de escucha, resolución y servicio.

Mahatma Gandhi, fue capaz de dar vida, obras, ejemplos de elevada humanidad, de verdadero amor al pueblo, rompiendo esquemas, e incluso no guardando rencor a sus detractores. “El débil nunca puede olvidar, ya que olvidar es un atributo del fuerte”, “Mi vida es mi mensaje”, “La fuerza no viene de una capacidad física. Viene de una voluntad indomable”, Gandhi. Hechos por un gran Amor, sentimientos de vida en emociones positivas.