/ lunes 3 de febrero de 2020

Carnaval, un Xalapa perdido en el tiempo

Un amanecer de este fin de semana frío y lluvioso, me ubiqué en febrero 17 de 1953 en las líneas de mi Diario, que me revivieron el ambiente de mi Xalapa de hace “solo” sesenta y siete inviernos.

Fue un día en que el viento frío obligaba a abrigarse, pero el tibio sol matutino animaba el entusiasmo carnavalesco de la ciudad tranquila, cientos de quinceañeros y adultos caminábamos con alegre desenfado hacia nuestro Estadio Xalapeño, pocos coches y algunos camiones del “servicio urbano”, armatostes “de segunda” que cobraban 25 centavos, repletos de xalapeños que se colgaban del estribo.

La emoción permeaba, conoceríamos al ídolo Pedro Infante que esa mañana coronaría a la bella reina del carnaval Pola Baltazar, damita de hermosos ojos verdes que por desgracia falleció prematuramente. Graderío repleto, la muchedumbre disfrutaba golosinas, el ambiente aderezado con “El zopilote mojado”, “Noche de luna en Xalapa” y otras inolvidables melodías desgranadas por la banda del estado dirigida por don Juan Loman, días de gran fiesta.

Carnaval fue verbena popular muy esperada, hoy es una evocación del Xalapa perdido en el tiempo, en esa fiesta conocimos a artistas de fama mundial; El Cuarteto Rufino, Toña “la Negra”, Ana Bertha Lepe (cuarto lugar Miss Universo 1953), Chabelo, muy jovencito, con el Tío Gamboín, a algunos los vimos pasear por la noche, entre el gentío en Enríquez y el parque Juárez.

De Los Berros al inicio de Ávila Camacho en cada esquina había baile, en el café Emir, centro de reunión juvenil, nos encontrábamos los cuates de la prepa, con algarabía estridente, sin alcohol, sin violencia.

Las “enigmáticas encapuchadas”, jovencitas con capuchones negros dejando ver hermosos ojos a través de hoyos hechos de un tijeretazo, el grácil cuerpo cubierto de una especie de hábito hasta los pies, diez o doce tomadas de la mano corrían ululando dando varazos con bastoncitos coloridos en las “nachas” y podían sorprendernos con tronado beso en la boca, huyendo veloces.

Días de júbilo, viernes “quema del mal humor”, sábado coronación del rey feo, domingo de las reinas, adulta e infantil, lunes tremendo jolgorio día y noche por las calles del centro de la ciudad que se extendían hasta los bellos barrios de la periferia, martes la premiacion de los mejores disfraces, carros alegóricos y comparsas premios que después lucirían en el gran desfile del martes de carnaval y el miércoles adiós a “Juan Carnaval” con un muñeco que lo representaba, rodeado de “las viudas” hombres y mujeres disfrazados gortesca e ingeniosamente que “lloraban” a gritos la partida de don “Juan Carnaval”

Me solacé leyendo esas líneas escritas por mí hace casi siete décadas, un febrero perdido en el tiempo que me hizo recrear esa fiesta única, el Xalapa de los 50 y aquella gente amigable, vecina querida que solo se divertía sin agredir. Fiesta popular en que gozábamos de nuestra hermosa y fugaz juventud, que sin sentirlo… se nos fue.

hsilva_mendoza@otmail.com

Un amanecer de este fin de semana frío y lluvioso, me ubiqué en febrero 17 de 1953 en las líneas de mi Diario, que me revivieron el ambiente de mi Xalapa de hace “solo” sesenta y siete inviernos.

Fue un día en que el viento frío obligaba a abrigarse, pero el tibio sol matutino animaba el entusiasmo carnavalesco de la ciudad tranquila, cientos de quinceañeros y adultos caminábamos con alegre desenfado hacia nuestro Estadio Xalapeño, pocos coches y algunos camiones del “servicio urbano”, armatostes “de segunda” que cobraban 25 centavos, repletos de xalapeños que se colgaban del estribo.

La emoción permeaba, conoceríamos al ídolo Pedro Infante que esa mañana coronaría a la bella reina del carnaval Pola Baltazar, damita de hermosos ojos verdes que por desgracia falleció prematuramente. Graderío repleto, la muchedumbre disfrutaba golosinas, el ambiente aderezado con “El zopilote mojado”, “Noche de luna en Xalapa” y otras inolvidables melodías desgranadas por la banda del estado dirigida por don Juan Loman, días de gran fiesta.

Carnaval fue verbena popular muy esperada, hoy es una evocación del Xalapa perdido en el tiempo, en esa fiesta conocimos a artistas de fama mundial; El Cuarteto Rufino, Toña “la Negra”, Ana Bertha Lepe (cuarto lugar Miss Universo 1953), Chabelo, muy jovencito, con el Tío Gamboín, a algunos los vimos pasear por la noche, entre el gentío en Enríquez y el parque Juárez.

De Los Berros al inicio de Ávila Camacho en cada esquina había baile, en el café Emir, centro de reunión juvenil, nos encontrábamos los cuates de la prepa, con algarabía estridente, sin alcohol, sin violencia.

Las “enigmáticas encapuchadas”, jovencitas con capuchones negros dejando ver hermosos ojos a través de hoyos hechos de un tijeretazo, el grácil cuerpo cubierto de una especie de hábito hasta los pies, diez o doce tomadas de la mano corrían ululando dando varazos con bastoncitos coloridos en las “nachas” y podían sorprendernos con tronado beso en la boca, huyendo veloces.

Días de júbilo, viernes “quema del mal humor”, sábado coronación del rey feo, domingo de las reinas, adulta e infantil, lunes tremendo jolgorio día y noche por las calles del centro de la ciudad que se extendían hasta los bellos barrios de la periferia, martes la premiacion de los mejores disfraces, carros alegóricos y comparsas premios que después lucirían en el gran desfile del martes de carnaval y el miércoles adiós a “Juan Carnaval” con un muñeco que lo representaba, rodeado de “las viudas” hombres y mujeres disfrazados gortesca e ingeniosamente que “lloraban” a gritos la partida de don “Juan Carnaval”

Me solacé leyendo esas líneas escritas por mí hace casi siete décadas, un febrero perdido en el tiempo que me hizo recrear esa fiesta única, el Xalapa de los 50 y aquella gente amigable, vecina querida que solo se divertía sin agredir. Fiesta popular en que gozábamos de nuestra hermosa y fugaz juventud, que sin sentirlo… se nos fue.

hsilva_mendoza@otmail.com