/ martes 3 de septiembre de 2019

El azul del cielo en peligro

“El cielo, creación celestial inimitable en arte alguno, cuyo pincel es la luz del sol y el lienzo diseñado por el terso tejido de nubes, éter y polvo del espacio infinito” (Theo Lobsack, en “El aliento de la tierra”).

Hace 50 años el cielo era luminoso, las tardes tibias, noches apacibles adornadas por niebla y fertilizadas por fina lluvia silenciosa, hoy el aire vespertino es caliente y el clima de veleidad impredecible. El mundo cambia sin detenerse y diversas teorías tratan de explicar esta realidad, se invocan cambios gravitacionales del sol y la luna, impactos de meteoros, cambios de las corrientes oceánicas y un factor indiscutible, el efecto antropogénico.

El cielo es para todos, disfrutamos su belleza en cualquier lugar del mundo, puede ser azul y cambiar inesperadamente a color de rosa o rojo encendido, casi siempre decorado por nubes; cúmulos como copos de algodón, nimbus portadoras de lluvia, velo de novia, figuras creadas por la paciencia de milenios y delicadeza del universo.

Los cambios atmosféricos nos brindan espectáculos multicolores que embelesan el alma humana; la aurora y el crepúsculo, el arco iris, los halos alrededor de la luna o del sol, la aurora boreal. El cielo negro de la noche causado por luz solar que llegando tan débil a la tierra le es imposible difundirse porque la oscuridad no existe, es ausencia de luz, pero aún así nos regocija con la compañía de la luz de luna.

Este paraíso lo gozamos con gratuidad, sólo por estar vivos, y lo perdemos lentamente por uso irracional de combustibles fósiles productores de dióxido de carbono y metano, producido por la digestión de alimentos de diversos animales que los liberan en sus humores biológicos. Una vaca expulsa 110 kilos de metano al año, todo esto causa “efecto invernadero” por exceso de gases que se quedan en la atmósfera, evitando que el calor se disipe.

Las consecuencias son preocupantes, la temperatura de la tierra habrá aumentado 1.3 grados en 2010 y tres grados en 2070, el aire nauseabundo, mares contaminados con carbono y mercurio, los peces serán tóxicos, el calentamiento ambiental propiciará incendios de selvas y bosques, el calor de vaporización aumentará la fuerza de tormentas y huracanes, el calentamiento de océanos derretirá el hielo continental y habrá inundaciones, el agua potable será escasa, el azul celeste del cielo jamás se volverá a ver, habrá emigraciones masivas hacia zonas menos afectadas y el tiempo las hará también inhabitables.

Numerosos científicos preconizan que la tierra puede ser inhabitable dentro de 100 años, cuidemos nuestro planeta por el bien de nuestros descendientes. Evitemos emisión de gases tóxicos, sembremos árboles, responsabilicemos a compañías contaminantes, Pemex, Exxon, Mobile, luchemos por erradicar esos armatostes vehiculares que ennegrecen con humo el ambiente en nuestras calles, no arrojemos basura al azar, no aceptemos bolsas de plástico, ahorremos energía eléctrica y la bendita agua que nadie nos escatima.

Está en nuestras manos salvar a la tierra, hagámoslo por el bien de nuestro nietos, no ignoremos esta oportunidad que nos ofrece el destino, tenemos poco tiempo.

hsilva_mendoza@hotmail.com

“El cielo, creación celestial inimitable en arte alguno, cuyo pincel es la luz del sol y el lienzo diseñado por el terso tejido de nubes, éter y polvo del espacio infinito” (Theo Lobsack, en “El aliento de la tierra”).

Hace 50 años el cielo era luminoso, las tardes tibias, noches apacibles adornadas por niebla y fertilizadas por fina lluvia silenciosa, hoy el aire vespertino es caliente y el clima de veleidad impredecible. El mundo cambia sin detenerse y diversas teorías tratan de explicar esta realidad, se invocan cambios gravitacionales del sol y la luna, impactos de meteoros, cambios de las corrientes oceánicas y un factor indiscutible, el efecto antropogénico.

El cielo es para todos, disfrutamos su belleza en cualquier lugar del mundo, puede ser azul y cambiar inesperadamente a color de rosa o rojo encendido, casi siempre decorado por nubes; cúmulos como copos de algodón, nimbus portadoras de lluvia, velo de novia, figuras creadas por la paciencia de milenios y delicadeza del universo.

Los cambios atmosféricos nos brindan espectáculos multicolores que embelesan el alma humana; la aurora y el crepúsculo, el arco iris, los halos alrededor de la luna o del sol, la aurora boreal. El cielo negro de la noche causado por luz solar que llegando tan débil a la tierra le es imposible difundirse porque la oscuridad no existe, es ausencia de luz, pero aún así nos regocija con la compañía de la luz de luna.

Este paraíso lo gozamos con gratuidad, sólo por estar vivos, y lo perdemos lentamente por uso irracional de combustibles fósiles productores de dióxido de carbono y metano, producido por la digestión de alimentos de diversos animales que los liberan en sus humores biológicos. Una vaca expulsa 110 kilos de metano al año, todo esto causa “efecto invernadero” por exceso de gases que se quedan en la atmósfera, evitando que el calor se disipe.

Las consecuencias son preocupantes, la temperatura de la tierra habrá aumentado 1.3 grados en 2010 y tres grados en 2070, el aire nauseabundo, mares contaminados con carbono y mercurio, los peces serán tóxicos, el calentamiento ambiental propiciará incendios de selvas y bosques, el calor de vaporización aumentará la fuerza de tormentas y huracanes, el calentamiento de océanos derretirá el hielo continental y habrá inundaciones, el agua potable será escasa, el azul celeste del cielo jamás se volverá a ver, habrá emigraciones masivas hacia zonas menos afectadas y el tiempo las hará también inhabitables.

Numerosos científicos preconizan que la tierra puede ser inhabitable dentro de 100 años, cuidemos nuestro planeta por el bien de nuestros descendientes. Evitemos emisión de gases tóxicos, sembremos árboles, responsabilicemos a compañías contaminantes, Pemex, Exxon, Mobile, luchemos por erradicar esos armatostes vehiculares que ennegrecen con humo el ambiente en nuestras calles, no arrojemos basura al azar, no aceptemos bolsas de plástico, ahorremos energía eléctrica y la bendita agua que nadie nos escatima.

Está en nuestras manos salvar a la tierra, hagámoslo por el bien de nuestro nietos, no ignoremos esta oportunidad que nos ofrece el destino, tenemos poco tiempo.

hsilva_mendoza@hotmail.com