/ lunes 12 de marzo de 2018

Diabetes, portero del infierno

La diabetes mellitus es enfermedad del endotelio, delicada membrana que cubre el interior de los vasos sanguíneos, arterias y venas de todo el cuerpo humano. En un adulto de 70 kilos pesa 3.5 kilos, representa el 5% del peso corporal, su estructura se consideraba una especie de “alfombra”, sobre la que circulaban el plasma, glóbulos rojos, blancos y plaquetas. Hoy lo conocemos como órgano productor de sustancias fundamentales para el control de la tensión arterial y diversas reacciones químicas complejas para el buen funcionamiento orgánico. La inflamación del endotelio causa un sinnúmero de enfermedades, como diabetes, hipertensión arterial, trombosis, hemorragias y la obesidad lo daña secundariamente.

La diabetes es enfermedad generalizada del organismo, es un compromiso patológico sistémico y con el tiempo no habrá un minúsculo fragmento del cuerpo humano sin afectación. La glucosa elevada en sangre sólo es una manifestación de ella y en forma general sólo permite inferir si la enfermedad está compensada o no.

Los diabéticos asintomáticos con “glucosa un poco alta”, como suelen decir, no saben su futuro cuando empiece a manifestarse el daño orgánico generalizado, esto deben entenderlo desde el momento de enterarse de su enfermedad. “Conoce a tu enemigo para vencerlo”, con la Diabetes nada es más cierto. México ocupa el sexto lugar mundial en diabetes (Dr. José Narro Robles Mayo 25, 2016). En el mundo hay más de 420 millones de diabéticos, uno por cada once personas, el 50% lo ignora y dos de cada tres viven su edad productiva. (OMS. 2014. Federación internacional diabetes, 2015).

La herencia influye, pero la enfermedad lo propicia el descuido de la salud; sedentarismo, vicios alimentarios y obesidad, que es otra enfermedad con inflamación endotelial generalizada y precedente de la diabetes. La frecuencia de la enfermedad bajaría aceptando el consejo genético, régimen alimentario equilibrado, disciplina en toma de medicamentos, ejercicio y convicción de voluntariosa disciplina para controlarla. Esto no es posible porque los enfermos a quienes “nada les duele” no se inmutan, pero la enfermedad descompensada y silenciosa daña sin cesar al organismo.

La diabetes es un socarrón “portero del infierno”, melosamente ofrece pasar por su dintel, la mayoría de diabéticos creen en él y que la diabetes “les hace los mandados”. Pero sufren daños progresivos; dolor e incapacidad por deterioro irreversible de nervios sensitivo-motores periféricos y viscerales, daño de vasos sanguíneos sistémicos por hipertensión arterial, dilatación del corazón, ceguera por lesiones de retina, insuficiencia renal progresiva, incapacidad física, tristeza familiar, gastos elevados y muerte a edad temprana, que llega lentamente. Tómelo en cuenta.


hsilva_mendoza@hotmail.com

La diabetes mellitus es enfermedad del endotelio, delicada membrana que cubre el interior de los vasos sanguíneos, arterias y venas de todo el cuerpo humano. En un adulto de 70 kilos pesa 3.5 kilos, representa el 5% del peso corporal, su estructura se consideraba una especie de “alfombra”, sobre la que circulaban el plasma, glóbulos rojos, blancos y plaquetas. Hoy lo conocemos como órgano productor de sustancias fundamentales para el control de la tensión arterial y diversas reacciones químicas complejas para el buen funcionamiento orgánico. La inflamación del endotelio causa un sinnúmero de enfermedades, como diabetes, hipertensión arterial, trombosis, hemorragias y la obesidad lo daña secundariamente.

La diabetes es enfermedad generalizada del organismo, es un compromiso patológico sistémico y con el tiempo no habrá un minúsculo fragmento del cuerpo humano sin afectación. La glucosa elevada en sangre sólo es una manifestación de ella y en forma general sólo permite inferir si la enfermedad está compensada o no.

Los diabéticos asintomáticos con “glucosa un poco alta”, como suelen decir, no saben su futuro cuando empiece a manifestarse el daño orgánico generalizado, esto deben entenderlo desde el momento de enterarse de su enfermedad. “Conoce a tu enemigo para vencerlo”, con la Diabetes nada es más cierto. México ocupa el sexto lugar mundial en diabetes (Dr. José Narro Robles Mayo 25, 2016). En el mundo hay más de 420 millones de diabéticos, uno por cada once personas, el 50% lo ignora y dos de cada tres viven su edad productiva. (OMS. 2014. Federación internacional diabetes, 2015).

La herencia influye, pero la enfermedad lo propicia el descuido de la salud; sedentarismo, vicios alimentarios y obesidad, que es otra enfermedad con inflamación endotelial generalizada y precedente de la diabetes. La frecuencia de la enfermedad bajaría aceptando el consejo genético, régimen alimentario equilibrado, disciplina en toma de medicamentos, ejercicio y convicción de voluntariosa disciplina para controlarla. Esto no es posible porque los enfermos a quienes “nada les duele” no se inmutan, pero la enfermedad descompensada y silenciosa daña sin cesar al organismo.

La diabetes es un socarrón “portero del infierno”, melosamente ofrece pasar por su dintel, la mayoría de diabéticos creen en él y que la diabetes “les hace los mandados”. Pero sufren daños progresivos; dolor e incapacidad por deterioro irreversible de nervios sensitivo-motores periféricos y viscerales, daño de vasos sanguíneos sistémicos por hipertensión arterial, dilatación del corazón, ceguera por lesiones de retina, insuficiencia renal progresiva, incapacidad física, tristeza familiar, gastos elevados y muerte a edad temprana, que llega lentamente. Tómelo en cuenta.


hsilva_mendoza@hotmail.com