/ viernes 13 de agosto de 2021

Educación y democracia en México

En 2018 el Instituto Nacional de Evalución Educativa (INEE) dio a conocer un documento titulado Educación para la democracia y el desarrollo de México, cuyo "propósito es contribuir al fortalecimiento del Sistema Educativo Nacional, en sus niveles de educación obligatoria".

Ahí, se expresa que "la política educativa debe poner el acento en dos puntos fundamentales: 1) Ante la crisis de convivencia social se debe priorizar en la escuela la formación cívica y ética del alumno y fomentar en él valores para la convivencia democrática: autonomía, empatía, respeto, honestidad, tolerancia, paz, diálogo, solidaridad, justicia, respeto a las normas y a la diversidad. 2) Ante los bajos índices de productividad, se propone formar personas con habilidades y competencias que les permitan actuar satisfactoriamente en el trabajo y la vida productiva". En otras palabras, el INEE propone que la acción educativa tenga una orientación clara.

En consideración a esta reflexión Ernesto Guevara Niebla comenta: La educación nacional no debe estar atada a ningún sistema ideológico cerrado ni debe imitar mecánicamente las experiencias exitosas del extranjero. México tiene su propia filosofía y debe construir su proyecto educativo con base en su propia experiencia. Generar la justicia social que el país demanda, requiere concebir a la educación de calidad desde una visión humanista, ajena a prejuicios, igualitaria, crítica e inclusiva.

La postración que vive la educación nacional reclama, para su abordaje, el uso de un lenguaje directo y claro, alejado de los viejos eufemismos y de las retóricas gastadas que sólo han servido para ocultar la realidad y reproducir la crisis que nos agobia, apunta Guevara Niebla. Ante los múltiples problemas que enfrenta el sistema educativo, el desarrollo de la política educativa debe atender prioritariamente a estudiantes, docentes, directivos, supervisores y asesores técnico pedagógicos.

Entre los diversos temas que se abordan en la Educación para la democracia y el desarrollo de México, los autores ponen énfasis en uno: los actores principales del sistema educativo. Se dice que el desarrollo integral de los alumnos es el objetivo primordial del quehacer educativo. La educación escolar debe favorecer su formación ética y ciudadana, desarrollar su conciencia como personas inteligentes y sensibles, aptas para hacer suyos los bienes que les ofrece la diversidad cultural. En una gran parte, los estudiantes provienen de contextos sociales desfavorecidos y de entornos afectados por la violencia y la anomia. El sistema educativo está obligado a reconocer esta realidad y a construir las respuestas necesarias.

La política educativa debe ocuparse primordialmente del desarrollo profesional del magisterio. Ello obliga a fortalecer las instituciones de formación inicial de docentes, vigorizar la formación continua y transformar la organización y los métodos de trabajo de las escuelas.

Es necesario fundamentar la política educativa en la evaluación como base para la renovación continua del sistema; se deben evaluar, entre otros, las políticas y los programas, las estructuras de gestión y su funcionamiento, el desempeño de las instituciones y de los actores educativos, y los resultados de aprendizaje. Ponderar el mérito de cada docente e impulsar su desarrollo requiere un medio adecuado, como es la evaluación. A los actores anteriores se suman los directores, supervisores y asesores técnico pedagógicos, quienes ejecutan acciones de la mayor relevancia para el buen funcionamiento de las escuelas.

Los mandos medios y superiores en las administraciones educativas, tanto en la Federación como en las entidades, tienen la responsabilidad del buen funcionamiento en la gestión de los sistemas educativos nacional y locales, con el fin de lograr los más altos propósitos para el aseguramiento del derecho de todos a recibir una educación de calidad. Es necesario desarrollar una oferta continua para su profesionalización. "Existe una excesiva burocratización en la gestión del sistema educativo que resulta muchas veces asfixiante para los profesores y para las escuelas".

Luego entonces para el desarrollo de México se requiere garantizar la calidad de la educación con el fin de que los alumnos alcancen el máximo aprendizaje y adquieran las cualidades para el ejercicio de la libertad, la justicia, la realización personal y la ciudadanía democrática .

Y qué decir de una educación con justicia. En Educación para la democracia y el desarrollo de México se considera que las desigualdades sociales del país limitan seriamente la realización práctica del derecho a la educación.

Más aún, el sistema educativo corre permanentemente el riesgo de reproducir las desigualdades entre regiones, grupos de población e individuos, por lo que debe prestar una atención diferenciada a los diversos grupos sociales.

México es un país culturalmente diverso, bajo este panorama es necesario pensar, organizar y dar una atención adecuada a las condiciones heterogéneas del entorno social mexicano. Ello implica eliminar toda forma de discriminación en las escuelas y asegurar la infraestructura, los recursos materiales y los maestros con una formación adecuada para atender este desafío."En fin, se necesita una política educativa vigorosa y múltiple si se quiere hacer avanzar la empresa educativa de México".

En 2018 el Instituto Nacional de Evalución Educativa (INEE) dio a conocer un documento titulado Educación para la democracia y el desarrollo de México, cuyo "propósito es contribuir al fortalecimiento del Sistema Educativo Nacional, en sus niveles de educación obligatoria".

Ahí, se expresa que "la política educativa debe poner el acento en dos puntos fundamentales: 1) Ante la crisis de convivencia social se debe priorizar en la escuela la formación cívica y ética del alumno y fomentar en él valores para la convivencia democrática: autonomía, empatía, respeto, honestidad, tolerancia, paz, diálogo, solidaridad, justicia, respeto a las normas y a la diversidad. 2) Ante los bajos índices de productividad, se propone formar personas con habilidades y competencias que les permitan actuar satisfactoriamente en el trabajo y la vida productiva". En otras palabras, el INEE propone que la acción educativa tenga una orientación clara.

En consideración a esta reflexión Ernesto Guevara Niebla comenta: La educación nacional no debe estar atada a ningún sistema ideológico cerrado ni debe imitar mecánicamente las experiencias exitosas del extranjero. México tiene su propia filosofía y debe construir su proyecto educativo con base en su propia experiencia. Generar la justicia social que el país demanda, requiere concebir a la educación de calidad desde una visión humanista, ajena a prejuicios, igualitaria, crítica e inclusiva.

La postración que vive la educación nacional reclama, para su abordaje, el uso de un lenguaje directo y claro, alejado de los viejos eufemismos y de las retóricas gastadas que sólo han servido para ocultar la realidad y reproducir la crisis que nos agobia, apunta Guevara Niebla. Ante los múltiples problemas que enfrenta el sistema educativo, el desarrollo de la política educativa debe atender prioritariamente a estudiantes, docentes, directivos, supervisores y asesores técnico pedagógicos.

Entre los diversos temas que se abordan en la Educación para la democracia y el desarrollo de México, los autores ponen énfasis en uno: los actores principales del sistema educativo. Se dice que el desarrollo integral de los alumnos es el objetivo primordial del quehacer educativo. La educación escolar debe favorecer su formación ética y ciudadana, desarrollar su conciencia como personas inteligentes y sensibles, aptas para hacer suyos los bienes que les ofrece la diversidad cultural. En una gran parte, los estudiantes provienen de contextos sociales desfavorecidos y de entornos afectados por la violencia y la anomia. El sistema educativo está obligado a reconocer esta realidad y a construir las respuestas necesarias.

La política educativa debe ocuparse primordialmente del desarrollo profesional del magisterio. Ello obliga a fortalecer las instituciones de formación inicial de docentes, vigorizar la formación continua y transformar la organización y los métodos de trabajo de las escuelas.

Es necesario fundamentar la política educativa en la evaluación como base para la renovación continua del sistema; se deben evaluar, entre otros, las políticas y los programas, las estructuras de gestión y su funcionamiento, el desempeño de las instituciones y de los actores educativos, y los resultados de aprendizaje. Ponderar el mérito de cada docente e impulsar su desarrollo requiere un medio adecuado, como es la evaluación. A los actores anteriores se suman los directores, supervisores y asesores técnico pedagógicos, quienes ejecutan acciones de la mayor relevancia para el buen funcionamiento de las escuelas.

Los mandos medios y superiores en las administraciones educativas, tanto en la Federación como en las entidades, tienen la responsabilidad del buen funcionamiento en la gestión de los sistemas educativos nacional y locales, con el fin de lograr los más altos propósitos para el aseguramiento del derecho de todos a recibir una educación de calidad. Es necesario desarrollar una oferta continua para su profesionalización. "Existe una excesiva burocratización en la gestión del sistema educativo que resulta muchas veces asfixiante para los profesores y para las escuelas".

Luego entonces para el desarrollo de México se requiere garantizar la calidad de la educación con el fin de que los alumnos alcancen el máximo aprendizaje y adquieran las cualidades para el ejercicio de la libertad, la justicia, la realización personal y la ciudadanía democrática .

Y qué decir de una educación con justicia. En Educación para la democracia y el desarrollo de México se considera que las desigualdades sociales del país limitan seriamente la realización práctica del derecho a la educación.

Más aún, el sistema educativo corre permanentemente el riesgo de reproducir las desigualdades entre regiones, grupos de población e individuos, por lo que debe prestar una atención diferenciada a los diversos grupos sociales.

México es un país culturalmente diverso, bajo este panorama es necesario pensar, organizar y dar una atención adecuada a las condiciones heterogéneas del entorno social mexicano. Ello implica eliminar toda forma de discriminación en las escuelas y asegurar la infraestructura, los recursos materiales y los maestros con una formación adecuada para atender este desafío."En fin, se necesita una política educativa vigorosa y múltiple si se quiere hacer avanzar la empresa educativa de México".