/ viernes 6 de noviembre de 2020

El outsourcing, fraude social y laboral

El presidente López Obrador la semana pasada en su conferencia mañanera, afirmó que se trabaja en una iniciativa para regular o desaparecer la práctica de contratación por terceros (Outsourcing).

Dijo que por esa via se produce una evasión fiscal “muy superior a los 21 mil millones de pesos. Y que según datos del IMSS, a finales de año, cientos de miles de trabajadores son dados de baja y se recuperan en enero o febrero, “maniobra mediante la cual sus empleadores les niegan el pago de aguinaldo, estabilidad laboral e incremento de la antigüedad”. La subcontratación se remonta a los orígenes del capitalismo, así paralelamente surgieron los sindicatos, algunos lograron la exclusividad de la contratación. Bajo esta figura, “se realiza –dice, el maestro Arturo Alcalde Justiniani- iuno de los fraudes sociales y laborales más crueles contra millones de mujeres y hombres que en nuestro país viven de su trabajo. Por estas vias, se les despoja de sus derechos más elementales: el salario que merecen, una jornada de trabajo digna, la seguridad social y estabilidad laboral”. Recientemente apareció la “Uberización” que son las transacciones comerciales via las computadoras y también la gestión de recursos humanos (como mercancía) en empleos precarios y sin prestaciones.

Se decía que esta práctica era la vía idónea para ser más competitivos y productivos. Siempre la “competitividad”, como centro y resorte de la fisiología del mercado. Así dijeron tambien que la tal Reforma Energética, era para que “Pemex fuera más competitivo”. Y por supuesto, los gobiernos (Neoliberales) sometidos al dictado del capital la permitieron y promocionaron en todas las ramas de la industria

Así introdujeron en la educación criterios empresariales: “enseñanza por competencias” enseñar para el examen, acumular créditos, la flexibilidad y el estímulo del indiviualismo. La “Flexibilidad” para que el estudiante obtenga los créditos necesarios para graduarse. Es decir, “carrera a la cumbre”, “enseñar para el examen”, acumular una buena cantidad de información para verterla en un examen y olvidarla a los tres días. Se abandona el objetivo, como dice Noam Chomsky: “… de que el estudiante adquiera la capacidad para inquirir, para crear, para innovar, para desafiar: eso es la educación”. Y la conciencia social y politica, digo yo.

En el terreno laboral en las universidades, buena parte del personal docente tiene que concursar cada semestre para obtener unas horas para impartir tal o cual materia. Docentes que no tienen seguridad en su trabajo y por esta inestabilidad no van perfeccionando y actualizando sus estrategias y conocimientos de enseñanza. Noam Chomsky dice al respecto, que la contratación de trabajadores temporales se ha disparado en el periodo neoliberal, “ en la universidad estamos asistiendo al mismo fenómeno. Y que con tal medida “mantener costos bajos y asegurarse de que el personal laboral es dócil y obediente”. Esta idea la fundamenta N. Chomsky cuando Greenspan (zar de la economía gringa), en 1997 ante el Congreso, dijo sobre las bases de su éxito económico, que estaba imponiendo lo que él mismo llamó: “una mayor inseguridad en los trabajadores” y argumentó: “Si los trabajadores están inseguros, eso es muy “sano” para la sociedad, porque no exigirán aumentos salariales, no irán a la huelga, no reclamarán derechos sociales: servirán a sus amos tan donosa como pasivamente”. N. Chomsky se pregunta y se contesta: “¿Cómo conseguir una mayor ‘inseguridad’ de los trabajadores? Esencialmente, no garantizándoles el empleo, manteniendo a la gente pendiente de un hilo que pueda cortarse en cualquier momento”. Es cierto, esta situación no se hizo con esa intención, pero surte el mismo efecto.

No será facil eliminar esta práctica que vulnera los derechos laborales y la justicia social. Será una lucha a contracorriente del metabolismo del capital, que convierte todo en mercancía y particularmente el trabajo manual e intelectual, la mercancía más valiosa.

Se decía que esta práctica era la vía idónea para ser más competitivos y productivos. Siempre la “competitividad”, como centro y resorte de la fisiología del mercado.

El presidente López Obrador la semana pasada en su conferencia mañanera, afirmó que se trabaja en una iniciativa para regular o desaparecer la práctica de contratación por terceros (Outsourcing).

Dijo que por esa via se produce una evasión fiscal “muy superior a los 21 mil millones de pesos. Y que según datos del IMSS, a finales de año, cientos de miles de trabajadores son dados de baja y se recuperan en enero o febrero, “maniobra mediante la cual sus empleadores les niegan el pago de aguinaldo, estabilidad laboral e incremento de la antigüedad”. La subcontratación se remonta a los orígenes del capitalismo, así paralelamente surgieron los sindicatos, algunos lograron la exclusividad de la contratación. Bajo esta figura, “se realiza –dice, el maestro Arturo Alcalde Justiniani- iuno de los fraudes sociales y laborales más crueles contra millones de mujeres y hombres que en nuestro país viven de su trabajo. Por estas vias, se les despoja de sus derechos más elementales: el salario que merecen, una jornada de trabajo digna, la seguridad social y estabilidad laboral”. Recientemente apareció la “Uberización” que son las transacciones comerciales via las computadoras y también la gestión de recursos humanos (como mercancía) en empleos precarios y sin prestaciones.

Se decía que esta práctica era la vía idónea para ser más competitivos y productivos. Siempre la “competitividad”, como centro y resorte de la fisiología del mercado. Así dijeron tambien que la tal Reforma Energética, era para que “Pemex fuera más competitivo”. Y por supuesto, los gobiernos (Neoliberales) sometidos al dictado del capital la permitieron y promocionaron en todas las ramas de la industria

Así introdujeron en la educación criterios empresariales: “enseñanza por competencias” enseñar para el examen, acumular créditos, la flexibilidad y el estímulo del indiviualismo. La “Flexibilidad” para que el estudiante obtenga los créditos necesarios para graduarse. Es decir, “carrera a la cumbre”, “enseñar para el examen”, acumular una buena cantidad de información para verterla en un examen y olvidarla a los tres días. Se abandona el objetivo, como dice Noam Chomsky: “… de que el estudiante adquiera la capacidad para inquirir, para crear, para innovar, para desafiar: eso es la educación”. Y la conciencia social y politica, digo yo.

En el terreno laboral en las universidades, buena parte del personal docente tiene que concursar cada semestre para obtener unas horas para impartir tal o cual materia. Docentes que no tienen seguridad en su trabajo y por esta inestabilidad no van perfeccionando y actualizando sus estrategias y conocimientos de enseñanza. Noam Chomsky dice al respecto, que la contratación de trabajadores temporales se ha disparado en el periodo neoliberal, “ en la universidad estamos asistiendo al mismo fenómeno. Y que con tal medida “mantener costos bajos y asegurarse de que el personal laboral es dócil y obediente”. Esta idea la fundamenta N. Chomsky cuando Greenspan (zar de la economía gringa), en 1997 ante el Congreso, dijo sobre las bases de su éxito económico, que estaba imponiendo lo que él mismo llamó: “una mayor inseguridad en los trabajadores” y argumentó: “Si los trabajadores están inseguros, eso es muy “sano” para la sociedad, porque no exigirán aumentos salariales, no irán a la huelga, no reclamarán derechos sociales: servirán a sus amos tan donosa como pasivamente”. N. Chomsky se pregunta y se contesta: “¿Cómo conseguir una mayor ‘inseguridad’ de los trabajadores? Esencialmente, no garantizándoles el empleo, manteniendo a la gente pendiente de un hilo que pueda cortarse en cualquier momento”. Es cierto, esta situación no se hizo con esa intención, pero surte el mismo efecto.

No será facil eliminar esta práctica que vulnera los derechos laborales y la justicia social. Será una lucha a contracorriente del metabolismo del capital, que convierte todo en mercancía y particularmente el trabajo manual e intelectual, la mercancía más valiosa.

Se decía que esta práctica era la vía idónea para ser más competitivos y productivos. Siempre la “competitividad”, como centro y resorte de la fisiología del mercado.