/ viernes 1 de enero de 2021

Año nuevo, nueva Secretaria de Educación y Nueva Escuela Mexicana


Por Francisco Avilés

Parecería que este año todo será nuevo en educación. Una Secretaria de Educación Pública que surge del nivel básico, donde se concentra el mayor número de alumnos, docentes y escuelas del país.

Una nueva funcionaria que se enfrentará, a pesar de haber estado tres décadas en el servicio, a “uno los más sensibles temas sociales que están en la mesa debido a dos aspectos principalmente: por un lado, está la educación como tal, que comprende las teorías educativas, la pedagogía, la didáctica, la currícula, los programas, las estrategias, los recursos y el enfoque que deberá dársele con miras al futuro, esto en el marco de la creciente preocupación que existe en torno a una niñez y una juventud que cada vez están menos preparadas para enfrentar retos que hasta hace poco nos eran desconocidos”, comenta Ángel Gurría.

Y, por otro lado, “pero dentro del mismo contexto, está la educación como arma política, es decir, como manipulación y negociación del clientelismo en los ámbitos de poder para la escalada partidista y para quienes pretenden, o bien, hacerse del control o mantenerlo a toda costa y, esta, es la situación que se mantiene, el status quo, como ha sucedido durante generaciones”.

La nueva secretaria, a quien se ha señalado que tiene una amplia experiencia profesional, pues en ella se conjugan tres elementos importantes para dirigir la SEP: la docencia en aula como normalista, haber sido dirigente sindical y una carrera política en distintos ámbitos, tiene entre otros, esos retos que se apuntan.

A Delfina Gómez Álvarez, “haber sido docente y directora de primaria durante más de tres décadas no sólo le ayudaría a tener presentes las necesidades reales de las escuelas, los maestros y los alumnos, sino que debería suponer una razón para comprender que los grandes cambios en la política educativa, si no se reflejan cotidianamente en las aulas, son estériles”, expresa el director de primaria Rogelio Javier Alonso Ruiz. ¿Habrá posibilidad de que plasme una política educativa congruente con los orígenes que representa? ¿Dispondrá (o estará dispuesta a asumir) de la suficiente libertad para obrar anteponiendo su perspectiva como maestra?, subraya Alonso Ruiz.

Por otro lado, ya es tiempo de hacer realidad la Nueva Escuela Mexicana, que es la implementación de la nueva política educativa nacional por parte del Estado mexicano y que materializa el Acuerdo Educativo Nacional, una iniciativa del Ejecutivo presentada en diciembre de 2018 y diseñada para derogar la reforma educativa implementada en 2013. Aunque el Acuerdo Educativo Nacional es evidente, la aplicación de la Nueva Escuela Mexicana se realizará a partir del ciclo escolar 2021-2022. Para ello, el equipo que acompañe a la futura secretaria deberá aplicarse, sobre todo en los cambios propuestos de orden legislativo, administrativo, laboral y pedagógico. Grande es “el desafío de esa Nueva Escuela Mexicana, que con tan poca claridad se ha presentado en lo que va del sexenio y que, al menos de acuerdo con sus promotores, suponía una reconceptualización del quehacer educativo”.

Este y otros más serán los desafíos que deberá afrontar la próxima titular de la SEP. El más apremiante, a corto plazo, será sin duda la crisis generada por la pandemia. Más allá del discurso optimista de su antecesor, deberá enfocarse en el impacto que la emergencia sanitaria ha tenido en el ámbito educativo. El regreso a clases es algo que a todos va a enfrentar tarde que temprano. Será un proceso vital por múltiples razones.

Ahí están los problemas para los cuales se esperan soluciones acertadas y no de graves consecuencias. Gurria es muy claro cuando dice hoy por hoy, el manejo de la educación está en manos de quienes, por decir lo menos, no saben nada de educación; no encontramos educadores de carrera y con experiencia al frente de la SEP; entre los que están a cargo, no encontramos una preocupación por la mejora constante, no encontramos visionarios que, como tales, sean conscientes de la necesidad de un cambio a profundidad en la educación y dentro del mundo globalizado y que asuman su responsabilidad de forma ética y honesta.

Algunos han expresado que sin duda se corre el riesgo de utilizar la figura de una maestra en el máximo cargo educativo para seguir perpetuando ese discurso político favorable a los docentes que en los hechos poco impacto tuvo. El reto será precisamente llevar a la práctica esa revalorización del magisterio que su antecesor no ha dudado en alardear cada que emitía un mensaje público.

Importante es superar los señalamientos que se hacen a México de tener el peor desempeño en el aprendizaje de ciencias, lectura y matemáticas y cumplir con las líneas acción propuestas en la NEM: atender la infraestructura educativa, la capacitación del magisterio, la equidad educativa, y agregamos revertir el control de la disidencia sindical en muchas escuelas. Que se cumpla lo dicho por las actuales autoridades sobre la Nueva Escuela Mexicana, que es la implementación de una “educación profundamente humanista, científica y tecnológica”, porque solo les quedan cuatro años para superar la incertidumbre que se tiene sobre el futuro de la educación.


Por Francisco Avilés

Parecería que este año todo será nuevo en educación. Una Secretaria de Educación Pública que surge del nivel básico, donde se concentra el mayor número de alumnos, docentes y escuelas del país.

Una nueva funcionaria que se enfrentará, a pesar de haber estado tres décadas en el servicio, a “uno los más sensibles temas sociales que están en la mesa debido a dos aspectos principalmente: por un lado, está la educación como tal, que comprende las teorías educativas, la pedagogía, la didáctica, la currícula, los programas, las estrategias, los recursos y el enfoque que deberá dársele con miras al futuro, esto en el marco de la creciente preocupación que existe en torno a una niñez y una juventud que cada vez están menos preparadas para enfrentar retos que hasta hace poco nos eran desconocidos”, comenta Ángel Gurría.

Y, por otro lado, “pero dentro del mismo contexto, está la educación como arma política, es decir, como manipulación y negociación del clientelismo en los ámbitos de poder para la escalada partidista y para quienes pretenden, o bien, hacerse del control o mantenerlo a toda costa y, esta, es la situación que se mantiene, el status quo, como ha sucedido durante generaciones”.

La nueva secretaria, a quien se ha señalado que tiene una amplia experiencia profesional, pues en ella se conjugan tres elementos importantes para dirigir la SEP: la docencia en aula como normalista, haber sido dirigente sindical y una carrera política en distintos ámbitos, tiene entre otros, esos retos que se apuntan.

A Delfina Gómez Álvarez, “haber sido docente y directora de primaria durante más de tres décadas no sólo le ayudaría a tener presentes las necesidades reales de las escuelas, los maestros y los alumnos, sino que debería suponer una razón para comprender que los grandes cambios en la política educativa, si no se reflejan cotidianamente en las aulas, son estériles”, expresa el director de primaria Rogelio Javier Alonso Ruiz. ¿Habrá posibilidad de que plasme una política educativa congruente con los orígenes que representa? ¿Dispondrá (o estará dispuesta a asumir) de la suficiente libertad para obrar anteponiendo su perspectiva como maestra?, subraya Alonso Ruiz.

Por otro lado, ya es tiempo de hacer realidad la Nueva Escuela Mexicana, que es la implementación de la nueva política educativa nacional por parte del Estado mexicano y que materializa el Acuerdo Educativo Nacional, una iniciativa del Ejecutivo presentada en diciembre de 2018 y diseñada para derogar la reforma educativa implementada en 2013. Aunque el Acuerdo Educativo Nacional es evidente, la aplicación de la Nueva Escuela Mexicana se realizará a partir del ciclo escolar 2021-2022. Para ello, el equipo que acompañe a la futura secretaria deberá aplicarse, sobre todo en los cambios propuestos de orden legislativo, administrativo, laboral y pedagógico. Grande es “el desafío de esa Nueva Escuela Mexicana, que con tan poca claridad se ha presentado en lo que va del sexenio y que, al menos de acuerdo con sus promotores, suponía una reconceptualización del quehacer educativo”.

Este y otros más serán los desafíos que deberá afrontar la próxima titular de la SEP. El más apremiante, a corto plazo, será sin duda la crisis generada por la pandemia. Más allá del discurso optimista de su antecesor, deberá enfocarse en el impacto que la emergencia sanitaria ha tenido en el ámbito educativo. El regreso a clases es algo que a todos va a enfrentar tarde que temprano. Será un proceso vital por múltiples razones.

Ahí están los problemas para los cuales se esperan soluciones acertadas y no de graves consecuencias. Gurria es muy claro cuando dice hoy por hoy, el manejo de la educación está en manos de quienes, por decir lo menos, no saben nada de educación; no encontramos educadores de carrera y con experiencia al frente de la SEP; entre los que están a cargo, no encontramos una preocupación por la mejora constante, no encontramos visionarios que, como tales, sean conscientes de la necesidad de un cambio a profundidad en la educación y dentro del mundo globalizado y que asuman su responsabilidad de forma ética y honesta.

Algunos han expresado que sin duda se corre el riesgo de utilizar la figura de una maestra en el máximo cargo educativo para seguir perpetuando ese discurso político favorable a los docentes que en los hechos poco impacto tuvo. El reto será precisamente llevar a la práctica esa revalorización del magisterio que su antecesor no ha dudado en alardear cada que emitía un mensaje público.

Importante es superar los señalamientos que se hacen a México de tener el peor desempeño en el aprendizaje de ciencias, lectura y matemáticas y cumplir con las líneas acción propuestas en la NEM: atender la infraestructura educativa, la capacitación del magisterio, la equidad educativa, y agregamos revertir el control de la disidencia sindical en muchas escuelas. Que se cumpla lo dicho por las actuales autoridades sobre la Nueva Escuela Mexicana, que es la implementación de una “educación profundamente humanista, científica y tecnológica”, porque solo les quedan cuatro años para superar la incertidumbre que se tiene sobre el futuro de la educación.