/ miércoles 20 de marzo de 2019

La era de la automatización

Hace más de medio siglo cuando estaba por terminar el bachillerato y tenía que elegir la carrera universitaria a estudiar y a la que dedicaría mi vida, consulté reiteradamente en la bella biblioteca de mi escuela, el Colegio Preparatorio, un grueso volumen que se llamaba Carreras Universitarias. Presentaba los planes de estudios de cada una de ellas. Después de largas meditaciones confirmé mi decisión previa: estudiaría Derecho. De entonces a hoy las cosas han cambiado mucho. Hoy los jóvenes que se interesen por definir su orientación vocacional debieran leer la obra más reciente de Andrés Oppenheimer: ¡Sálvese quien pueda! (Penguin Random House, 2018). Es un importante trabajo de investigación sobre el futuro del trabajo en la era de la automatización. El autor no especula, ejemplifica; recorrió el mundo industrializado para conocer lo que está pasando hoy mismo y nos brinda sus conclusiones. En Japón, nos cuenta, se hospedó en un hotel de cien cuartos atendido sólo por dos personas ya que los servicios los prestaban únicamente robots. En algunos países del norte de Europa muchos indigentes “piden limosna vía electrónica: como saben que la gente no lleva efectivo, piden transferencias a sus teléfonos celulares”. Incluso, nos dice, países como Dinamarca, “están contemplando seriamente eliminar por completo el efectivo”. No es por ser alarmista, pero el futuro ya está aquí. Quién no se dé cuenta de ello está perdido. La consecuencia puede ser estudiar una carrera con todo lo que ello implica de sacrificios personales y familiares, para que al final no nos sirva para transitar con éxito por la vida. Frente a la automatización, nos muestra el autor, sólo las personas con más altos niveles de estudios y habilidades podrán adaptarse a los cambios, “mientras los que están menos capacitados serán los que corren más riesgo de ser reemplazados por completo”. “Las nuevas carreras universitarias —nos advierte— serán cada vez más interdisciplinarias e incluirán capacidades tecnológicas y habilidades de razonamiento crítico, resolución de problemas y trato interpersonal. Además serán intermitentes, en el sentido de que incluirán actualizaciones de por vida”. ¿Significa esto la imposibilidad de encontrar un empleo en el futuro? Y, la automatización, ¿ampliará o cerrará la brecha entre pobres y ricos? No nos encerremos en la aldea, abramos los ojos y veamos lo que está pasando en el mundo. Entonces jóvenes, lean el libro, les puede cambiar la vida.

evaz2010@hotmail.com

Hace más de medio siglo cuando estaba por terminar el bachillerato y tenía que elegir la carrera universitaria a estudiar y a la que dedicaría mi vida, consulté reiteradamente en la bella biblioteca de mi escuela, el Colegio Preparatorio, un grueso volumen que se llamaba Carreras Universitarias. Presentaba los planes de estudios de cada una de ellas. Después de largas meditaciones confirmé mi decisión previa: estudiaría Derecho. De entonces a hoy las cosas han cambiado mucho. Hoy los jóvenes que se interesen por definir su orientación vocacional debieran leer la obra más reciente de Andrés Oppenheimer: ¡Sálvese quien pueda! (Penguin Random House, 2018). Es un importante trabajo de investigación sobre el futuro del trabajo en la era de la automatización. El autor no especula, ejemplifica; recorrió el mundo industrializado para conocer lo que está pasando hoy mismo y nos brinda sus conclusiones. En Japón, nos cuenta, se hospedó en un hotel de cien cuartos atendido sólo por dos personas ya que los servicios los prestaban únicamente robots. En algunos países del norte de Europa muchos indigentes “piden limosna vía electrónica: como saben que la gente no lleva efectivo, piden transferencias a sus teléfonos celulares”. Incluso, nos dice, países como Dinamarca, “están contemplando seriamente eliminar por completo el efectivo”. No es por ser alarmista, pero el futuro ya está aquí. Quién no se dé cuenta de ello está perdido. La consecuencia puede ser estudiar una carrera con todo lo que ello implica de sacrificios personales y familiares, para que al final no nos sirva para transitar con éxito por la vida. Frente a la automatización, nos muestra el autor, sólo las personas con más altos niveles de estudios y habilidades podrán adaptarse a los cambios, “mientras los que están menos capacitados serán los que corren más riesgo de ser reemplazados por completo”. “Las nuevas carreras universitarias —nos advierte— serán cada vez más interdisciplinarias e incluirán capacidades tecnológicas y habilidades de razonamiento crítico, resolución de problemas y trato interpersonal. Además serán intermitentes, en el sentido de que incluirán actualizaciones de por vida”. ¿Significa esto la imposibilidad de encontrar un empleo en el futuro? Y, la automatización, ¿ampliará o cerrará la brecha entre pobres y ricos? No nos encerremos en la aldea, abramos los ojos y veamos lo que está pasando en el mundo. Entonces jóvenes, lean el libro, les puede cambiar la vida.

evaz2010@hotmail.com