/ lunes 29 de mayo de 2023

Repensar el Estado de México y Coahuila

La disputa aparentemente solo partidaria por las gubernaturas del Estado de México y de Coahuila, es en realidad una disputa de Proyectos de Nación y por lo tanto de visiones respecto del rumbo que deben de tomar dos entidades federativas que tienen una gran relevancia en la vida económica de nuestro país.

Según datos del INEGI (2020) el estado de México tiene una extensión de 22,351.8 km2 lo que representa el 1.1 % de la superficie del país y una población de 16.9 millones de habitantes, cifra que lo ubica como el estado mas poblado de la República y por lo tanto el más atractivo políticamente por el número de votos que le puede aportar al partido ganador en el presente y en futuro inmediato.

Sin embargo, su relevancia no solo se centra en ello, ya que es, además, la segunda economía del país, medida a través de su aportación al Producto Interno Bruto (PIB) , al representar el 9.1% del total nacional, colocando su poder económico por arriba de Nuevo León y Jalisco. Como en la mayoría del país, su actividad económica se centra en el sector terciario ocupando el segundo lugar de aportación nacional con una gran relevancia en materia comercial, pero también ocupa el segundo lugar en el sector secundario, destacando su participación en la industria automotriz, alimentos y bebidas, y en la industria química-farmacéutica, entre otras. Cabe destacar que su éxito económico no necesariamente se refleja en el bienestar de la población ya que según CONEVAL (2020) el 48.9 % de la población es pobre, 8.2% vive en pobreza extrema y solo el 21.2% se clasifica en el rubro de no pobres.

Esta desigualdad se ve agudizada por la percepción de inseguridad de la mayoría de la población que reportan diversos estudios de opinión.

Coahuila por su parte, con un territorio mucho más extenso que el del Estado de México (151,594.8 km2 que representan el 7.7 % de la superficie del país), pero una población mucho menor que asciende a 3.1 millones de habitantes, no deja de ser relevante en el próximo proceso electoral, particularmente por su importancia económica significativa al ocupar el octavo lugar nacional de aportación al PIB con una actividad económica centrada mayoritariamente en el sector secundario, principalmente en la producción de maquinaria y equipo, en la industria automotriz, acero, metalmecánica, así como en la minería -ocupando el primer lugar nacional en la extracción de fierro y producción de coque-.

Cabe destacar que esta producción de riqueza, tampoco ha significado una distribución del ingreso sustentada en la equidad y en la justicia social, y aunque la brecha de desigualdad es menor que en el Estado de México, lo cual podría explicarse por la preponderancia de la actividad industrial (25.6 % de la población es pobre, 2.6 % vive en pobreza extrema y el 38.6% se clasifica en el rubro de no pobres), la corrupción de los gobiernos y su falta de autonomía del poder económico ha protegido privilegios de los dueños del capital, a costa incluso, de las vidas de los trabajadores.

Así, para quienes ostentan el poder económico en ambas entidades federativas en alianza con el poder político, y les ha ido “bien” en sus propósitos de acumulación de riqueza, sin duda lo mejor es conservar el orden establecido, por lo que en el plano electoral, seguirán haciendo durante estos días, todo lo necesario para lograr su propósito. Saben que la posibilidad de CAMBIO les implica REPENSAR sus negocios, su poder y su abusiva forma de enriquecimiento.

El camino adoptado para conservar sus privilegios es lograr que la población les siga dando su confianza a través de su voto, reduciendo la contienda electoral a un tema de atributos de las candidatas y los candidatos, omitiendo al máximo hablar de Proyectos de Nación y de la situación de desigualdad vivida por la mayoría de la población durante décadas, denostando al adversario e impulsando campañas de división entre los militantes y simpatizantes de MORENA y sus aliados históricos.

Así que en las elecciones del Estado de México y de Coahuila, la población de esas entidades tendrá la oportunidad de REPENSAR el destino económico, político y social del entorno en el que habita, con las consecuencias que para su vida cotidiana esa decisión signifique, es decir, podrá optar por avanzar un poquito en la disminución de desigualdades y de la inseguridad, así como en la mejora de su situación económica, o bien, podrá optar por continuar transitando por el camino ya conocido de privilegios para pocos y abandono para muchos, esperando que algún milagro mejore su vida, a pesar que desde hace un siglo ese milagro esperado nunca haya llegado.

Porque confío en la sabiduría de nuestro pueblo, segura estoy que la mayoría optará por la transformación.

*Diputada federal por Morena

La disputa aparentemente solo partidaria por las gubernaturas del Estado de México y de Coahuila, es en realidad una disputa de Proyectos de Nación y por lo tanto de visiones respecto del rumbo que deben de tomar dos entidades federativas que tienen una gran relevancia en la vida económica de nuestro país.

Según datos del INEGI (2020) el estado de México tiene una extensión de 22,351.8 km2 lo que representa el 1.1 % de la superficie del país y una población de 16.9 millones de habitantes, cifra que lo ubica como el estado mas poblado de la República y por lo tanto el más atractivo políticamente por el número de votos que le puede aportar al partido ganador en el presente y en futuro inmediato.

Sin embargo, su relevancia no solo se centra en ello, ya que es, además, la segunda economía del país, medida a través de su aportación al Producto Interno Bruto (PIB) , al representar el 9.1% del total nacional, colocando su poder económico por arriba de Nuevo León y Jalisco. Como en la mayoría del país, su actividad económica se centra en el sector terciario ocupando el segundo lugar de aportación nacional con una gran relevancia en materia comercial, pero también ocupa el segundo lugar en el sector secundario, destacando su participación en la industria automotriz, alimentos y bebidas, y en la industria química-farmacéutica, entre otras. Cabe destacar que su éxito económico no necesariamente se refleja en el bienestar de la población ya que según CONEVAL (2020) el 48.9 % de la población es pobre, 8.2% vive en pobreza extrema y solo el 21.2% se clasifica en el rubro de no pobres.

Esta desigualdad se ve agudizada por la percepción de inseguridad de la mayoría de la población que reportan diversos estudios de opinión.

Coahuila por su parte, con un territorio mucho más extenso que el del Estado de México (151,594.8 km2 que representan el 7.7 % de la superficie del país), pero una población mucho menor que asciende a 3.1 millones de habitantes, no deja de ser relevante en el próximo proceso electoral, particularmente por su importancia económica significativa al ocupar el octavo lugar nacional de aportación al PIB con una actividad económica centrada mayoritariamente en el sector secundario, principalmente en la producción de maquinaria y equipo, en la industria automotriz, acero, metalmecánica, así como en la minería -ocupando el primer lugar nacional en la extracción de fierro y producción de coque-.

Cabe destacar que esta producción de riqueza, tampoco ha significado una distribución del ingreso sustentada en la equidad y en la justicia social, y aunque la brecha de desigualdad es menor que en el Estado de México, lo cual podría explicarse por la preponderancia de la actividad industrial (25.6 % de la población es pobre, 2.6 % vive en pobreza extrema y el 38.6% se clasifica en el rubro de no pobres), la corrupción de los gobiernos y su falta de autonomía del poder económico ha protegido privilegios de los dueños del capital, a costa incluso, de las vidas de los trabajadores.

Así, para quienes ostentan el poder económico en ambas entidades federativas en alianza con el poder político, y les ha ido “bien” en sus propósitos de acumulación de riqueza, sin duda lo mejor es conservar el orden establecido, por lo que en el plano electoral, seguirán haciendo durante estos días, todo lo necesario para lograr su propósito. Saben que la posibilidad de CAMBIO les implica REPENSAR sus negocios, su poder y su abusiva forma de enriquecimiento.

El camino adoptado para conservar sus privilegios es lograr que la población les siga dando su confianza a través de su voto, reduciendo la contienda electoral a un tema de atributos de las candidatas y los candidatos, omitiendo al máximo hablar de Proyectos de Nación y de la situación de desigualdad vivida por la mayoría de la población durante décadas, denostando al adversario e impulsando campañas de división entre los militantes y simpatizantes de MORENA y sus aliados históricos.

Así que en las elecciones del Estado de México y de Coahuila, la población de esas entidades tendrá la oportunidad de REPENSAR el destino económico, político y social del entorno en el que habita, con las consecuencias que para su vida cotidiana esa decisión signifique, es decir, podrá optar por avanzar un poquito en la disminución de desigualdades y de la inseguridad, así como en la mejora de su situación económica, o bien, podrá optar por continuar transitando por el camino ya conocido de privilegios para pocos y abandono para muchos, esperando que algún milagro mejore su vida, a pesar que desde hace un siglo ese milagro esperado nunca haya llegado.

Porque confío en la sabiduría de nuestro pueblo, segura estoy que la mayoría optará por la transformación.

*Diputada federal por Morena