/ martes 6 de diciembre de 2022

Repensar el sistema electoral mexicano

La propuesta de reforma constitucional enviada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a la Cámara de Diputados, para reformar diversos artículos relacionados con el sistema electoral mexicano, logró que emergiera en todo su esplendor el pensamiento conservador que priva en una parte de la sociedad mexicana, la cual se organiza siempre que se tratan asuntos tendientes a defender los privilegios de unos cuantos a costa del bienestar del pueblo.

La frase que acuñaron en medio de la discusión de esta propuesta de reforma que reza “El INE no se toca”, repetida por legisladores y por militantes de los partidos de derecha, ciudadanos y ciudadanas que simpatizan con ellos, servidores públicos del INE y de diversos órganos de gobierno, así como representantes de la Iglesia, entre otros, me recordó a los conservadores del siglo XVIII cuando en medio de la Revolución Francesa gritaban para que no se tocara al rey, ni a la monarquía, ni a sus privilegios. Afortunadamente, la historia, poco a poco, se puso del lado del pueblo francés y sí se tocó al rey, a la monarquía y a sus privilegios.

Avanzar en la transformación del régimen para construir una patria en la que la justicia social, el bienestar, la disminución de las desigualdades en el ingreso de las personas, la igualdad de derechos, la consolidación de la democracia, la fraternidad y la honestidad sean nuestro distintivo como Nación, implica la disposición para transformar y transformarse en función del bien común, y afrontar las resistencias de quienes han vivido, legislado y fomentado ideas, para que nada cambie a excepción de aquello que les garantice conservar sus privilegios.

¿Por qué este grupo de la sociedad no salió a defender el dinero del pueblo cuando se decidió utilizarlo para rescatar a los bancos y crear el famoso Fobaproa, que aún seguimos pagando con nuestros impuestos? ¿Por qué no defendieron a los trabajadores cuando se hicieron las reformas a los sistemas de pensiones del IMSS y el ISSSTE, entregando nuestros ahorros al sector financiero? ¿Por qué no se unían a las marchas de miles y miles de trabajadores que durante décadas salieron a exigir que se rompiera el famoso “tope salarial” y se incrementara el salario de manera digna? ¿Por qué hicieron leyes en lo oscurito para aprobar la entrada de la iniciativa privada a manejar nuestros energéticos, así como la salud a través de la subrogación hasta de las cirugías, o de la educación, a través de la autorización de miles de escuelas privadas patito? ¿Por qué no le exigen al presidente del INE que se baje el sueldo ofensivo del que ha gozado por años?

Son infinidad de preguntas que tienen una sola respuesta: los conservadores de México tejieron durante años un proyecto de nación con instituciones y leyes que lo sustentaron, cuyo principal propósito fue el lucro, el enriquecimiento de unos cuantos y la supremacía del mercado sobre los derechos de la mayoría.

* Diputada federal. Morena

La propuesta de reforma constitucional enviada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a la Cámara de Diputados, para reformar diversos artículos relacionados con el sistema electoral mexicano, logró que emergiera en todo su esplendor el pensamiento conservador que priva en una parte de la sociedad mexicana, la cual se organiza siempre que se tratan asuntos tendientes a defender los privilegios de unos cuantos a costa del bienestar del pueblo.

La frase que acuñaron en medio de la discusión de esta propuesta de reforma que reza “El INE no se toca”, repetida por legisladores y por militantes de los partidos de derecha, ciudadanos y ciudadanas que simpatizan con ellos, servidores públicos del INE y de diversos órganos de gobierno, así como representantes de la Iglesia, entre otros, me recordó a los conservadores del siglo XVIII cuando en medio de la Revolución Francesa gritaban para que no se tocara al rey, ni a la monarquía, ni a sus privilegios. Afortunadamente, la historia, poco a poco, se puso del lado del pueblo francés y sí se tocó al rey, a la monarquía y a sus privilegios.

Avanzar en la transformación del régimen para construir una patria en la que la justicia social, el bienestar, la disminución de las desigualdades en el ingreso de las personas, la igualdad de derechos, la consolidación de la democracia, la fraternidad y la honestidad sean nuestro distintivo como Nación, implica la disposición para transformar y transformarse en función del bien común, y afrontar las resistencias de quienes han vivido, legislado y fomentado ideas, para que nada cambie a excepción de aquello que les garantice conservar sus privilegios.

¿Por qué este grupo de la sociedad no salió a defender el dinero del pueblo cuando se decidió utilizarlo para rescatar a los bancos y crear el famoso Fobaproa, que aún seguimos pagando con nuestros impuestos? ¿Por qué no defendieron a los trabajadores cuando se hicieron las reformas a los sistemas de pensiones del IMSS y el ISSSTE, entregando nuestros ahorros al sector financiero? ¿Por qué no se unían a las marchas de miles y miles de trabajadores que durante décadas salieron a exigir que se rompiera el famoso “tope salarial” y se incrementara el salario de manera digna? ¿Por qué hicieron leyes en lo oscurito para aprobar la entrada de la iniciativa privada a manejar nuestros energéticos, así como la salud a través de la subrogación hasta de las cirugías, o de la educación, a través de la autorización de miles de escuelas privadas patito? ¿Por qué no le exigen al presidente del INE que se baje el sueldo ofensivo del que ha gozado por años?

Son infinidad de preguntas que tienen una sola respuesta: los conservadores de México tejieron durante años un proyecto de nación con instituciones y leyes que lo sustentaron, cuyo principal propósito fue el lucro, el enriquecimiento de unos cuantos y la supremacía del mercado sobre los derechos de la mayoría.

* Diputada federal. Morena