/ miércoles 11 de noviembre de 2020

Se calibran tribus

El diputado local, Juan Manuel de Unanue es panista. Pertenece a la tribu de los Yunes azules.

Los Yunes tienen los dados cruzados con Joaquín Guzmán Avilés, el presidente del CDE que lanzó a Pepe Mancha de la silla partidista, aun cuando, parece, le están enviando flores… Y por eso mismo, se ha lanzado en contra de Guzmán Avilés. Y calificado de cacique y antidemocrático. Y lo hizo, además, de manera oficiosa. De Unanue sueña con la candidatura a la alcaldía de Boca del Río y rafagueó a El Chapito por la nominación jarocha. Pero…, el alcalde Humberto Morelli es otro frente. Tiene su candidato. Se llama Jaime de la Garza y cada jueves regala comida en las colonias como parte de activismo inusitado.

Si en la política la virtud número uno es la lealtad ciega, De Unanue "tiró su espada en prenda" por la causa yunista. Se opone a que "El Chapito" favorezca al senador Julen Rementería, terco y testarudo igual que Miguel Ángel Yunes Linares, con la candidatura de su hijo, Bingen, para la presidencia municipal de Veracruz. De Unanue arriesgó su nominación, aun cuando en la cancha pública se afirma que el candidato de Guzmán Avilés para Boca del Río es Francisco Gutiérrez de Velasco Urtaza, quien ya fue edil.

El bombardeo del señor De Unanue expresa tormenta política que ya está. El choque de trenes entre los Yunes azules y Guzmán Avilés y sus tribus y Morelli. Y de continuar así, hasta el viejito del pueblo vislumbraría que el PAN, al fracturarse, arriesga el triunfo en las urnas en la elección de alcaldes, síndicos y regidores y diputados locales y federales. Por ahora, claro, y considerando que la elección partidista de los candidatos será hacia el mes de marzo, quizá abril, unos y otros se están calibrando y midiendo. De aquí para entonces falta mucho tiempo. Y los dimes y diretes seguirán. Más, porque tanto Bingen como los otros aspirantes y suspirantes por la candidatura están en abierta precampaña.

El diputado es leal a los Yunes. Todo les debe. Sin ellos, quizá nunca habría dado el paso de empresario a político. Y como la política ya le gustó, entonces, como los políticos automáticos busca el siguiente paso: la alcaldía. Bien pudiera, claro, reelegirse como diputado local. Quizá, brincar a la curul federal. Pero nunca será igual, por ejemplo, ser uno de los 50 diputados locales o uno de los 500 diputados federales a ser el jefe máximo en el Ayuntamiento de Boca del Río. Además, con presupuesto propio para tejer y destejer.

Por eso, su bombardeo a Guzmán Avilés. De hecho y derecho, ya le declaró la guerra llamándole cacique. El dueño de Tantoyuca, le dijo. El cacique acostumbrado a imponer su voluntad, lo describió. La voluntad que ahora, dijo, pretende imponer en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. El diputado local tiró el primer golpe contra El chapito. Entonces, como “quien se lleva se aguanta”, ni modo, que los Yunes lo sigan protegiendo.

O en todo caso, continuar su fiebre declaratoria a los medios soñando en estrategia eficaz para posicionarse en el corazón electoral y ganar la preferencia en la encuesta, y en donde dado el activismo, su esposa y amigas abonan el surco social.

El diputado local, Juan Manuel de Unanue es panista. Pertenece a la tribu de los Yunes azules.

Los Yunes tienen los dados cruzados con Joaquín Guzmán Avilés, el presidente del CDE que lanzó a Pepe Mancha de la silla partidista, aun cuando, parece, le están enviando flores… Y por eso mismo, se ha lanzado en contra de Guzmán Avilés. Y calificado de cacique y antidemocrático. Y lo hizo, además, de manera oficiosa. De Unanue sueña con la candidatura a la alcaldía de Boca del Río y rafagueó a El Chapito por la nominación jarocha. Pero…, el alcalde Humberto Morelli es otro frente. Tiene su candidato. Se llama Jaime de la Garza y cada jueves regala comida en las colonias como parte de activismo inusitado.

Si en la política la virtud número uno es la lealtad ciega, De Unanue "tiró su espada en prenda" por la causa yunista. Se opone a que "El Chapito" favorezca al senador Julen Rementería, terco y testarudo igual que Miguel Ángel Yunes Linares, con la candidatura de su hijo, Bingen, para la presidencia municipal de Veracruz. De Unanue arriesgó su nominación, aun cuando en la cancha pública se afirma que el candidato de Guzmán Avilés para Boca del Río es Francisco Gutiérrez de Velasco Urtaza, quien ya fue edil.

El bombardeo del señor De Unanue expresa tormenta política que ya está. El choque de trenes entre los Yunes azules y Guzmán Avilés y sus tribus y Morelli. Y de continuar así, hasta el viejito del pueblo vislumbraría que el PAN, al fracturarse, arriesga el triunfo en las urnas en la elección de alcaldes, síndicos y regidores y diputados locales y federales. Por ahora, claro, y considerando que la elección partidista de los candidatos será hacia el mes de marzo, quizá abril, unos y otros se están calibrando y midiendo. De aquí para entonces falta mucho tiempo. Y los dimes y diretes seguirán. Más, porque tanto Bingen como los otros aspirantes y suspirantes por la candidatura están en abierta precampaña.

El diputado es leal a los Yunes. Todo les debe. Sin ellos, quizá nunca habría dado el paso de empresario a político. Y como la política ya le gustó, entonces, como los políticos automáticos busca el siguiente paso: la alcaldía. Bien pudiera, claro, reelegirse como diputado local. Quizá, brincar a la curul federal. Pero nunca será igual, por ejemplo, ser uno de los 50 diputados locales o uno de los 500 diputados federales a ser el jefe máximo en el Ayuntamiento de Boca del Río. Además, con presupuesto propio para tejer y destejer.

Por eso, su bombardeo a Guzmán Avilés. De hecho y derecho, ya le declaró la guerra llamándole cacique. El dueño de Tantoyuca, le dijo. El cacique acostumbrado a imponer su voluntad, lo describió. La voluntad que ahora, dijo, pretende imponer en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. El diputado local tiró el primer golpe contra El chapito. Entonces, como “quien se lleva se aguanta”, ni modo, que los Yunes lo sigan protegiendo.

O en todo caso, continuar su fiebre declaratoria a los medios soñando en estrategia eficaz para posicionarse en el corazón electoral y ganar la preferencia en la encuesta, y en donde dado el activismo, su esposa y amigas abonan el surco social.

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