/ miércoles 18 de julio de 2018

¿Cuesta mucho la Suprema Corte?

Recientemente se dio a conocer un estudio del Congreso de Estados Unidos en le que se concluyó que la Suprema Corte de Justicia de México cuesta tres veces más que la de ellos, y es la segunda más costosa de América Latina, sólo detrás de la Argentina (El Sol de México, 14/07/18). Tal veredicto resulta demasiado cargado de material explosivo políticamente si no se explican los detalles. Veamos. Para conocer de asuntos jurisdiccionales y los de carácter administrativo internos nuestra Suprema Corte (SCJN) lo hace a través de dos salas —integrada cada una por cinco ministros— o del Pleno —que lo conforman 11 ministros—. Durante 2016 la SCJN conoció de 16 mil asuntos (El Sol de México, 15/07/18); de este total sólo 2 mil 500 expedientes fueron de naturaleza jurisdiccional (Nexos, 08/16), por lo tanto los otros 13 mil 500 fueron administrativos, derivados del funcionamiento propio de toda la estructura del Poder Judicial Federal. En contrapartida, durante el mismo periodo la Corte Suprema de Estados Unidos conoció solamente de ¡300 asuntos! (El Sol…15/07/18). De donde se advierte una abismal diferencia entre el volumen de trabajo desarrollado por una y otra institución, y nos lleva a la conclusión, a la luz de estos datos estadísticos, que la Corte Suprema de Estados Unidos resulta con mucho ser más cara que nuestra SCJN. El limitado número de negocios jurídicos que conoce la Corte Suprema de allende el Río Bravo tiene su origen, en parte, en la existencia de una suprema corte en cada uno de los estados de la Unión Americana, que conoce de las inconformidades respecto a las resoluciones de los tribunales de segunda instancia. Nosotros carecemos de órganos semejantes, por lo que ese trabajo va a dar a manos de los tribunales federales. Y en la medida que la ciudadanía tradicionalmente ha desconfiado de los juzgados y tribunales de los estados, es que se ha visto crecer el Poder Judicial federal de manera exponencial. Cada año se crean más juzgados de distrito y tribunales colegiados, y de todas maneras su carga de trabajo sigue siendo pesada. Como pesada es la responsabilidad también de decir la última palabra en miles y miles de asuntos en todo el país. Y ante la evidencia de los números, sería sano que se buscara una solución legislativa para que los ministros se ocuparan únicamente de resolver los asuntos de mayor trascendencia para el país. Mientras tanto, dejemos en paz a la SCJN, que es sin lugar a dudas la institución más prestigiosa de México.


Recientemente se dio a conocer un estudio del Congreso de Estados Unidos en le que se concluyó que la Suprema Corte de Justicia de México cuesta tres veces más que la de ellos, y es la segunda más costosa de América Latina, sólo detrás de la Argentina (El Sol de México, 14/07/18). Tal veredicto resulta demasiado cargado de material explosivo políticamente si no se explican los detalles. Veamos. Para conocer de asuntos jurisdiccionales y los de carácter administrativo internos nuestra Suprema Corte (SCJN) lo hace a través de dos salas —integrada cada una por cinco ministros— o del Pleno —que lo conforman 11 ministros—. Durante 2016 la SCJN conoció de 16 mil asuntos (El Sol de México, 15/07/18); de este total sólo 2 mil 500 expedientes fueron de naturaleza jurisdiccional (Nexos, 08/16), por lo tanto los otros 13 mil 500 fueron administrativos, derivados del funcionamiento propio de toda la estructura del Poder Judicial Federal. En contrapartida, durante el mismo periodo la Corte Suprema de Estados Unidos conoció solamente de ¡300 asuntos! (El Sol…15/07/18). De donde se advierte una abismal diferencia entre el volumen de trabajo desarrollado por una y otra institución, y nos lleva a la conclusión, a la luz de estos datos estadísticos, que la Corte Suprema de Estados Unidos resulta con mucho ser más cara que nuestra SCJN. El limitado número de negocios jurídicos que conoce la Corte Suprema de allende el Río Bravo tiene su origen, en parte, en la existencia de una suprema corte en cada uno de los estados de la Unión Americana, que conoce de las inconformidades respecto a las resoluciones de los tribunales de segunda instancia. Nosotros carecemos de órganos semejantes, por lo que ese trabajo va a dar a manos de los tribunales federales. Y en la medida que la ciudadanía tradicionalmente ha desconfiado de los juzgados y tribunales de los estados, es que se ha visto crecer el Poder Judicial federal de manera exponencial. Cada año se crean más juzgados de distrito y tribunales colegiados, y de todas maneras su carga de trabajo sigue siendo pesada. Como pesada es la responsabilidad también de decir la última palabra en miles y miles de asuntos en todo el país. Y ante la evidencia de los números, sería sano que se buscara una solución legislativa para que los ministros se ocuparan únicamente de resolver los asuntos de mayor trascendencia para el país. Mientras tanto, dejemos en paz a la SCJN, que es sin lugar a dudas la institución más prestigiosa de México.